Las Bolsas, sobre todo las americanas, han protagonizado una nueva remontada esta última semana, tras la corrección de la semana anterior. Una corrección que algunos querían ver como el inicio de un recorte serio, tras el aparente giro dado por la Fed en su última reunión, pero que, como decíamos en nuestro anterior comentario, era en el fondo una caída limitada, sin fuerza para alterar el ánimo de unos inversores que saben muy bien que la Fed va a seguir apoyando a los mercados.
Con esa seguridad, el S&P cerró el viernes en 4.280 puntos, un nuevo máximo histórico, y el Nasdaq hizo lo propio el jueves, al cerrar en 14.370 puntos. Las subidas semanales han sido del 4,3% en el Russell 2000 de pequeñas compañías, del 3,4% en el Dow Jones, del 2,7% en el S&P y del 2,4% en el Nasdaq. Son las mayores subidas desde principios de febrero, y van a permitir terminar el semestre con ganancias superiores al 10% en todos los índices americanos, ganancias que en el caso del Russell 2000 son cercanas al 20% en estos seis primeros meses.
En esta ocasión las Bolsas europeas no se han quedado atrás, y aunque en la última semana los avances han sido más moderados (Eurostoxx +0,9%) en el conjunto del semestre y a falta solo de tres sesiones para finalizarlo, el Eurostoxx acumula una subida del 16%, el Cac francés del 19,3% y el Dax alemán del 13,8%. En las Bolsas asiáticas, salvo algún caso como Corea, vemos subidas de un solo dígito (Shanghai Composite +3,9% y Nikkei +5,9% a fecha del viernes pasado) y lo mismo pasa en el MSCI de Bolsas emergentes en dólares, que sube en lo que va de año un 6,8%.
Ha sido, por tanto, en el caso de las Bolsas americanas, una gran semana para finalizar un gran semestre, pero tal vez lo más interesante es recordar que el segundo trimestre empezó con temores de inflación y de subida de tipos y ha terminado con una indiferencia total por parte de los inversores hacia la subida de la inflación. Ya nadie duda de que vienen unos meses de subida de los IPCs, pero la Fed ha convencido a todos de que ese repunte de la inflación será transitorio.
Eso explica que, a pesar de que la inflación en EE.UU. ha subido al 5% en mayo, y a pesar de que el deflactor del PCE que se publicó el viernes pasado está ya en el 3,4% tras tener en mayo la mayor subida vista desde 1991, el tipo de interés del bono del Tesoro a diez años (T bond) está en el 1,52%, muy por debajo del 2% que se pronosticaba cuando empezó el trimestre.
Hay pocas dudas de que lo que subyace a estas subidas bursátiles del primer semestre es la enorme liquidez inyectada por los Bancos Centrales (solo la Fed compra bonos por 120.000 millones de dólares cada mes) y la convicción de que la Fed no va a poder cambiar sus políticas expansivas aunque lo desease, pero la pregunta es: ¿hay burbuja o estamos realmente entrando en una nueva era?
Como ya hemos dicho en otras ocasiones, pensamos que hay algo de las dos cosas. Hay clara burbuja en algunos activos, provocada por el exceso de liquidez, y sobrevaloración general, por la misma razón. Pero a la vez pensamos que efectivamente la economía post Covid va a ser diferente y mejor, si bien no para todos los sectores ni para todas las empresas. Todas las transformaciones tecnológicas conllevan una destrucción de valor que en la primera fase es superior a la creación de valor provocado por la innovación, y todo apunta a que en esta ocasión esa "destrucción creativa" vaya a ser incluso mayor. Lo estamos viendo ya en la Bolsa, con una enorme divergencia en los comportamientos de los sectores y de las empresas. Las tecnológicas siguen liderando y el Nasdaq ha superado con nota la prueba de fuego de la subida de la inflación. En el segundo trimestre el Nasdaq sube un 9,4% a falta de tres sesiones para el final, y solo en lo que va de junio el Nasdaq sube un 4,4%.
La explicación de por qué las tecnológicas han superado tan bien esa prueba es que la subida de la inflación preocupaba por la subida de tipos de interés, pero cada vez parece más claro que la Fed no va a subir los tipos pase lo que pase. Como decía hace pocos días Mohamed El Erian, uno de los gestores americanos más experimentados y prestigiosos, lo más probable es que asistamos a una sucesiva revisión de lo que se entiende por "inflación transitoria" por parte de la Fed, de forma que, si ahora pensamos en una subida de precios de unos pocos meses, al final la Fed seguramente convivirá con una subida de precios bastante más duradera.
Esa es también la convicción de los partidarios del bitcoin y de los criptoactivos. Uno de los más fieles, Michael Saylor, presidente de MicroStrategy, se ha reafirmado en su idea de invertir la tesorería de la empresa en bitcoins, a pesar del duro golpe sufrido por la decisión del Gobierno chino de prohibir las criptodivisas. Saylor ve un mundo de propiedad desmaterializada en el que el bitcoin será la unidad básica de medida intercambio de esa propiedad universalmente desmaterializada. Es decir, el bitcoin desplazará universalmente a los dólares o euros de sus funciones actuales, igual que los smartphones han desplazado al teléfono tradicional o la música en streaming ha desplazado a los discos compactos. Tal vez la visión de Saylor sea demasiado futurista, pero estamos en un mundo en el que decir que algo es imposible es correr el riesgo de equivocarse.
De momento, el bitcoin ha vuelto a estar en algunos momentos de este fin de semana cerca de los 30.000 dólares, y algunos analistas pronostican que aún le queda recorrido adicional a la baja, pero las Bolsas están resistiendo muy bien ese desplome de las criptodivisas. En cierto modo, parece que la aversión al riesgo que se ha manifestado en los criptoactivos no se está contagiado esta vez a las Bolsas, rompiéndose así el paralelismo en la evolución del mundo cripto y de las Bolsas ("vidas paralelas") al que nos hemos referido en comentarios anteriores.
El dato más importante de esta semana es el informe de empleo americano de junio que se publica el viernes. Los inversores parecen haber olvidado la preocupación por la inflación y además dan por sentado que la economía se encamina hacia una fuerte recuperación. El acuerdo conseguido esta última semana por Biden sobre el nuevo paquete de inversión pública en infraestructuras, aunque se ha quedado muy por debajo de la cifra inicialmente anunciada (579.000 millones frente a los 2,2 trillones -trillions- previstos), añade más motivos para esperar ese fuerte rebote de la economía. En todo caso, la expectativa es que el informe de empleo de junio no defraude.
Lo normal es esperar un fin de junio tranquilo y un inicio del segundo semestre optimista, en unas Bolsas que no ven otra cosa que no sea un horizonte claro, despejado, sin nubes.
Juan Carlos Ureta Domingo
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