Cuando aparecieron los primeros signos de propagación del coronavirus a Europa, en el no tan lejano febrero de este año, decíamos en uno de los comentarios semanales que había llegado el primer cisne negro del 2020. Lo que no podíamos imaginar en aquel momento es que ese cisne negro iba a ir engendrando dentro de él nuevos cisnes negros, nuevas sorpresas de diverso signo, y evoluciones sucesivas, a cual más sorprendente.
Esta última semana no ha sido la excepción, y hemos podido ver un poco de todo, en un mercado muy sensible y volátil en el que se han ido alternando sesiones alcistas y sesiones bajistas. A final, el viernes hubo caídas de cierta consideración, sobre todo en las Bolsas americanas, inclinando a la baja el saldo semanal en casi todas las Bolsas. El Eurostoxx ha bajado un 2% en la semana, el S&P un 2,9%, el Dow Jones un 3,3% y el Ibex un 3,2%. A los emergentes les ha ido mejor, MSCI Emerging Markets en dólares de tan solo un 0,25% y en Asia han subido tanto el Nikkei japonés (+0,15% semanal) como el Shanghai Composite (+0,40%).
Pero hasta llegar a ese resultado la semana ha sido tortuosa y como decíamos se han ido alternando momentos buenos y momentos malos.
El lunes empezó con descensos suaves en las Bolsas europeas y subidas suaves en las americanas, impulsadas por Microsoft y Apple, que auparon al Nasdaq a un nuevo récord histórico. El martes fue el gran día alcista de las Bolsas europeas, impulsadas por los PMIs adelantados de junio, y el Nasdaq marcó un nuevo récord histórico. El miércoles, sin embargo, vimos caídas fuertes en las Bolsas por el informe del FMI rebajando sensiblemente las estimaciones de crecimiento. El jueves las Bolsas volvieron a subir pese a los rebrotes de contagios en varias partes del mundo, sobre todo en Estados Unidos, y pese al casi millón y medio de peticiones de paro semanal en EE.UU. Finalmente, el viernes se impusieron las caídas en todas las Bolsas, caídas que fueron particularmente abultadas en las americanas (-2,5% el S&P y el Nasdaq).
La impresión que deja todo lo anterior es de desorientación. Tal vez las Bolsas estén empezando en junio la fase del análisis frío de los números, tras la fase de "shock" en marzo y la fase de "alivio" en abril/mayo, pero la sensación es que no hay un consenso claro sobre esos números, ya que algunos los ven muy positivos y otros no tanto.
Un ejemplo es la diferente lectura que puede hacerse de los PMIs adelantados (IHS Markit) de la zona euro, que se publicaron el pasado martes, y que fueron recibidos con entusiasmo por las Bolsas. Es verdad que algunos de ellos superaron el nivel 50, que indica expansión, pero el PMI compuesto del conjunto de la zona euro fue 47,5, quedando por debajo de 50 por tercer mes consecutivo. El mercado celebró que el dato estaba muy por encima del de abril (31,9) y de la previsión del consenso, pero la pregunta es por qué no se ve un nivel por encima de cincuenta, que indicaría expansión, a pesar de la reapertura de las economías. Es decir, por qué los gerentes de compras de la zona euro no dicen que las cosas han mejorado sino tan solo que las cosas empeoran a menor ritmo.
La misma división de opiniones puede verse en las previsiones de crecimiento. Algunos importantes Bancos de Inversión hablan de una clara vuelta al crecimiento en "V" y dicen que ya a fin de año la economía norteamericana habrá recuperado los niveles de PIB pre-Covid. Pero el FMI daba una opinión muy diferente el pasado miércoles.
El FMI ha revisado muy a la baja el crecimiento previsto para 2020 y 2021. Por dar algunas cifras el Fondo prevé para este año una caída del 4,9% en el PIB global, frente al 3% que auguraba en abril. Por zonas geográficas, la caída estimada es del 8% para EE.UU., del 10,2% para la zona euro y del 12,8% para España. Para emergentes la caída sería del 3% gracias a que China crecerá este año, según el Fondo, un 1%. El FMI llega a afirmar que hay una desconexión entre el optimismo de los mercados y las previsiones económicas.
Los mensajes que emiten los "policy makers" también son a veces, al menos en apariencia, contradictorios. La Presidenta del BCE decía el viernes 19 en la cumbre europea para el plan de reconstrucción que lo peor estaba por venir, al menos en el empleo, pero sin embargo el pasado jueves en una conferencia en el foro Northern Light, afirmó que lo peor de la crisis "probablemente ya haya pasado", aprovechando la oportunidad para colgar la medalla de la recuperación a la actuación de los Bancos Centrales y a su reacción "masiva e inteligente". Bien es verdad que Christine Lagarde matizó su optimismo diciendo que la recuperación será "gradual, secuencial y moderada" y además "incompleta".
