Opinión

Fin de año con suspense, por Juan Carlos Ureta

Con algunas variantes, la semana ha sido repetición de la anterior. De nuevo hemos visto subidas suaves en las Bolsas, esta vez con nuestro Ibex 35 destacando en positivo, al subir un 2%, y con el Eurostoxx 50, el Dax y el Cac subiendo un 1%, mientras las plazas americanas (Dow Jones, S&P, Nasdaq) sufrían muy ligeras caídas semanales. Y de nuevo en Asia hemos visto subidas algo mayores, en el Nikkei subiendo un 2%, a la espera de sus elecciones de este domingo, y el Sahngahi Composite subiendo más de un 4% gracias al fuerte tirón de la sesión de cierre del viernes.

El resultado de todo lo anterior es que las Bolsas siguen en un "impasse", con un tono ligeramente positivo, en medio de una enorme disparidad de opiniones y tratando de fijar ideas algo más claras para el próximo año. Los dos cristales a través de los cuales podemos ver la realidad, el positivo y el negativo, se pueden aplicar a casi todas las cuestiones que suscitan la atención de los mercados.

En primer lugar, el famoso "precipicio fiscal" americano. No hay acuerdo todavía, pero la idea es que al final habrá acuerdo, lo cual impulsa a los mercados. Probablemente sea cierto que al final se conseguirá algún tipo de acuerdo, pero realmente cada día que pasa parece más claro que lo relevante es que los dos partidos lleguen a un cierto consenso sobre la política presupuestaria y la política de gasto público de EE.UU. en los próximos años y ahí las diferencias parecen cada día mayores. La distancia que separa a republicanos y demócratas en temas como gasto sanitario, impuestos y gastos sociales en general es abismal, son realmente dos concepciones muy dispares sobre la necesidad de una disciplina del gasto público.

Por eso aunque haya un pacto de última hora que salve los muebles, quedarán abiertas las principales cuestiones a futuro. De ser esto así, las Bolsas recibirán bien el acuerdo, pero sin estridencias ni euforias, a nuestro juicio.

En segundo lugar, la estabilidad de la zona euro. Esta semana se ha celebrado con gran aparato de marketing el acuerdo sobre la supervisión bancaria de los grandes Bancos de la zona. Es un acuerdo positivo, pero a la vez un acuerdo pobre y limitado, que muestra todas las debilidades del modelo de gobernanza de la zona euro.

El tercer tema al que podemos aplicar el doble cristal es la actuación de los Bancos Centrales. El momento cumbre de la semana pasada ha sido el comunicado de la FED del miércoles, en el que fue un paso más allá al decir que hasta que el paro americano no esté por debajo del 6,5% seguirá inyectando dinero, y a la vez subió el objetivo de inflación por encima del hasta ahora sacrosanto 2% elevándolo medio punto. La decisión de la FED, que muestra un rotundo y claro compromiso con la economía, provocó solo una efímera y poco entusiasta reacción en los mercados, lo que muestra probablemente que los Bancos Centrales están llegando a sus límites con la medicina monetaria.

Un cuarto tema que podemos analizar bajo los dos cristales es la petición de rescate por parte de España. ¿Es bueno o es malo que se esté retrasando? Quienes dicen que es bueno se basan en que España sigue pudiendo financiarse en los mercados, lo que muestra que no es preciso acudir a la asistencia financiera oficial. Pero a la vez parece obvio que las dificultades de acceso a liquidez por parte de las empresas siguen ahí y que, nos guste o no, la prima de riesgo no acaba de bajar de 400 puntos, lo cual crea un peaje muy grande para la economía española.

Como ya hemos dicho muchas veces, para generar confianza y bajar de verdad esa insostenible prima de riesgo lo relevante no es que haya rescate ni que el BCE compre nuestros bonos. Lo relevante es hacer un programa de cambio muy profundo de la economía y del modelo institucional español, que genere de verdad confianza en nuestra economía. Desde esta perspectiva, lo que hay que analizar es si retrasar la petición de rescate ayuda o no a poner en marcha ese programa de cambio profundo. Si la tesis es que ya hemos hecho todo lo que había que hacer y que no hay que hacer más reformas, no habrá medidas de fondo y sin medidas de fondo la economía española seguirá siendo una economía que no generará confianza de verdad y que irá perdiendo posiciones en el contexto europeo e internacional.

