Como era de esperar, y tal y como anticipábamos en nuestro anterior comentario, las Bolsas han prolongado una semana más esa "zona de confort" de la que no han salido en todo agosto, un agosto en el que las cotizaciones se han movido en una banda relativamente estrecha, con bajo volumen de negociación y con la sensación de que ningún dato o noticia, sea del signo que sea, puede alterar la tranquilidad básica en la que han decidido instalarse los inversores.
Esta última semana, a caballo entre agosto y septiembre, y en la que tocaba digerir y acabar de entender bien los mensajes lanzados la semana anterior en Jackson Hole por Yellen y los restantes banqueros centrales, hemos vuelto a tener datos mixtos. El PMI adelantado de agosto en China fue bueno, y también lo fueron el de Alemania (53,6) y el de Inglaterra (53,3 y se esperaba 49). Pero los de Italia y Francia se situaron por debajo de 50, en zona de contracción, y el de España ha decepcionado al acercarse peligrosamente a los 50 puntos.
Sin duda, el peor dato de la semana ha sido el ISM de manufacturas americano de agosto, que ha caído a zona de contracción, en 49,4 puntos frente a los 52,6 de julio y frente a los 52 que esperaba el consenso de mercado. Es verdad que la economía americana hoy es más "terciaria" y que, por tanto, es más relevante el ISM de servicios que se publicará el próximo martes, pero no deja de ser inquietante esa entrada del indicador de manufacturas de la principal economía del mundo en zona de contracción.
Las Bolsas americanas han recibido todos estos datos prácticamente sin moverse, y la simbólica ganancia semanal de medio punto porcentual que han tenido los tres grandes índices (S&P, Dow y Nasdaq) se produjo justamente en la sesión de cierre, al publicarse el viernes el informe de empleo de agosto, con una creación de 151.000 puestos de trabajo, un dato que es justo el tipo de datos que encanta a Wall Street, al estar por debajo de la cifra esperada y alimentar así la expectativa de que la Fed no suba tipos en septiembre.
Las Bolsas europeas, sin embargo, se han comportado mucho mejor, y la causa hay que buscarla en los rumores de que el BCE podría dar otro paso más en su política de expansión cuantitativa en la reunión que tendrá el próximo jueves 8. Eso es lo que ha hecho que el Eurostoxx haya subido un 2,3% en la semana, con alzas mayores en Bolsas como la española, que se ven más favorecidas por una mayor relajación monetaria del BCE, y que, además, tienen mayor peso de los Bancos, que ha seguido siendo, como en agosto, el mejor sector.
Con la inflación anclada en el 0,2% la idea es que el BCE tiene que hacer "algo" para acercarse a ese objetivo del 2% de inflación que se ha marcado. Y ese "algo" puede ser o bajar los tipos negativos por debajo del -0,4% actual, o subir el límite de compras de bonos de cada país por encima del 33% del total emitido, o eliminar la llamada "regla de capital" que exige que se compren bonos de cada país en proporción a su peso relativo en el capital del BCE.
De las tres opciones, la última (cambiar la "regla de capital") parece la más probable. Profundizar en la sinrazón de los tipos negativos es ahondar en un experimento sobre el que cada vez hay mayores dudas, dudas que más bien aconsejan buscar la vuelta a tipos positivos cuanto antes. Subir del 33% del total emitido el límite de compras podrá no arreglar el tema de la escasez de bonos alemanes susceptibles de compra, ya que el Tesoro alemán solo emite con tipos superiores al -0,4% a partir de siete años. La única medida efectiva es romper la regla de capital.
El problema es si Alemania va a consentir este cambio. En nuestra opinión Alemania no está preparada para dar ese paso (tal vez nunca lo llegue a estar) y, por tanto, la única posibilidad de que se cambie la regla de capital es que el BCE adopte la decisión en contra de la opinión alemana, algo que nos parece poco probable.
Hay algunas intervenciones de banqueros centrales (Kuroda habla el lunes y dos miembros de la Fed el martes y el viernes) pero, con Wall Street cerrado el lunes, realmente el foco va a estar puesto en Europa y en el BCE. Lo más probable, a nuestro juicio, es que Draghi opte por utilizar, una vez más, su "artillería verbal", pero sin tomar medidas, un método que tiene a su favor el haber funcionado muy bien en infinidad de ocasiones.
Tras el espectacular rally de los Bancos europeos en agosto y en los primeros días de septiembre, que ha impulsado los índices de la zona, especialmente los que, como el Ibex, tienen más peso de los Bancos, pensaríamos más bien en ligeros recortes esta primera semana completa de septiembre, salvo que el BCE vaya más allá de las palabras y dé un paso adicional en la relajación monetaria, algo que en este momento vemos improbable.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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