La aparición de la inflación el pasado verano, tras una ausencia de más de una década que había llevado a muchos a la convicción de que la inflación no iba a volver nunca y que se estudiaría ya solo como un anacronismo impropio del siglo XXI, está provocando una onda expansiva que pocos podían imaginar hace tan solo un año, cuando empezaron a aparecer los primeros síntomas de una posible subida de los precios.
La cuestión hoy, un año después, es si esa onda expansiva puede o no poner en cuestión la expectativa, que se había generado tras la pandemia, de una gran transformación de la economía hacia un modelo de crecimiento más verde, más digital, más social y, por todo ello, más sostenible.
El anhelo de un "green New Deal", de un "gran reinicio" ('great reset') de la economía tras el Covid, basado en la revolución tecnológica y en unos nuevos valores compartidos por todos, ha topado, de pronto, con algo tan de "vieja economía" como la subida vertical del petróleo, del gas y de otras muchas materias primas, y con algo que suena tan del siglo pasado como la guerra provocada por la invasión rusa de Ucrania.
Esas crudas realidades, que parecían impensables hace tan solo unos meses, han provocado un brusco despertar del agradable sueño del que estaban disfrutando los inversores, un sueño que había llevado al S&P americano a batir nada más y nada menos que setenta máximos históricos de todos los tiempos en el 2021, doblando la cotización que tenía a fin de 2018, cuando el intento de normalización monetaria que había iniciado la Fed en el 2016 tuvo que terminar abruptamente ante la amenaza de recesión.
No es sorprendente, por ello, que el sector más castigado en las Bolsas desde el pasado noviembre sea el tecnológico. Desde que alcanzó su récord histórico en 16.058 puntos el pasado 19 de noviembre, el Nasdaq Composite ha caído casi un 20%, estando a punto de entrar en territorio técnico "bajista" ('bear market') pero si miramos algunas compañías tecnológicas en particular el recorte es muchísimo mayor. Dos integrantes de las FAANGs, Facebook/Meta y Netflix, acumulan caídas enormes. Tras caer un 35% el pasado miércoles, Netflix ha perdido ya el 68% desde la mencionada fecha del máximo histórico del Nasdaq, el 19 de noviembre, y está en su cotización más baja desde enero de 2018. Facebook ha perdido nada más y nada menos que el 50% de su valor en los últimos meses, abandonando el exclusivo club de las empresas valoradas en más de un trillón (americano) de dólares, al que se había unido en marzo del 2021.
Son ajustes de valor extraordinarios, a los que podríamos añadir algunos otros incluso mayores en compañías que hace un año y medio parecían claras ganadoras, como Peloton, PayPal, Square/Block, Twitter antes de la OPA presentada por Elon Musk o Plug Power, por citar solo algunos casos. El ETF Ark Innovation, gestionando por Cathie Wood, que de alguna manera se puede considerar como el buque insignia ('flagship') de las compañías súper innovadoras, ha caído un 45% en lo que va de año y un 57% desde sus máximos de hace más o menos un año.
Estos números nos obligan a formularnos, inevitablemente, la pregunta de si realmente debemos dar por terminado el sueño de esa gran transformación de la sociedad y del modelo de crecimiento que tanta expectativa generó tras el Covid.
Nuestra respuesta simple sería que no. Es verdad que las correcciones de valor son enormes y que se ha venido abajo la perspectiva un tanto ingenua de una transformación suave y armoniosa de la economía, sin tensiones de inflación ni de otro tipo, pero seguimos pensando que la auténtica creación de valor en el mundo que viene va a ser la innovación permanente, que en muchos casos lleva a la disrupción de sectores enteros. Bajo esa idea interpretamos lo que está pasando en los mercados bajo un prisma que nos recuerda mucho a lo que fue el pinchazo de la burbuja de las "punto com" en el 2000 y 2001. Entonces también muchas compañías tecnológicas sufrieron ajustes de valor enormes y de hecho algunas nunca se recuperaron, pero las empresas que de verdad tenían valor acabaron siendo compañías que han transformado el mundo y han generado mucha riqueza, como, por ejemplo, Amazon.
En este sentido viene bien recordar que, a pesar de las caídas de este último año, Netflix ha generado un beneficio de un 50% a quien compró sus acciones hace cinco años, Meta/Facebook un 28% y Ark Innovation un 20%. Esto nos mueve a pensar que lo que estamos viendo no es realmente un cambio de fondo sino una corrección muy brusca de las también muy exageradas subidas del 2020 y 2021, provocadas en parte por el exceso de liquidez. Seguiría vigente por tanto la transición hacia una economía más verde, digital y sostenible, un modelo en el que las empresas tecnológicas innovadoras son una referencia imprescindible. En este sentido los resultados de Tesla presentados el pasado miércoles, batiendo récords en casi todos sus parámetros financieros, nos dicen que la innovación se traduce al final en buenos números, si hay una gestión correcta. La Bolsa ha premiado a Tesla con una subida semanal del 2% en una semana muy bajista del Nasdaq.
