La inversión en infraestructuras es un elemento crucial para la sociedad moderna y la economía mundial, tanto en tiempos de recesión como de prosperidad, por su clara relación con el crecimiento de la población, el aumento de la urbanización y de la conciencia medioambiental. A medida que las ciudades crecen y se vuelven más complejas, también lo hacen las necesidades de infraestructuras.
¿Por qué invertir en Infraestructuras?
La recesión económica provocada por el COVID-19 podría hacer que la inversión en infraestructuras sea uno de los mecanismos de estímulo más importantes. En el corto plazo, se conseguiría reducir la tasa de desempleo, apoyar a pequeñas y medianas empresas locales, todo ello con el fin de dinamizar las economías.
A medio y largo plazo, la regulación va en dirección de exigir mejores infraestructuras en cuanto a eficiencia y responsabilidad medioambiental, lo que invita a renovar o desarrollar nuevas infraestructuras en áreas tan importantes como la gestión del agua, electricidad, gas, energías renovables, carreteras, trenes o aeropuertos. No podemos olvidar los desarrollos de infraestructuras necesarios en el ámbito de las comunicaciones con el avance de la tecnología 5G.
En la actualidad, distintos gobiernos de todo el mundo están desarrollando proyectos de inversión en infraestructuras, por ejemplo, hay noticias que indican que la administración Trump está preparando un paquete de infraestructuras de hasta 1 billón de dólares centrado en proyectos de transporte, en el marco de un impulso para revitalizar la primera economía del mundo. Por su parte, también en la Asamblea Nacional del Partido Popular de China hicieron hincapié en la intención de incrementar los estímulos vía proyectos de inversión en infraestructuras, lo que podría llevar el déficit público hasta el 3,6% del PIB en 2020 o incluso al 8% en caso de considerar emisiones de deuda especiales para financiar mencionados proyectos de infraestructuras.
¿Qué aporta en una cartera?
La inversión en infraestructuras se caracteriza por ser proyectos regulados con una elevada vida útil, en compañías con altas barreras de entrada por su especialización y dimensiones, esto genera en las compañías flujos de caja estables y crecientes en las distintas fases del ciclo económico.
Gracias a esas características, esta inversión comparada con el mercado de acciones global suele tener un comportamiento defensivo (menos volátil) y aporta diversificación. La exposición a infraestructuras en una cartera de inversión puede materializarse de forma indirecta, mediante la inversión en empresas o vehículos de inversión como fondos o ETFs en los que se toma la exposición de manera diversificada en compañías, sub-sectores y regiones. Invirtiendo con fondos de gestión activa tenemos los beneficios de invertir en las compañías más interesantes para los analistas y gestores que tienen en cuenta aspectos tan importantes como: La situación financiera, los retornos y riesgos de cada sub-sector/compañía además de las valoraciones, entorno macroeconómico o el compromiso social y medioambiental.
Por todo esto consideramos interesante en este momento post COVID-19 la diversificación de la exposición a renta variable de una cartera con inversión en infraestructuras cotizadas.
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