Nos referíamos la semana pasada a esa sensación general de confusión, casi desconcierto, que flota en el ambiente económico y político, una sensación que fue, por ejemplo, muy visible en el Foro de Davos, un foro cuyos contenidos y planteamientos a veces parecen sacados del chat GPT. En ese foro la presidenta del BCE, Christine Lagarde llegó a decir que el mundo se dirige hacia la "no normalidad", una expresión no muy clara en sí misma, pero que desde luego no sugiere un horizonte despejado y sin nubes.
Esa sensación de desconcierto apenas se traslada a los mercados. El S&P ha encadenado estos días una sucesión de cinco récords históricos hasta su muy ligera caída del 0,07% en la sesión de cierre del viernes pasado, y las Bolsas reciben las noticias quedándose en general con la lectura más positiva dentro de las varias lecturas posibles. Lo hemos comprobado una vez más esta semana con la reunión del BCE, con el dato de crecimiento del PIB americano en el cuarto trimestre y con el deflactor de gastos personales (PCE), que es el indicador de inflación preferido por la Fed. Y, por supuesto, con el anuncio por parte del Gobierno chino de nuevas medidas de estímulo para salir al rescate de su economía, cuya previsión de crecimiento sigue estando por debajo del 5% para este año, y de sus Bolsas, que acumulan caídas importantes. Como botón de muestra basta decir que la Bolsa de Hong Kong ha caído casi un 40% en los últimos cuatro años.
Todas las noticias de la semana han sido recibidas desde el ángulo más favorable. Empezando por la reunión del BCE, el mercado leyó los mensajes de su presidenta como un giro hacia posiciones más laxas (dovish) a pesar de que no está claro que esa fuese la idea que quería transmitir. Según 'Bloomberg', tras la reunión el mercado da una probabilidad del 70% a una bajada de tipos por parte del BCE en su reunión de abril, mientras que su apuesta para junio es del 100%. El crecimiento americano del cuarto trimestre (primera lectura) se ha mantenido fuerte, aunque gracias al consumo y no a la inversión. El deflactor de gastos personales (PCE deflator) de diciembre en EEUU sigue indicando que la inflación se modera poco a poco.
A las Bolsas les ha gustado especialmente el giro "dovish" del BCE y el rescate del gobierno y el Banco Central chino (People's Bank of China), que a muchos inversores les suenan a vuelta a los viejos tiempos del "easy money". El EuroStoxx y el Hang Seng de Hong Kong han subido un espectacular 4,2% en la semana, y el CSI 300 de Shanghái un 1,96%, mientras que en EEUU las subidas han sido más moderadas, con el S&P subiendo el 1,1%, el Nasdaq el 0,9% y el Dow Jones el 0,7%.
Pero estamos en plena temporada de resultados del cuarto trimestre y no han sido únicamente las noticias macroeconómicas las que han movido a las Bolsas. Los resultados empresariales que se han ido publicando a lo largo de los últimos días han tenido un impacto muy significativo, y han vuelto a mostrar divergencias importantes en el impacto sobre la cotización de las empresas que anuncian sus cifras y sus previsiones, provocando no sólo grandes diferencias entre unas compañías y otras sino también, en el caso de la semana pasada, una diferente evolución de las Bolsas americanas y las europeas.
En EEUU hemos visto a tecnológicas como Tesla o Intel cuyos números han decepcionado. Intel anunció una caída de su beneficio del 79% en 2023, cayendo un 12% en la sesión del viernes y un 9,3% en la semana. Tesla ha caído un 13,6% en la semana tras decir Musk que los coches eléctricos chinos pueden comerse el mercado.
Es verdad que otras compañías han compensado esas bajadas, entre ellas Netflix, con su subida semanal del 18%, tras anunciar que ha ganado un 20% más en 2023, y que en el cuarto trimestre ha tenido el mayor aumento de suscriptores desde el Covid, captando 13 millones de nuevos suscriptores con lo que llega a 260 millones. En la misma línea American Express, que ha subido casi un 10% en la semana tras publicar una buena guía para el conjunto del año. Pero en EEUU los resultados no están ayudando en esta ocasión, como lo habían hecho en ocasiones anteriores y, en concreto, la semana pasada hubo más sorpresas positivas en las empresas europeas.
Es el caso de Louis Vuitton (LVMH), que subió el viernes un 12% y en la semana un 17,2% tras publicar una muy buena evolución en el cuarto trimestre, sorprendiendo al mercado, que había castigado al valor en los últimos meses. LVHM en el último año ha bajado un 3,56%, incluso después de la subida del viernes. Es el caso también de empresas como la fabricante de fotolitos para chips ASML, que ha subido un 14,5% en la semana tras publicar sus resultados y su guía, o de Siemens Energy, que ha subido casi un 20% tras resultados, o de SAP, que ha subido un 6,3% también tras presentar sus cuentas.
Entramos en la semana más importante para las Bolsas en lo que va de año, con muchísimos e importantes datos económicos y empresariales. En lo que a economía se refiere, el martes se publica el PIB de la zona euro del cuarto trimestre, que se espera que se contraiga un 0,1%. El miércoles habrá comunicado de la Fed, tras la reunión de su Comité de Mercado Abierto, que permitirá al mercado confirmar sus expectativas de bajadas de tipos. El jueves se reúne el Banco de Inglaterra y se publica el ISM preliminar de manufacturas en EEUU, y el viernes se publica el informe de empleo americano de enero. En la semana se publican asimismo algunos datos chinos adelantados de enero.
En resultados publican cifras nada más y nada menos que las grandes mega tecnológicas, con Alphabet, Apple, Amazon, Meta y Microsoft a la cabeza, pero también con nombre como AMD o Qualcomm y, fuera del sector tecnológico, Boeing, Mastercard, Chevron o Exxon Mobil, entre otras muchas compañías.
Los resultados mandan en estas Bolsas que deben convivir con una economía que camina, según Christine Lagarde, hacia la "no normalidad" y en las que, a diferencia de ocasiones anteriores, el impacto de los resultados por ahora publicados está siendo desigual, sin que podamos realmente decir que el balance sea claramente positivo.
Todo indica que en los resultados que veremos esta semana seguirá habiendo grandes divergencias y que por tanto provocarán mucha volatilidad, para acabar un mes de enero que al final no va a ser tan malo como se podía tener tras las caídas de los primeros días.
Y para empezar un mes de febrero en el que seguimos pensando que podríamos ver recortes algo más serios de las Bolsas, sobre todo de las americanas con el S&P a la cabeza, ya que sus multiplicadores de beneficios (PER) son mucho más exigentes que los de las europeas.
Juan Carlos Ureta Domingo
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