Opinión

La difícil búsqueda del equilibrio

Hace tiempo que venimos analizando las Bolsas bajo el prisma de las profundas transformaciones estructurales que está experimentando la economía, unas transformaciones que se han acelerado como consecuencia de la pandemia y de la pospandemia, y que a nuestro juicio, lejos de haber terminado, van a seguir configurando la economía de los próximos años y, por ello, afectando de forma continua a los mercados financieros, tanto a las Bolsas como a los bonos.

Desde ese ángulo, que haya una, dos o más bajadas de tipos de aquí a fin de año, o que la inflación baje una décima más o menos en un determinado mes, o que el crecimiento trimestral del PIB sea un poco mayor o un poco menor no deja de ser importante, pero la importancia de esos datos debe situarse en un marco más amplio, el de la profunda transformación. En ese marco las Bolsas se enfrentan a un periodo, en nuestra opinión largo, aunque no traumático, en el que intentan buscar un nuevo equilibrio en las valoraciones de las empresas, teniendo en cuenta el nuevo entorno monetario de dinero más caro y menos abundante, el nuevo entorno de crecimiento moderado, el nuevo entorno geopolítico y el nuevo entorno de innovación disruptiva generalizado en todos los sectores.

A la hora de fijar ese nuevo equilibrio, las Bolsas tratan de analizar no solo la inflación o el crecimiento o la evolución de los tipos de interés, sino además el posicionamiento de cada empresa o de cada país en el nuevo entorno y la calidad de cada empresa o de cada país o región para superar los complejos retos que plantean el mundo y la economía poscovid. Como las novedades se van sucediendo a ritmo vertiginoso y cómo los inversores son muy rápidos y muy radicales a la hora de incorporar esas novedades, las Bolsas dan la impresión en muchas ocasiones de estar, como decíamos la semana pasada, desorientadas, cambiando de dirección de forma rápida y a veces muy intensa.

Así, en el 2021 las Bolsas subieron muchísimo tras las enormes inyecciones de liquidez hechas por los Bancos Centrales para superar el Covid. Luego, en el 2022, ante la perspectiva de fuertes subidas de tipos, las Bolsas cayeron muy fuertemente, descontando una recesión global y, en el 2023 y primer trimestre de 2024, las Bolsas subieron con fuerza al alejarse el escenario de recesión y al anunciar la Fed y el BCE bajadas de los tipos de interés. Y ahora estamos en muchos mercados en zona de máximos históricos o de máximos de los últimos años, pero por medio han sucedido muchas cosas.

En el 2021 lo que más subió fueron las tecnológicas y en el 2022 lo que más bajó fueron también las tecnológicas, que a su vez han sido las estrellas bursátiles en las subidas de 2023 y primer trimestre de 2024. Las Bolsas norteamericanas se despegaron por ello de las europeas dejándolas muy atrás y, dentro de las Bolsas norteamericanas, el Nasdaq claramente fue el índice ganador con mucha distancia sobre los demás. Pero a partir de abril, las cosas parecen estar cambiando. En las cuatro últimas semanas el Eurostoxx ha subido un 3,3% frente al 1% que ha subido el Nasdaq, y el Dow Jones ha subido el 4%, es decir, cuatro veces más que el Nasdaq. Los índices de empresas de mediana y pequeña capitalización también han superado al tecnológico Nasdaq, como el Russell 2000, que ha subido el 2,8% en las últimas cuatro semanas.

Es curioso ver cómo el Dax alemán, lleno de empresas industriales hasta hace poco olvidadas por los inversores, ha sido el mejor índice de Europa la última semana con un alza semanal del 4,3%, o ver cómo el Ibex, que hasta fin de febrero estaba en números rojos, ahora a fecha del viernes pasado, sube en el año un 9,9% sacándole un punto al Nasdaq (+8,9% desde el uno de enero) gracias en buena medida al hasta hace poco denostado sector bancario, tan viejo y aparentemente falto de “glamour”. O ver cómo en el Eurostoxx el valor que más sube en lo que va de año es el Banco italiano Unicredit (+46,6% en el año siendo así que el Eurostoxx sube un 12,5% en el año). O ver cómo el Nikkei japonés, que empezó el año con una fuerza extraordinaria, se va desinflando (cayó un 3,3% la semana pasada) justo cuando el Banco de Japón considera que la economía japonesa está fuerte y que puede empezar a normalizar su política monetaria.

¿Cómo interpretar todo lo anterior?

Nuestra lectura, como decíamos, es que los mercados financieros, con la Bolsa a la cabeza, están inmersos en un proceso largo y complejo, aunque insistimos, no traumático ni caótico, en el que tratan de asimilar ese mundo y esa economía poscovid y tratan de buscar nuevas valoraciones de equilibrio. Y a esa búsqueda obedecen los sucesivos y a veces repentinos cambios de sentimiento de los inversores, tanto en relación con el mercado en general como en relación con sectores o valores concretos.

Si lo miramos desde esa óptica, las subidas de esta última semana (Eurostoxx +3,3%, Dow Jones +2,2%, S&P +1,8% y Nasdaq + 1,1%), que en el caso de las Bolsas americanas se unen a las de la semana anterior, no tienen por qué estar indicando el inicio de un nuevo “rally” alcista. Ese “rally” puede venir o no, y dependerá de los datos y los resultados que se publiquen, pero no podemos darlo como cierto al cien por cien.

El dato principal de la semana que viene es el IPC americano de abril, que se publica el miércoles. Dado que el empleo de abril fue decepcionante y que el PIB del primer trimestre fue flojo, la inflación debería ir a la baja, sobre todo tras haber visto que el sentimiento del consumidor americano medido por la Universidad de Michigan, que se publicó el viernes pasado y que está en mínimos de los últimos seis meses. Habrá que ver el dato y habrá que ver, sobre todo, la reacción de la Bolsa, porque entre un escenario de crecimiento moderado e inflación a la baja y un escenario de inflación enquistada y crecimiento a la baja hay una delgada línea roja que puede determinar reacciones diametralmente opuestas de las Bolsas. Será interesante también el dato de las ventas minoristas de abril que se publica el viernes.

En resultados publican esta semana cadenas minoristas como WalMart y Home Depot, y la semana que viene tecnológicas como Nividia (miércoles 22) o Palo Alto (lunes 20). Es importante ver los mensajes de estas cuatro empresas porque revelarán por un lado, el clima del consumo en EE. UU. y por otro lado, el pulso del sector de inteligencia artificial generativa y del sector de ciberseguridad. Por cierto, que en el anterior comentario erróneamente decíamos que estas cuatro empresas iban a publicar resultados la semana pasada ("esta semana" decíamos literalmente), cuando lo que queríamos decir es que las cuatro publican resultados "este mes" (no "esta semana").

Tras las fuertes subidas de esta semana esperaríamos cierto sosiego en las Bolsas, por toma de beneficios, pero la abundante liquidez del sistema, que Powell aseguró que va a mantener en su mensaje tras la última reunión de la Fed, puede dar lugar a un nuevo episodio de pánico alcista por miedo a quedarse fuera de la subida (FOMO).


Juan Carlos Ureta Domingo
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