El inesperado y magnífico dato de producción industrial en China en agosto y la marcha atrás dada por Obama en su decisión de atacar Siria, han determinado una nueva semana alcista en las Bolsas, continuando el buen tono del inicio de septiembre. Así, el S&P ha subido un 2% en la semana, el Dow un 3%, el Dax un 2,8% , el Eurostoxx un 2,3% y nuestro Ibex un 3,3% , acumulando ya nuestro selectivo una subida en las dos primeras semanas de septiembre cercana al 8%. La subida de algunas Bolsas emergentes ha sido incluso mayor, con Indonesia subiendo un 7,5% en la semana, Turquía un 6,5% y el Shanghai Composite un 4,5%.
Posiblemente en una parte estas subidas tienen mucho que ver con el cierre de posiciones cortas que se habían estructurado bajo la hipótesis de un ataque a Siria. Aplazado sine die el ataque, los cortos se han visto obligados a cerrar sus posiciones de forma desordenada. Pero, más allá de este efecto, y sea cual sea su importancia, no deja de ser sorprendente la fortaleza de las Bolsas, y, en particular, de las Bolsas americanas, que vuelven a estar casi en máximos históricos.
Ni siquiera los malos datos económicos en EEUU han atenuado esa fortaleza, más bien ha sucedido lo contrario. El mal dato de ventas minoristas de agosto y el mal dato de confianza del consumidor americano de la Universidad de Michigan, publicados ambos en la jornada de cierre semanal del viernes, fueron interpretados positivamente al considerar los inversores que la FED puede retrasar la retirada de estímulos (tapering) a la vista de esos datos. Algo parecido a lo que pasó el viernes anterior con la segunda lectura del mal dato de empleo en agosto.
Precisamente esta reacción de las Bolsas a las señales de debilidad de la economía norteamericana ha determinado que el S&P esté de nuevo cerca de los 1700 puntos, muy cerca de sus máximos históricos de todos los tiempos. En este sentido, la FED va a tener que tomar su decisión de rebajar en diez o quince mil millones de dólares mensuales sus compras de activos en un entorno cómodo, ya que no hay presión de los mercados.
La pregunta es, más bien, si los mercados, sobre todo los de bonos, han descontado ya la decisión de la FED de reducir las compras de bonos en diez mil o quince mil millones de dólares al mes. Es decir, si el bono del Tesoro americano a diez años, el T bond, ha descontado ya en el tipo del 3% el llamado "tapering". No está claro que lo haya hecho. Si analizamos el comportamiento de las Bolsas y de los mercados de bonos, más bien da la impresión de que los inversores, a la vista de cómo han recibido con alzas las últimas cifras económicas que indican debilidad, esperan que la FED, preocupada por la marcha de la economía, mantenga las compras de bonos íntegras, y posponga la decisión de recortar a una próxima reunión. Si esto fuese así, cualquier recorte de las compras por la FED sería una desagradable sorpresa, muy mal recibida.
Además de la reunión de la FED, que sin duda es el punto fuerte de la semana, hay otros temas. En el Congreso americano empiezan las negociaciones presupuestarias sobre el techo de la deuda pública, Siria seguirá siendo un foco de atención, aunque todo conduce a una solución negociada, y la sucesión en la FED cuando lo deje Bernanke a fin de año seguirá también siendo relevante, si bien las últimas noticias perecen indicar que finalmente Summers se retira y se optará por la opción más segura, la de Yellen.
En Europa, aunque los efectos se notaran más a partir de la próxima semana, la cita esencial son las elecciones alemanas el domingo 22. Más que el resultado (una victoria de Merkel parece casi segura) lo interesante es si finaliza o no el periodo de calma forzada impuesto por Alemania desde agosto de 2012.
Tal y como hemos comentado en varias ocasiones, la clave de los mercados sigue estando en los Bancos Centrales. Los movimientos de los últimos años en todas las Bolsas mundiales, ya sean emergentes o desarrolladas, tienen un componente grande derivado de las inyecciones de liquidez, y en nuestra opinión va a haber movimiento cuando esas inyecciones se reduzcan. Por eso pensamos, como idea de fondo, en un ajuste de valoraciones a medida que se reduzca la liquidez, y nuestra única duda es si ese ajuste va a ser ordenado o desordenado.
Por ahora solo la FED ha anunciado la futura reducción, progresiva y gradual, de las inyecciones, por tanto es pronto para ver la reacción de las Bolsas. El BCE y el Banco de Japón no han dicho que vayan a retirar sus estímulos. Todo lo contrario, el BCE mantiene su aún no estrenada oferta de compra de bonos en mercados secundarios (OMT) y el Banco de Japón, cada vez que puede, se reafirma en su estrategia de QE "cualitativa". Es importante ver que pasa en el caso de la FED porque tarde o temprano el BCE y el Banco de Japón llegarán al mismo punto al que ahora está llegando la FED, el de la retirada gradual.
El petróleo y el euro/dólar nos dan señales de estabilidad, ya que hace semanas que están como congelados dentro de una franja estrecha y el oro, con su bajada de esta última semana, también indica ausencia de temores. La confianza de los inversores y de los mercados en la sabiduría y en el buen hacer de los Bancos Centrales parece estar también, como el S&P, en máximos históricos, a la espera de la gran cita de esta semana.
Igual que nos pasaba a principios de agosto, no nos sentimos cómodos comprando S&P en máximos históricos de todos los tiempos, y, pese a la tesis de que las Bolsas europeas están comparativamente baratas y pueden subir aunque caigan las americanas, la verdad es que no creemos demasiado en el "decoupling".
Aunque en el medio plazo seguimos viendo la renta variable como el activo ganador, dentro de un proceso de "gran rotación" de bonos a acciones, de forma táctica y ante la elevada posibilidad de que la FED dé pasos hacia el tapering y de que simultáneamente se vea que la estrategia agresiva del Banco de Japón no da los frutos esperados, preferimos mantener una exposición moderada a renta variable y tomar coberturas por la vía de opciones put.