Tras un inicio espectacular del cuarto trimestre, en el que el S&P protagonizó el mayor rally en dos sesiones consecutivas desde abril de 2020, las Bolsas han ido de más a menos en la primera semana de octubre, recordando situaciones ya vividas anteriormente en los nueves primeros meses de este año.
El fuerte movimiento alcista del lunes y martes pasados parecía dar la razón a la idea con la que terminábamos nuestro anterior comentario, a saber, que tal vez el exceso de pesimismo con el que acabó septiembre podía ser el preludio de un rebote, pero al final la primera semana de octubre se ha cerrado con avances relativamente discretos (Eurostoxx y Dow +1,7% S&P +1,3% Nasdaq +0,6%), y con una sesión realmente mala el pasado viernes, que no presagia nada positivo para los próximos días.
A la hora de buscar explicaciones, todas nos remiten a la Fed y su famoso “pivot”, es decir, al esperado y deseado momento en el que la Fed reconsiderará su política de endurecimiento monetario (quantitative tightening) y dejará de subir los tipos de interés. El mal ISM de manufacturas de septiembre en EE. UU., alimentó el pasado lunes la esperanza de que ese “pivot” estaba ya muy cerca, dando lugar a las ya mencionadas subidas del lunes y martes.
Pero la reunión de la OPEP el miércoles recortando la producción de petróleo, el buen ISM de servicios de septiembre en EE. UU., publicado el jueves y, sobre todo, el informe de empleo de septiembre que se conoció el viernes, dieron al traste con esas expectativas y provocaron un pequeño terremoto en las Bolsas, que a punto estuvo de llevar a los índices a una nueva semana de caídas, que habría sido la cuarta consecutiva.
Empezando por el ISM servicios, subió a 56,7 puntos, superando la estimación de consenso que esperaba 56, e hizo olvidar el mal ISM de manufacturas que se había conocido el lunes (50,9 por debajo de la previsión de 52,2). El informe de empleo de septiembre fue en la misma dirección. Previamente, el miércoles, el informe sobre el empleo en el sector privado ADP indicó un incremento en los puestos de trabajo en septiembre de 208.000, levemente por encima de los 200.000 esperados, anticipando un buen tono del mercado laboral, que se confirmó el viernes.
El informe de empleo de septiembre, para empezar, revisó al alza los números de agosto desde 132.000 a 185.000 nuevos empleos, y ello, unido a la creación de 263.00 nuevos empleos en septiembre, llevó la tasa de paro desde el 3,7% al 3,5, un descenso del desempleo que sorprendió al mercado. El informe reflejaba también una subida en los salarios por hora, de un 5% anualizado, algo menos que el 5,2% de agosto, pero todavía en niveles muy elevados. En términos mensuales, el salario por hora subió en septiembre un 0,3%, lo mismo que en agosto. El resultado fue una sesión de cierre semanal muy negativa con caídas en la sesión del 3,8% para el Nasdaq, 2,8% para el S&P y 2,1% para el Dow Jones.
Posiblemente la fuerte subida, a raíz de la decisión de la OPEP, del petróleo, que en la semana se ha disparado un 15% acercándose de nuevo a los cien dólares barril (el crudo ligero WTI terminó en 92,6 dólares y el Brent en 97,9 dólares), tuvo mucho que ver en esas fuertes caídas del viernes, y alimentó aún más el temor a una actuación agresiva de la Fed en las dos reuniones que quedan este año, la del 2 de noviembre y la del 14 de diciembre. La decisión de la OPEP de reducir la producción ha sido recibida como un gesto de hostilidad hacia el bloque occidental que libra la guerra contra Rusia, aunque sea por el solo hecho de que Rusia podrá financiar mejor su guerra al vender más caro su petróleo.
Sin embargo, y pese a todo lo anterior, el modelo básico que hemos venido dibujando en estos comentarios en las últimas semanas no ha cambiado. Los indicadores adelantados nos dicen que la economía se está desacelerando, y en algún momento esa desaceleración afectará al empleo y a la inflación, del mismo modo que ha afectado ya a las materias primas (esta última semana el petróleo ha subido pero el cobre y otras materias primas han seguido bajando) o a los fletes marítimos. Si esto es así, en algún momento lo que Jeremy Siegel llama caída de la inflación “real” se convertirá en caída de la inflación “estadística” y en ese momento, si las Bolsas han recortado ya lo suficiente y la economía ha ajustado ya sus problemas de oferta, llegara probablemente el “pivot” de la Fed.
