Los tres factores a los que aludíamos en nuestro último comentario como causantes de la corrección bursátil de las últimas semanas, los temores de inflación, la menor liquidez y la mayor aversión al riesgo, han seguido evolucionando esta última semana. Pero tal vez de los tres el que ha tenido un impacto más visible es el último, la aversión al riesgo, sobre todo con la fortísima caída del bitcoin y otras criptodivisas, que puede estar indicando un cambio de sentimiento de los inversores hacia los activos de riesgo.
Si realmente la inversión en el bitcoin y en el resto de criptodivisas es una especie de termómetro (o como dirían los anglosajones proxy o "posterboy") del apetito por el riesgo, tenemos que concluir que ese apetito tuvo su punto álgido la primera semana de mayo, pero a partir de la segunda semana ha ido experimentado un descenso que se ha intensificado estos últimos días.
Tras un marzo y un abril extraordinarios en las Bolsas europeas y americanas (Eurostoxx +7,8% en marzo pasado, S&P y Nasdaq +5,3% en abril), mayo empezó también con subidas. En el caso de las Bolsas americanas, esas subidas llevaron al S&P a superar, en la primera semana de mayo, los 4.200 puntos y al Dow a acercarse mucho a los 35.000 puntos. Hay que decir, sin embargo, que el Nasdaq, que había superado los 14.000 puntos a fines de abril, no pudo mantener las subidas en mayo y de hecho empezó a recortar ya en las últimas sesiones de abril, al afectar a las tecnológicas de forma muy singular, como ya hemos analizado en otros comentarios, la expectativa de un rebote de la inflación y subida de tipos. Pero los valores no tecnológicos empezaron mayo con un tono magnífico.
De forma paralela, el bitcoin y las restantes criptodivisas empezaron muy bien mayo. Incluso la cotización del dogecoin, criptomoneda que nació como una broma, se disparó los primeros días de mayo porque se suponía que su principal promotor, Elon Musk, iba a hacer algún comentario positivo en un programa televisivo en el que intervino el sábado 8 de mayo. Ese era el ambiente en la primera semana de mayo, cuando los inversores parecían haberse olvidado del riesgo. Pero Musk, en su esperada comparecencia televisiva, se limitó a decir, en tono de humor, que el dogecoin era una especie de "timo" (hustle) y el dogecoin perdió todo lo ganado esa semana, marcando de alguna manera el inicio de la corrección de las restantes criptodivisas, incluido el bitcoin.
A partir de ahí el propio Elon Musk echó más leña al fuego, al decir el jueves 13 de mayo que Tesla revertía su decisión de aceptar bitcoins como medio de pago, dado el daño medioambiental de la minería de bitcoins, ya que requiere un elevadísimo consumo de energía. Un nuevo mazazo para el mundo "crypto", al que siguieron la decisión del gobierno chino el pasado miércoles de prohibir a los bancos operar en criptomonedas, y el anuncio, el pasado viernes, de que China tomará medidas enérgicas contra las actividades de minería y comercio de bitcoins. La Fed y el BCE también han alertado estos días sobre los riesgos de invertir en criptomonedas, añadiendo el BCE como críticas "su exorbitante huella de carbono y su posible uso con fines ilícitos".
Tras la prohibición a los Bancos de operar en criptodivisas por el gobierno chino, el bitcoin perdió un tercio de su valor en pocas horas, acercándose a los 30.000 dólares y, aunque luego se recompuso hasta los 40.000, este fin de semana ha vuelto a acercarse a los 30.000 dólares, muy lejos de los más de 60.000 dólares que alcanzó los primeros días de mayo. La corrección ha afectado también a las restantes criptomonedas, incluidas las más "serias" como el ethereum.
Las opiniones se dividen entre quienes piensan que estamos a las puertas de un desplome de las criptomonedas, como si de los nuevos tulipanes del siglo XXI se tratase, y quienes ven esta caída como un alto en el camino pasajero. Entre estos últimos están Cathie Wood, fundadora de Ark o Michael Novogratz, CEO de Galaxy, que siguen sosteniendo que la cotización del bitcoin llegará en el futuro a los 500.000 dólares (medio millón de dólares). Hay que reconocer que personas como Cathie Wood y Michael Novogratz han elaborado un relato (narrativa) muy potente alrededor del bitcoin y demás monedas "crypto" al considerarlos como el instrumento revolucionario que transformará las finanzas del siglo XXI, liberando al dinero del monopolio de los gobiernos y los Bancos Centrales y dando paso a un sistema financiero más libre, más democrático, más moderno y más eficiente.
