Al finalizar nuestro anterior comentario apostábamos por un esfuerzo máximo para estabilizar los mercados en estas últimas jornadas del año, dado que la normalidad de las Bolsas y la tranquilidad de los inversores forman parte esencial del modelo que los Bancos Centrales han ideado para reactivar la confianza e impulsar la economía. Además, la Fed en particular necesita ahora más que nunca el respaldo de los mercados, tras su histórica decisión de subir los tipos después de casi una década sin hacerlo y desde esta perspectiva no le ha venido mal que el dato final de crecimiento del PIB americano del tercer trimestre haya sido un poco mejor de lo esperado, al situarse en un 2%.
Efectivamente, la semana semifestiva de Navidad ha respondido a esas expectativas y todas las Bolsas, con la excepción de nuestro Ibex (-0,35% en la semana) y el Nikkei (-1,1% en la semana), han subido, siendo en esta ocasión los índices norteamericanos los que mejor se han comportado. El Dow, el S&P y el Nasdaq arrojan alzas semanales del 2,5% o más, el Eurostoxx ha subido un 0,7% en la semana y el Dax un 1,1%. Por su lado el MSCI Emerging Markets en dólares ha ganado un 1,8% en la semana.
Se cumple así, aunque sea algo más tarde de lo previsto, la tradición del "rally" de Navidad, y en esta ocasión el catalizador ha sido el giro experimentado por el petróleo, cuyos futuros han escalado nada más y nada menos que un 6,4% en la semana, en su modalidad de crudo ligero (WTI), y un 3,5% en el caso del Brent.
Tal y como hemos venido destacando en nuestros comentarios desde el pasado verano, la debilidad del petróleo y de las materias primas ha sido determinante en la actual fase de corrección de las Bolsas, como se vio ya en agosto y septiembre, y se está viendo de forma más clara en diciembre. No habrá estabilización de las Bolsas, a nuestro juicio, si las materias primas no se estabilizan y, por eso, hemos comentado en algunas ocasiones que los esfuerzos de los Bancos Centrales deberían ir encaminados en esa dirección. Un criterio que parece haber seguido la Fed, con su exquisito cuidado de que el dólar no se dispare al alza tras su subida de tipos de mediados de este mes. La mezcla de un dólar subiendo y unas materias primas bajando, en parte por esa subida y en parte por sus propios problemas estructurales, es demasiado desequilibrante para algunas de las economías emergentes y sencillamente impide cualquier despegue sólido y sostenible de las economías y las Bolsas desarrolladas mientras no se solucione.
Eso explica que el "mini rally" de Santa Claus haya tenido también un componente de "relief rally" ya que ha sido un gran alivio para muchas economías y muchas empresas que los precios del petróleo hayan girado al alza estos días pasados, justo cuando muchas previsiones de Bancos de inversión y operadores varios, apuntaban a un inminente desplome de los precios hacia los 20 dólares barril o incluso hacia los 15 dólares barril. Si estas previsiones se hubiesen cumplido, nos atrevemos a decir que el tradicional rally bursátil navideño habría sido sustituido esta vez por una inusual "turbulencia navideña" pero afortunadamente los pronósticos no se han cumplido, al menos de momento.
Entramos ya en la última semana del año, también semifestiva, una semana en la que algunos siempre quieren ver señales o claves para el año siguiente. Las sesiones finales del año, y las iniciales del año siguiente se ven a veces como anticipadoras de lo que luego va a ser el año siguiente en las Bolsas, aunque la verdad es que la estadística sirve tanto para confirmar como para refutar ese tipo de teorías. En concreto, si pensamos que son ciertas, podríamos creer que los que pase estas próximas sesiones es un "make or break", una especie de oráculo de si el mercado alcista de los últimos cinco años se acaba o sigue adelante.
Realmente, como decimos, no hay ningún motivo para dar tanta trascendencia a estas próximas sesiones, que solo van a servirnos para saber si el "mini rally" que hemos visto esta última semana se prolonga o no algo más.
Lo que ha sucedido con el petróleo (caída del 50% en el último trimestre de 2014 y de un 30% adicional en el 2015) y con las restantes materias primas es demasiado fuerte como para que no tenga una cola algo más larga, con volatilidad adicional e incluso algún episodio final de liquidación. Pero, de nuevo, no parece que fin de año sea el momento más apropiado para ese tipo de "capitulaciones".
A todo el mundo le viene bien que el rally se prolongue hasta que acabe el año, y las que quedan son sesiones con poco volumen, y con pocas noticias, que invitan a la calma y al sentido positivo. Salvo la confianza del consumidor americano, de la Conference Board, el índice Case-Shiller y el PMI manufacturero de Chicago, hay pocas cosas más esta última semana del año.
Por ello, como la semana pasada, pensamos que a nivel bursátil lo que haya de pasar pasará ya más bien en el 2016.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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