Hay datos que indican ya desaceleración, como el propio dato de empleo de septiembre del pasado viernes, que en realidad no es bueno, porque como 263 mil empleos nuevos no solo queda ligeramente por debajo de las estimaciones, sino que además es el ritmo de subida mensual más moderado en casi un año y medio. Si miramos el crecimiento del empleo en los últimos trimestres, vemos una clara tendencia a la baja. Hace un año y medio la creación mensual de puestos de trabajo rondaba los cuatrocientos mil, ahora esta más bien ligeramente por encima de doscientos mil. Hay un inevitable retraso (delay) entre las medidas monetarias y su impacto en la economía real, pero la economía hoy funciona a una velocidad diferente y además cuando llega el impacto lo hace con contundencia.
Desde este punto de vista, tal vez lo que haya hecho la OPEP al recortar la producción sea, simplemente, anticiparse a una caída de la oferta que prevé mayor de la que se está descontando, ajustando preventivamente la producción antes de que sea demasiado tarde y el mercado del crudo entre en una fuerte espiral bajista. Es solo una hipótesis, pero no hay que descartarla.
Estamos en una economía que reacciona a gran velocidad y que por eso nos puede dar sorpresas, incluso en la inflación, aunque ahora no se vea cómo puede bajar. Un ejemplo de esa velocidad de reacción lo vemos en el mercado de semiconductores, en el que en poco tiempo se ha pasado de la escasez y los cuellos de botella en los suministros a un asombroso descenso de la demanda. La demanda se está debilitando a marchas forzadas con la misma velocidad a la que subió en los confinamientos. El teletrabajo, las reuniones telemáticas, o el uso del “streaming” para ver películas en casa no han desaparecido, pero han ido a menos, y cae la demanda de semiconductores. Aunque es verdad que también pesan las restricciones impuestas por EE. UU. a la venta de determinados semiconductores a empresas chinas.
Algunas grandes compañías del sector, como Samsung y Advanced Micro Devices (AMD), han anunciado que no van a cumplir con las previsiones del mercado, un anuncio que le costó a AMD una caída en Bolsa del 14% el viernes pasado. Con su caída del 59% en lo que va de año, AMD esta ya cerca del nivel al que cotizaba antes del Covid, en marzo de 2020, que fue cuando se inició su gran subida. Lo mismo que antes habíamos visto en Netflix y en otras compañías, que ha corregido una gran parte o toda la subida “post Covid”, lo vemos ahora en AMD y otras compañías de semiconductores. Es lo que llamamos el desinflamiento de la “burbuja Covid”.
Lo que estamos viendo en compañías del sector de semiconductores lo hemos visto también en otras compañías, como, por ejemplo, Ford, FedEx, Nike, Apple o Micron.
En definitiva, pensamos que el “pivot” de la Fed vendrá, aunque por el momento deba esperar. Ahora bien, si alguien espera que la Fed actúe como lo venía haciendo la década pasada, a nuestro juicio se equivoca. La Fed y probablemente también los mercados han aprendido que los tipos de interés no son la mejor herramienta para generar crecimiento sostenible, y eso cambia todo. Volver a inflar el globo no es una buena idea cuando el objetivo es desinflarlo.
Además de empezar, en China, la ceremonia de “coronación” de Xi Jinping para un tercer mandato, hay muchos e interesantes datos esta semana, como las inflaciones americana y china de septiembre, la balanza comercial china de septiembre o las ventas minoristas americanas de septiembre. Lo que la Fed ha trasladado a los inversores es que el casi pleno empleo es la auténtica barrera para reducir la inflación, pero vamos a ver cómo evolucionan la inflación y el comportamiento de los consumidores porque estamos en una economía diferente, cuyas claves a veces se nos escapan.
Citi, JPMorgan Chase, Wells Fargo y Morgan Stanley presentan sus resultados trimestrales el viernes, dando el pistoletazo de salida a la temporada de resultados y dejando a Bank of America y Goldman Sachs para la siguiente semana.
Tanto la Fed como el BCE debaten internamente, tal y como lo muestran las actas de la última reunión publicadas el pasado jueves, si subir un 0,75% o un 0,5% en las siguientes reuniones, pero algunos hablan incluso del 1% de subida o hasta del 1,25%. Lo único seguro a fecha hoy es que las opiniones están divididas.
Juan Carlos Ureta Domingo
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