En cualquier caso, y sin entrar ahora en esa discusión, lo cierto es que el mundo "crypto" ha sufrido un severo revés esta semana y lo más interesante de la semana es que las Bolsas lo han capeado relativamente bien. También han encajado muy bien las actas de la última reunión de la Fed, de las que parece deducirse que hay ya debate interno sobre la retirada de los estímulos, y que una parte de los miembros de la Fed es favorable a discutir abiertamente en las próximas reuniones el ajuste de la actual política monetaria ultralaxa si la economía americana sigue progresando.
Posiblemente los buenos resultados empresariales han ayudado. Walmart y otras minoristas como Target o Home Depot han tenido un buen trimestre y han superado las estimaciones de los analistas. Aunque ha habido alguna excepción, como Cisco esta última semana, la temporada de resultados empresariales del primer trimestre ha sido buena, y eso sin duda ha sido un soporte para las Bolsas. Como también lo han sido los buenos datos económicos que publicó China el lunes pasado o las expectativas de mayor crecimiento de la zona euro que está publicando la Comisión Europea.
La pregunta es si las Bolsas van a seguir aguantando tan bien o van a verse contagiadas por el "mini crash" del bitcoin y de las criptodivisas. La sombra de lo que pasó en el 2000 con el Nasdaq sigue sobrevolando los mercados. En aquel momento el desplome de las llamadas "puntocom" se contagió a las restantes Bolsas, y la caída del Nasdaq de 5.000 a 1.000 puntos afectó a las Bolsas tradicionales y acabó generando una crisis económica, aunque el peso en la economía de las "puntocom" era muy reducido. Tal vez podría pasar lo mismo si se produjera un desplome de los criptoactivos, aunque hoy por hoy su impacto real en la economía es muy pequeño.
De momento ese escenario no se ha producido y el impacto ha sido muy limitado. La semana pasada, en plena caída libre del bitcoin, el S&P ha caído solo un 0,4%, el Nasdaq ha subido el 0,3%, el Eurostoxx ha subido el 0,2%, el Nikkei ha subido el 0,8% y el MSCI de Bolsas emergentes ha subido el 1,7% en dólares. En general las Bolsas apenas han corregido desde los máximos anuales. El Nasdaq, que como antes decíamos es el índice más afectado por los temores de inflación, y que subió un 44% el año pasado, ha caído solo un 5% desde sus máximos anuales, sin llegar ni siquiera a la llamada "corrección técnica", que se produce cuando la caída supera el 10% desde máximos. El S&P apenas cae un 2% desde sus máximos históricos de todos los tiempos.
No hay por tanto ningún escenario de pánico en las Bolsas, pero sí que hay un tono diferente al de principios de mayo, cuando nadie pensaba en el riesgo. Ahora tenemos en curso un crash del bitcoin y de las criptomonedas, y algunos ETFs y valores tecnológicos, como Ark Innovation ETF, Tesla, Square o Microstrategy, por citar solo algunos ejemplos, han sufrido caídas muy significativas, del 30% o más, y eso puede ser una primera señal de que algo empieza a cambiar en la cabeza de los inversores, que empiezan a ver con escepticismo el relato de la nueva revolución financiera antes mencionado.
Mientras siga ahí la enorme liquidez no hay mucho que temer, porque, por un principio de vasos comunicantes, las Bolsas sencillamente no pueden caer, y por eso nadie espera una corrección del 10% hasta que la Fed endurezca su política. Pero, en primer lugar, el mayor consumo tras las vacunaciones detraerá liquidez de las Bolsas, y en segundo lugar, la liquidez, aunque se genera a partir del dinero de base inyectado por los Bancos Centrales, tiene varios niveles, y los niveles últimos de liquidez, los que se basan en el apalancamiento financiero que dan los mercados y las entidades, están muy conectados con la confianza. Y la confianza puede ser bastante volátil como lo demostró el caso Archegos a fin de abril, un buen ejemplo de cómo, cuando los activos de soporte dejan de subir, se pueden venir abajo de repente, al liquidarse en una o dos sesiones posiciones enormes, montadas sobre una montaña de deuda. Hay siempre una especie de "momento Minsky" esperando su oportunidad.
Esta semana quedan todavía algunos resultados interesantes como los de Salesforce, Best Buy, Nvidia, Snowflake o Costco, pero a nuestro juicio la atención estará puesta en la corrección en curso en las criptodivisas y su posible contagio a las Bolsas de acciones, y en la publicación el próximo viernes del indicador de inflación preferido de la Fed, el llamado "personal consumption expenditures price index" (PCE deflactor) o índice del conjunto de los gastos personales, que incluye una gama más amplia de gastos que el IPC.
Aunque el sentimiento hacia los activos de riesgo ha cambiado, no pensamos que la elevada volatilidad de los criptoactivos vaya a contagiarse de momento a las Bolsas, y por tanto pensaríamos más bien en un cierre de mayo algo más volátil pero relativamente tranquilo en las Bolsas, salvo que el deflactor del PCE americano dé un susto como el que dio la inflación de abril.
Juan Carlos Ureta Domingo
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