La publicación el pasado viernes del informe de política monetaria que envía la Fed al Congreso americano, con carácter previo a la comparecencia semianual de su presidente, Jerome Powell, tuvo la virtud de impulsar al alza las Bolsas americanas, acelerándose la subida al final de la sesión. Ese empuje de última hora ha permitido al Dow Jones salvar los 25.000 puntos, que había perdido los días anteriores, y a los tres grandes índices americanos (Dow Jones, S&P y Nasdaq) cerrar su segunda semana consecutiva al alza, tras la fortísima corrección de los primeros días de febrero.
Es cierto que las subidas semanales del Dow se han limitado a un 0,4% y las del S&P a un 0,6% y es verdad también que las subidas de otros índices son igualmente moderadas (Eurostoxx +0,4% y Nikkei +0,8% en la semana), pero haber consolidado los avances de la semana anterior es en sí mismo un gran logro para unas Bolsas que habían bordeado el desplome en algunos momentos de la semana del 5 de febrero. El esfuerzo de estabilización de los mercados, que por otro lado era de esperar tras el "mini crash", ha tenido, por ahora, éxito.
Un éxito que ha estado, como decíamos, directamente vinculado al mundo dibujado por la Fed en su informe al Congreso. Al iniciarse la sesión del viernes el tono era más bien negativo y el S&P y el Dow parecían encaminarse hacia un recorte semanal del 1%, pero el ánimo de los inversores cambió al publicarse el informe, en el que la Fed vuelve a insistir en una visión muy optimista sobre la economía norteamericana. Una visión que pronostica un buen ritmo de crecimiento, y además sin inflación, ya que la Fed no espera que el pleno empleo en el mercado laboral se traduzca en presiones significativas sobre los salarios. Estas palabras sonaron a música celestial en Wall Street, al revivir el mundo previo al 2 de febrero, día en el que una subida inesperada de los salarios por hora en enero destapó la caja de los truenos al situar el tipo de interés del bono del Tesoro a diez años (T bond) en el 2,85%, muy cerca del temido 3%.
A diferencia de lo que pasó el 2 de octubre, el pasado viernes, tras las palabras de la Fed, el tipo del T bond bajó desde los niveles máximos de los últimos cuatro años del 2,95% que había alcanzado el miércoles, tras publicarse las actas de la Fed, hasta el 2,86% al que cerró la semana. No deja de ser curioso que en tan solo cuarenta y ocho horas la Fed haya provocado, sucesivamente, primero una subida de los tipos al publicarse las actas que reflejaban un tono "duro" en su última reunión, y luego una caída de los tipos al decir que no ve inflación. Es también curioso que el viernes 2 de febrero, los mercados entrasen en pánico al subir el tipo del T bond al 2,85% y que tan solo tres semanas después, el pasado viernes, los mercados se calmasen al bajar el tipo del T bond al 2,86%, es decir, al mismo nivel que había disparado las alarmas el 2 de febrero.
Esto indica que la Fed ha conseguido despertar una vez más el optimismo, los llamados "espíritus animales" (animal spirits) de los inversores, el apetito por el riesgo. En este sentido, el pasado viernes Jeffrey Gundlach, gestor a quienes muchos consideran el sucesor de Bill Gross como "rey de los bonos", establecía una conexión entre las Bolsas americanas y el bitcoin, como dos manifestaciones paralelas del ánimo inversor, de los famosos "animal spirits". Decía Gundlach que si quieres saber lo que va a hacer la Bolsa americana lo mejor es mirar al bitcoin, que se ha convertido en el "poster child" del deseo de arriesgar. Según su análisis, el bitcoin subió de 4.500 dólares hasta 20.000 dólares entre el 7 de septiembre y finales de diciembre del pasado año y el Dow y el S&P le acompañaron en la subida. Luego el bitcoin tuvo una sacudida en Navidades y en enero, previa a la de las Bolsas del 2 y el 5 de febrero. A continuación el bitcoin se ha tranquilizado y las Bolsas también. Todo esto lleva a Gundlach a pensar que si el bitcoin tiene una nueva recaída (de momento este fin de semana ha vuelto a perder la cota de los 10.000 dólares) las Bolsas le seguirán.