Finalmente, y pasando al terreno sanitario, vemos disparidad de opiniones sobre si la pandemia ha pasado o no y sobre la importancia que debe darse a los rebrotes que se están viviendo en varias partes del mundo estos días. Unos dicen que son solo coletazos de la pandemia y por tanto no hay que darles mayor importancia y otros hablan de nuevos confinamientos masivos en otoño. Igualmente vemos cómo de forma recurrente se crean fuertes expectativas en torno a posibles vacunas disponibles en pocos meses, expectativas que se ponen en duda por muchos expertos sanitarios que apuntan, como poco, a mediados de 2021 o incluso al 2022 para poder contar con vacunas fiables.
En definitiva, un cuadro confuso, que posiblemente es el que está detrás de la volatilidad que esta semana hemos visto en las Bolsas, con días alternos de subidas y bajadas. Pero donde realmente entramos en un terreno complicado es a la hora de intentar describir cómo será el mundo post-Covid. Hay todo tipo de opiniones sobre cómo será la economía una vez salgamos de la fase aguda, desde los que opinan que nada va a cambiar hasta los que dicen que nada será igual, y la impresión es que nadie sabe con certeza qué es realmente lo que va a pasar.
Curiosamente, las Bolsas están apostando por la visión positiva y, de hecho, aguantaron muy bien el jueves las sombrías previsiones del FMI, antes mencionadas. Vimos subidas en todas las Bolsas como si nada hubiese pasado. Pero al final la semana terminó el viernes con muy mal tono, por varios motivos. El primero y principal es el récord de nuevas infecciones en EE.UU. y los rebrotes, que han llevado a Texas y Florida a dar marcha atrás en la reapertura de sus economías. Un segundo motivo es la limitación impuesta por la Fed a los Bancos para pagar dividendos. A diferencia del BCE, la Fed no ha prohibido el pago, pero ha pedido a los Bancos que no hagan 'buy backs' de acciones en el tercer trimestre y que pongan un tope al pago de dividendos. Como causas adicionales de la caída del viernes podemos citar la amenaza de Trump a Europa de abrir de nuevo el frente de la guerra comercial, la cancelación de publicidad en Facebook y Twitter por parte de algunas multinacionales, y la sorpresa negativa de los resultados de Nike, publicados el jueves a última hora, que arrojaron una inesperada caída de las ventas de un 38%, una caída también notable de los márgenes y pérdidas trimestrales.
Entramos en julio con un saldo de la pandemia de diez millones de infectados en el mundo y casi medio millón de fallecimientos. Esta próxima semana se publica el jueves (el viernes es fiesta) el informe de empleo americano de junio. Recordemos que en el de mayo, publicado el viernes 6 de junio, hubo una diferencia de diez millones de empleos entre las estimaciones, que apuntaban a siete millones y medio de nuevos desempleados, y el dato final, que arrojó una creación de dos y medio millones de puestos de trabajo.
Con las cifras de empleo en EE.UU. pasa algo similar a lo que antes comentábamos para los PMIs. Son cada vez más difíciles de interpretar, al complicarse por los programas de ayuda puestos en marcha por el Gobierno, que hacen más difícil definir quiénes están o no realmente en el paro. Algunas fuentes hablan de un paro del 20% y otras limitan la cifra al 12%. Pese a ello, el informe de junio será mirado con lupa por los inversores de ambos bandos, los escépticos con la subida bursátil y los que apuestan por una continuidad en las subidas.
Además del informe de empleo americano, se publican el PMI de servicios chino de junio, el PMI de manufacturas americano también de junio, la producción industrial de Japón en mayo, el dato de paro en la zona euro en mayo y las actas de la última reunión de la Fed del pasado 9-10 de junio, cuyo comunicado, recordemos, dio lugar a un fuerte recorte de las Bolsas el jueves 11.
Tras una primera parte del año que nos habría parecido ciencia ficción si alguien nos la hubiese anticipado en enero, entramos en la segunda mitad, en la que como decía Warren Buffet en la reciente junta de accionistas de Berkshire Hathaway, puede pasar cualquier cosa. Lo deseable es que, pase lo que pase, los movimientos estén basados en el análisis de la evolución previsible de los beneficios empresariales y no en un exceso de dinero que busca desesperadamente inversiones, al precio que sea.
Juan Carlos Ureta Domingo
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