Estas reflexiones sobre el modelo de economía post Covid son especialmente pertinentes, a mi juicio, en este momento en el que la Fed transmite a los inversores una posición "dura" ('hawkish') y las Bolsas lo acusan con caídas fuertes. La intervención de Jerome Powell el pasado jueves en la reunión del FMI celebrada en Washington afirmando que los tipos de interés deben subir a un ritmo más rápido del previsto y que en la reunión del 4 de mayo es muy probable que se acuerde una subida de medio punto ("I would say 50 basis points will be on the table for the May meeting") ha provocado una fuerte caída de las Bolsas americanas en las sesiones del jueves y viernes, caída que ha sido mayor en las tecnológicas. Al final de la semana, el Nasdaq se ha dejado un 3,8%, el S&P el 2,75% y el Dow Jones el 1,8%, mientras que las Bolsas europeas han tenido caídas mucho más suaves (Eurostoxx -0,2%).
Las manifestaciones de Powell coincidieron, además, con la rebaja de estimaciones de crecimiento por parte tanto del FMI (que baja el crecimiento global de 2022 al 3,6%) como del Banco Mundial (que lo baja al 3,2%). El FMI rebaja el crecimiento de EE.UU. al 3,7%, el de la zona euro al 2,8%, y el de China al 4,4%. Según supimos el lunes pasado, en el primer trimestre el PIB chino ha crecido el 4,8%, una cifra mejor que el 4,3% previsto por los analistas, pero por debajo del objetivo del 5,5% fijado para el 2002 por el gobierno chino, que por cierto sería el crecimiento más bajo en tres décadas.
La lectura que podemos hacer, conectando con nuestro comentario de la semana pasada, es que las Bolsas han empezado finalmente a descontar que además del problema de la inflación hay también un problema de crecimiento y que la posición "dura" de la Fed puede ser mortal para el crecimiento económico.
Nos reafirmamos por ello en que la Fed actuará bajo el método de "prueba y error" y que en el momento que vea que hay riesgo de recesión parará en seco las subidas de tipos y la retirada de liquidez. Pensamos, además, que la forma en la que funciona la economía actual, con ajustes muy rápidos, casi inmediatos, puede ayudar a la Fed. Podríamos ver caídas fuertes de las materias primas en poco tiempo, como las que vimos, por ejemplo, el lunes pasado en el gas y el petróleo. En esta línea se pronuncia un informe de Citigroup en el que se apuesta, por ejemplo, por una caída del Brent a 79 dólares este año y a 57 dólares el que viene, y por una caída del gas del 63% a fines de este año. En este mismo sentido, la ya mencionada Cathie Wood, en una intervención por vídeo en la Seedly Personal Finance Festival de Singapur ha afirmado que la inflación podría bajar dramáticamente y que los tipos de interés podrían no subir tanto como se espera.
La opinión de Cathie Wood conecta con nuestra idea de la semana pasada de que la Fed va a tener que hacer su trabajo en medio de una "innovación y disrupción estructural" y en una economía que se comporta de forma muy diferente a la del pasado siglo, lo cual afectará a la forma en la que haga la normalización monetaria.
De momento, esta semana tenemos ya los resultados de las grandes tecnológicas, tras haber batido las estimaciones casi el 80% de las compañías que han presentado cifras hasta el momento y tras la muy distinta experiencia en las presentaciones de Tesla y Netflix la semana pasada. El martes presentan sus números Microsoft y Alphabet/Google, el miércoles Meta Platforms (Facebook), Qualcomm y Paypal, y el jueves Apple, Amazon, Intel, Twitter y Robin Hood.
Por supuesto, hay muchas más empresas que presentan sus resultados, algunas tan importantes como Coca Cola, Exxon, Astra Zeneca o Colgate-Palmolive, y hay también noticias empresariales junto a las noticias que provienen de la guerra de Ucrania, pero sin duda el sector tecnológico es el sector a seguir para confirmar que el modelo de una economía sostenible e innovadora sigue estando ahí.
En lo que a las Bolsas se refiere seguimos pensando en un proceso relativamente largo de digestión de los excesos del 2021, si bien esta semana esperaríamos que los resultados de las grandes tecnológicas den soporte a las Bolsas, y sobre todo al sector tecnológico, tras las fuertes caídas de estas tres últimas semanas.
Juan Carlos Ureta Domingo
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