Independientemente de esta opinión, que el propio Gundlach presenta como un poco provocativa, hay un punto del informe de la Fed al que los inversores no prestaron demasiada atención el viernes, y es el relativo a los elevados precios de los activos, que la Fed menciona dentro del apartado sobre estabilidad financiera. Dice literalmente la Fed que en la segunda mitad de 2017 las valoraciones de los activos subieron desde los ya elevados niveles que tenían, y que en general las valoraciones están por encima de lo que sería razonable en función de los actuales tipos de interés de largo plazo ("valuations are higher than would be expected based on the current level of longer-term Treasury yields").
Esta idea conecta con la opinión de Robert Shiller, mencionada en comentarios anteriores, de que no hace falta ningún detonante especial para que las Bolsas americanas corrijan ya que están caras, y también con las ideas que parecen haber llevado a Ray Dalio a su macro apuesta bajista sobre un conjunto de acciones europeas de primer nivel. Warren Buffet se ha sumado a estas voces al decir en la carta anual a los accionistas de Berkshire Hathaway, que se ha publicado estos días, que la compañía tiene más de cien mil millones de dólares en liquidez porque no encuentran activos con un precio razonable como para invertir.
Con este trasfondo las Bolsas han cerrado bien, gracias a ese impulso de última hora de la Fed, una semana en la que la nota dominante ha sido lo que podríamos llamar una volatilidad de "baja intensidad", con movimientos de los índices muy continuos, pero dentro de una banda relativamente estrecha. En concreto, y tomando como referencia los futuros, los del S&P se han movido entre los 2.700 y los 2.750 puntos, en oscilaciones continuas, los del Eurostoxx han estado toda la semana entre los 3.400 y los 3.450 puntos y los del Dax han tenido sus mínimos en los 12.420 y sus altos en los 12.540.
Estas oscilaciones denotan dudas y cautelas, y un ejemplo de esas dudas lo hemos tenido estos días en dos grandes compañías, Inditex y Walmart. Inditex cayó un 7% el viernes por rumores de que sus resultados pueden ser malos y Walmart cayó un 10,2% el martes, en su peor sesión desde 1988, tras presentar unas cifras trimestrales que no convencieron al mercado. Son dos ejemplos de la frágil situación en la que se mueven las Bolsas tras la semana del 5 de febrero.
Lo que nos están diciendo Walmart e Inditex es que la inflación y la subida de tipos no son la única amenaza para las Bolsas, ya que un menor consumo o en general un menor crecimiento económico que el esperado puede ser otro frente de problemas para unas Bolsas que han descontado el mejor de los mundos. La intervención por el Gobierno chino de la aseguradora Anbang, propietaria de activos muy emblemáticos en EE.UU., es otra señal en el mismo sentido.
Estos últimos días de febrero y primeros de marzo vamos a tener algunos datos que arrojarán luz sobre estos temas, como la confianza del consumidor americano de febrero medida por el Conference Board que se publica el martes, la revisión del PIB americano del cuarto trimestre, el miércoles, la inflación subyacente americana (el llamado "core PCE") y diversos PMIs e ISMs tanto en Estados Unidos como en la zona euro y en China y Japón. Hay también algunos resultados empresariales, como los de JC Penney, que darán nuevas pistas sobre el consumo en Estados Unidos. Además comparece el nuevo presidente de la Fed, Jerome Powell, ante el Congreso (martes) y el Senado (jueves), lo que nos permitirá ver en qué medida la Fed está decidida a subir tres o hasta cuatro veces los tipos este año.
Con todos estos ingredientes, esta semana a caballo entre febrero y marzo puede ser importante para ver por qué escenario se decantan las Bolsas dentro de los tres posibles, a saber, iniciar un nuevo asalto a los máximos de enero, recortar hacia los mínimos de los primeros días de febrero, o seguir consolidando dentro de una banda estrecha alrededor de los niveles actuales.
Juan Carlos Ureta Domingo
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