La opción del rescate no es por tanto financiera, lo importante del rescate no son los recursos financieros que nos aporte, sino que nos da un marco para cambiar el modelo, de forma similar a lo que está sucediendo en el sector bancario con el rescate.

En resumen los datos son que seguimos sin acuerdo en el "fiscal cliff" y que el portavoz republicano, Bohner, dice que Obama es poco serio en el recorte de gastos, que Bernanke seguirá echando más dinero al mercado, y que la unión bancaria en la euro zona ha quedado un tanto descafeinada y pospuesta, lo cual puede simultáneamente interpretarse como un éxito o un fracaso, al igual que sucede con la decisión española de no pedir por ahora el rescate.

Con estos datos, y con un escenario previsible para el 2013 de desaceleración del crecimiento global, en lo que a inversiones se refiere, el precio de compra sigue siendo muy determinante para ganar dinero. En un escenario de lenta digestión a la japonesa de la burbuja crediticia global, solo se va a ganar dinero si se compra bien, a precios bajos. Un ejemplo se ha visto las dos semanas pasadas en la Bolsa de Shanghai, que estaba hundida por debajo de losa 2.000 puntos y ha rebotado violentamente al alza. Si miramos más hacia atrás, este año 2012 se ha ganado dinero apostando por entrar cuando los precios estaban muy bajos, como fue el caso de los Bancos europeos en junio o el de los bonos periféricos en julio.

Hay que fijarse bien en el precio de los activos y ver cuáles son atractivos y cuáles no lo son. Los bonos en general han subido mucho y no son atractivos. En particular, como ha señalado la gestora americana Pimco esta misma semana, son aun menos atractivos el bund, el bono francés o el bono del Tesoro americano, que están carísimos. Para buscar tipos atractivos hay que ir a mucho riesgo, por lo que es mejor situarse en renta fija muy a corto plazo aunque de poco o nada o jugar a divisas sólidas.

En lo que respecta a la renta variable, la situación es muy diversa, pero se pueden encontrar empresas infravaloradas que están a precios atractivos. Los Bancos y financieras en general han subido mucho, y también han subido demasiado acciones cíclicas, como las automovilísticas o las de lujo. Por eso nos fijaríamos más en acciones que no han subido o que incluso han bajado pese a las alzas de los índices, como las "telecos", las eléctricas, o las petroleras y energéticas. Ahí hay buenos precios y pensamos que los buenos precios son la clave para proteger los beneficios y la rentabilidad, ante un final de año lleno de suspense por el "fiscal cliff" y ante un 2013 lleno de incertidumbres y de incógnitas.

A nivel general seguimos pensando que la dirección de las Bolsas a corto plazo la marcará el S&P. La semana pasada decíamos que si salía hacia arriba de su zona de congestión en torno al 1.415 habría rally de fin de año, y si rompía hacia abajo habría recortes de fin de año. Pues bien, una semana después el futuro del S&P sigue en el mismo sitio (el viernes cerró en 1.416,5 puntos) tras haber intentado en los primeros días de la semana romper al alza la media de las últimas cincuenta sesiones, sin conseguirlo, por lo que de nuevo seguimos a la espera de ver por donde rompe, si hacia arriba o hacia abajo

Esta semana tenemos vencimiento trimestral de futuros y opciones, que es, además, el último vencimiento del año. Puede pasar de todo, pero, dados los antecedentes, nuestra impresión es que el vencimiento de diciembre no estará muy lejos, ni por arriba ni por abajo, de los niveles actuales, niveles que, no hay que olvidarlo, suponen una subida anual en el Dax de casi el treinta por ciento, en el Nikkei de más del quince por ciento, en el Eurostoxx de más del trece por ciento y en el S&P de más del doce por ciento. Lo cual ya de por sí supone un final de año feliz sin necesidad de mayores aditamentos.

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