El informe de empleo apunta al 'soft landing', pero la inflación y los resultados deberán confirmarlo
El informe de empleo americano de septiembre, publicado el viernes, ha sido el responsable de que el S&P y el Nasdaq hayan terminado en positivo y el Dow Jones haya cerrado casi plano la primera semana de octubre, una semana en la que casi todos los demás índices bursátiles del mundo han cerrado con números rojos. El S&P ha subido un 0,5% en la semana, el Nasdaq un 1,6%, y el Dow Jones ha bajado un 0,3%, mientras que el Nikkei ha caído un 2,7% en la semana, el MSCI de Bolsas emergentes en dólares un 1,6% y el Eurostoxx un 0,7%, pese a la subida de última hora del viernes, tras publicarse el informe de empleo americano.
Tras algunas dudas iniciales, el informe de empleo de septiembre provocó un auténtico giro en el sentimiento, un "turnaround" en toda regla, que llevó al Dow Jones de bajar un 0,8% en los mínimos de la sesión a subir un 0,9% al cierre, y al Nasdaq de bajar el 0,9% en los mínimos de la sesión a subir un 1,6% en el cierre. Esa subida del viernes permitió al Dow Jones salir de los números rojos en el año (el martes el Dow había entrado en negativo en el año) y al S&P alejarse de los 4.200 puntos, un nivel al que los analistas técnicos dan gran importancia, al ser la media móvil de las doscientas últimas sesiones.
Esa reacción de los índices americanos es, en cierto modo, sorprendente, porque la fortaleza del mercado laboral llevaría, en principio, a pensar en más subidas de tipos de aquí a fin de año, pero la subida de los salarios (wage growth) se desaceleró al 4,2% y probablemente esto es lo que movió a Wall Street a una segunda lectura de los datos mucho más positiva, tras el mencionado titubeo inicial. La combinación de una fuerte creación de empleo y una moderación en las subidas salariales es, sin duda, una expresión casi perfecta del muy deseado "aterrizaje suave" (soft landing), un escenario que encanta a los inversores, porque lo asimilan a la famosa "goldilocks economy", una economía que crece sin tensiones en los precios.
El petróleo, con su fuerte caída semanal, también podría estar apoyando un escenario de "soft landing" al quitar presión a los precios y facilitar la labor de la Fed. El hecho de que en muy pocos días los futuros, tanto del Brent como del crudo ligero americano (WTI), hayan bajado desde los casi 100 dólares/barril hasta los 82,8 dólares y 84,5 dólares a los que cerraron el pasado viernes, puede estar indicando que los mercados descuentan una caída de la demanda no dramática pero sí suficiente como para contener las subidas del crudo pese al acuerdo de Rusia y Arabia Saudita de recortar la producción. A falta de ver las consecuencias de la guerra entre Israel y Palestina desatada este fin de semana, el petróleo parece moverse en una dirección acorde con el "soft landing".
Finalmente, los bonos largos también parecen compartir esa idea del aterrizaje suave. Esta semana hemos visto como el tipo del bono del Tesoro americano a diez años (T bond) subió el miércoles al 4,88%, su máximo desde 2007, para luego recortar ligeramente y cerrar el viernes en 4,795%. Igualmente, el tipo de interés del "bund" alemán superó el 3% el miércoles por la mañana para a continuación caer hasta el 2,9%, al que cerró el viernes. Lo que nos indican estos tipos de los bonos largos es que no ven una recesión severa en el medio plazo, sino más bien una economía que se desacelera o crece a ritmo más lento, pero que a la vez es más sostenible. El ligero aplanamiento de la inversión de la curva de tipos que estamos viendo estos últimos días va en la misma dirección.
Si pasamos del mercado de bonos al mercado de acciones, vemos como el índice más relevante del mundo, el S&P, se acercó mucho, el martes pasado y también el viernes a primera hora, a los 4.200 puntos, pero justo en ese nivel rebotó hasta los 4.308 puntos a los que cerró la semana. La perforación a la baja de los 4.200 puntos habría sido una muy mala señal, ya que como antes decíamos, alrededor de ese nivel está la media móvil de 200 sesiones, y por tanto un nivel técnico significativo, pero el rebote nos está indicando que las Bolsas también se apuntan al "soft landing". No hay que olvidar tampoco que, como decíamos la semana pasada, el nivel de los 4.150 puntos es el que corresponde a una corrección del 10% desde el máximo de 4.607 puntos que alcanzó el pasado 23 de julio.
Por tanto, es una buena señal que se haya producido el rebote cerca de esos niveles el pasado viernes, una señal que indica que, de momento, los inversores han pasado del temor al "higher for longer" al deseo de un "soft landing", un cambio de sentimiento que deberá ser ratificado por los resultados empresariales del tercer trimestre y por los "guidance" que den las compañías para el cuarto trimestre. Cabe pensar que una economía que se mantiene fuerte, como la norteamericana (véanse los ISM publicados la semana pasada y el informe de empleo del viernes) debería llevar a unos resultados empresariales más o menos buenos, pero como decíamos al terminar nuestro anterior comentario, las Bolsas se han vuelto "data-dependientes" y hay que esperar a los datos.
En nuestra opinión los resultados empresariales volverán a marcar grandes diferencias entre las empresas ganadoras y las perdedoras, en esas Bolsas en "K" de las que venimos hablando reiteradamente en estos comentarios. Como anticipo, esta semana hemos visto algunos desplomes como el de Alstom (caída del 35% el jueves tras dar mal guidance), el de Metro Bank (caída del 25% el jueves y del 98% en lo que va de año) o el de Philips (caída del 7,2% el viernes) que muestran como las Bolsas son implacables con las malas noticias, a la vez que premian a las compañías que lo hacen bien, como Nike la semana pasada.
Esta semana se publican el miércoles las actas de la última reunión de la Fed, especialmente interesantes tras las recientes declaraciones de Michelle Bowman, miembro de su Consejo, diciendo que aunque ha habido progresos, todavía hacen falta "múltiples" subidas de tipos para dominar la inflación, y de la presidenta de la Fed de Cleveland Loretta Mester, diciendo que se necesita una subida más en el 2023.
Más interesante aún, dado que la Fed es "data-dependiente", es el dato de inflación americana de septiembre, que se publica el jueves, y que se prevé que sea algo mejor que la de agosto, igual que ha pasado con la europea. En concreto se espera una subida del 0,3% sobre el mes anterior y del 3,6% en el año, cifras mejores que las del mes pasado que fueron 0,6% y 3,7% respectivamente. En la inflación subyacente se espera una subida mensual del 0,3% en línea con la de agosto y en al año quedaría en el 4,1%. Se publica también la inflación de septiembre en China.
En cuanto a resultados, el viernes presentan cifras algunos grandes bancos americanos como JPMorgan Chase, Wells Fargo y Citigroup, así como la mayor gestora del mundo, BlackRock y el gigante de salud United Health Group.
La guerra entre Israel y Palestina declarada este fin de semana abre un nuevo foco de incertidumbre, pero salvo que la situación tome una deriva imprevista, la evolución de las Bolsas seguirá dependiendo esencialmente de los resultados empresariales y de lo que hagan la Fed y el BCE y, a su vez, lo que hagan dependerá de la evolución de la inflación.
Por el momento las Bolsas se han mantenido, tras el rebote del viernes, en una corrección que no supera el 10% desde máximos, en línea con nuestra idea de una corrección ordenada que exponíamos en el anterior comentario y, para esta semana, pensaríamos más bien en unas Bolsas sostenidas en torno a estos niveles.
Juan Carlos Ureta Domingo
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