En una semana que se presentaba anodina y carente de noticias, no es de extrañar que el resultado final sea, a nivel bursátil, el de ligeras subidas en algunas Bolsas y suaves recortes en otras. Pero sí es más destacable, y da que pensar, que una vez más las subidas se produzcan en las plazas americanas mientras los descensos se registran esencialmente en las Bolsas de la zona euro.
El S&P ha subido un 0,4% en la semana mientras el Dax ha bajado un 0,4%. Es verdad que algunas Bolsas de la zona euro también han subido tímidamente en la semana, como nuestro Ibex 35 con un alza semanal del 0,2% o el Cac francés con un alza del 0,3%. Pero la realidad es que el Mib italiano ha bajado en la semana un 0,6%, la Bolsa griega más de un 2% y la irlandesa un 1,7%, y el Eurostoxx 50 un 0,16%. Lo cual contrasta con la ya mencionada subida del S&P o las subidas del 0,35% del Dow, del 1,2% del Nasdaq o del 3,6% del Nikkei. Desde el uno de enero, el Dax acumula una caída del 3,1% frente a una subida del S&P del 10,3%.
La explicación de ese mal comportamiento de las plazas europeas está, en parte, en los datos de crecimiento de la zona euro que se publicaron el viernes.
En el tercer trimestre la zona en su conjunto ha crecido dos décimas, lo cual supone una ligera mejora respecto al segundo trimestre, en el que la zona creció solo una décima. Pero Italia, tercera economía de la zona, ha seguido a la baja, con una caída de su PIB del 0,1%, acumulando ya tres años en los que la economía italiana no ha tenido un solo trimestre de crecimiento positivo, y Francia ha crecido un 0,3% pero gracias al gasto público, lo cual no es muy alentador en una economía como la francesa que necesita urgentemente reducir el enorme peso (un 57% del PIB) de su sector público. Por su lado, Alemania ha crecido un 0,1%, frente a la bajada del 0,1% en el segundo trimestre, pero obviamente la cifra no es muy estimulante.
Por el contrario en EE.UU. los datos han sido positivos. Las ventas minoristas de octubre arrojaron un dato mejor del esperado y la confianza del consumidor americano medida por la Universidad de Michigan llegó al 89,4 frente al 87,5 esperado, y en general los resultados empresariales publicados han sido buenos, con bastantes empresas superando las estimaciones. La respuesta ha sido una sucesión de máximos históricos del S&P a lo largo de la semana, incluida la sesión de cierre del viernes.
Sin duda, a la vista de estos datos, el nuevo dinero arrojado a las Bolsas por el Banco de Japón, tras la generosa ampliación de sus inyecciones mensuales anunciada el pasado 31 de octubre por su gobernador Kuroda, parece que opta más por dirigirse a las Bolsas americanas, además de a la propia Bolsa japonesa, cuyo índice Nikkei alcanzaba esta semana pasada los niveles máximos de los últimos siete años, con una subida semanal del 3,6%. Subida muy apoyada en los rumores de que Shinzo Abe puede retrasar la subida del IVA y convocar elecciones anticipadas para tratar de respaldar su gestión.
La sucesión de máximos día tras día en el S&P plantea un nuevo dilema a la Fed, cuyas actas de la última reunión se publican el próximo miércoles, en la medida en la que le fuerzan aún más a iniciar la subida de tipos de interés ante los cada vez mayores signos de que hay cierto recalentamiento de los mercados financieros americanos. Una subida de tipos que, sin embargo, si se hace antes de tiempo, podría dañar la incipiente recuperación norteamericana, sobre todo si la zona euro sigue estancada. El último dato de déficit comercial norteamericano fue muy malo, y un dólar aún más fuerte, impulsado al alza por la subida de tipos de interés, podría agravar más el desequilibrio comercial, dando lugar a una reedición del modelo "dólar fuerte" de los noventa, que a la postre generó graves problemas que asomaron ya en verano de 1998 y estallaron en toda su dimensión a partir de marzo de 2000.
Tal y como se está viendo en el caso de Alemania, en el actual mundo global al final ninguna economía es ajena a lo que pase a las demás, y los efectos de una subida de tipos por parte de la Fed repercutirán en las economías emergentes y probablemente también en las europeas, y por tanto al final también en la economía norteamericana.
Todo ello hace especialmente interesante la lectura de las actas de la Fed que se publicarán el próximo miércoles. Hay también muchos otros datos de interés en la semana como el IPC americano de octubre, la encuesta de la Fed de Filadelfia, los PMIs preliminares de noviembre y la encuesta ZEW en la eurozona, Alemania y Francia. En Asia destacan el PMI manufacturero HSBC preliminar de noviembre en China y el PIB preliminar del tercer trimestre y la balanza comercial de Japón.
Son todos ellos datos que servirán para comprobar cómo va la reactivación global, tras una cumbre del G20 que ha hecho votos por relanzar el crecimiento pero que finalmente no sabemos muy bien lo que dará de sí. Lo que pase en las Bolsas en la tercera semana de noviembre va a depender de lo que nos digan las actas de la Fed, por un lado, y de que los datos adelantados de la zona euro indiquen cierta mejora, aunque sea, como lo ha sido la del crecimiento del PIB del tercer trimestre, realmente simbólica.
En un plano más estrictamente bursátil, el indicador al que hay que seguir mirando es, sobre todo, el S&P. A mediados de octubre era difícil pensar que íbamos a ver en tan poco tiempo al S&P de nuevo por encima de los dos mil puntos. Pero la nueva inyección de dinero procedente de Japón ha tenido una onda expansiva que por ahora se ha centrado sobre todo en el propio Nikkei y en las bolsas americanas, dejando a un lado a una zona euro que sigue acumulando deuda pública (la española marcó en septiembre un nuevo record alcanzando 1,02 billones de euros) y que tiene demasiados problemas estructurales pendientes.
El oro, cuyo espectacular repunte del viernes a lo mejor nos quiere decir algo, y el petróleo, con su espectacular desplome, son también referencias a seguir, pero realmente la atención hay que centrarla en el S&P.