Opinión

El fin del dinero fácil y los posibles huracanes


Tras un mes de mayo que, bursátilmente hablando, al final no ha sido tan malo como parecía y que en las últimas sesiones ha logrado remontar y cerrar dignamente, tras una racha de siete semanas a la baja, la semana a caballo entre mayo y junio, aunque haya terminado con pérdidas para la mayor parte de los mercados, ha vuelto a demostrar la resistencia de las Bolsas a bajar.

Hay que recordar que en la semana previa, es decir, en la última semana completa de mayo, las Bolsas habían registrado subidas importantes, de más del 6% en los índices americanos y de más del 4% en el Eurostoxx, y por ello caídas como las vistas esta última semana, del entorno del 1% para el Nasdaq, el S&P y el Dow Jones y del 0,6% para el Eurostoxx consolidan en cierto modo los niveles alcanzados. Incluso en el caso de nuestro Ibex, la caída de esta última semana de un 2,3% no impide al selectivo español mantenerse en positivo en lo que va de año, acreditándose así la Bolsa española como una de las ganadoras del 2022, por el momento.

Pero lo más interesante de este buen comportamiento de las Bolsas es que, una semana más, se produce en un contexto que aparentemente invitaría al pesimismo. La semana pasada decíamos que el buen tono inversor había coincidido con noticias económicas no especialmente buenas, como los PMIs preliminares en EE.UU. y en la zona euro, o como el profit warning de Snap, que venía a dibujar un sombrío futuro de escaso o nulo crecimiento económico. Esta semana las Bolsas también han tenido que enfrentarse a algunas situaciones y noticias no muy estimulantes, y por eso es especialmente valorable que las caídas de las Bolsas se hayan mantenido en niveles moderados.

En primer lugar, ha habido malos datos de inflación, que en mayo ha alcanzado el 8,1% en la zona euro, el 8,7% en Alemania y el 8,2% en España. Además, el petróleo ha subido en la semana, situándose de nuevo en el entorno de los 120 dólares. Tampoco ha habido buenos datos en el lado del crecimiento. El pasado miércoles supimos que las ventas minoristas en Alemania cayeron el 5,4% en abril, los PMI adelantados de China siguen en contracción en mayo, es decir, por debajo de 50, aunque mejorando algo, y tampoco ha habido buenas noticias de la producción industrial japonesa.

Por el lado de las empresas, Microsoft, que es una de las tres mayores empresas del mundo por capitalización bursátil y, sin duda, un buen termómetro para indicarnos la situación de la economía global, emitió el pasado jueves un aviso de menores beneficios ("profit warning") culpando a la subida del dólar de un posible recorte de sus ingresos y beneficios este trimestre.

En tercer y último lugar, las Bolsas han tenido que hacer frente también a opiniones negativas sobre el futuro económico de personajes influyentes. Jamie Dimon, presidente de JP Morgan, afirmaba el pasado miércoles en la Bernstein Strategic Decisions Conference que está aproximándose un huracán en la economía. "Ahora" -decía Dimon- "hace sol y las cosas van bien, pero se está acercando un huracán y nadie sabe si es una tormenta grande o pequeña". Decía Dimon que "todos creen que la Fed podrá gestionarlo, pero conviene prepararse ("brace yourself")". También Elon Musk decía el viernes que tiene un sentimiento muy negativo ("super bad feeling") sobre la economía norteamericana, justificando así el recorte del 10% de la plantilla en Tesla.

Pese a todo ello las Bolsas han resistido bastante bien y la pregunta es ¿por qué?

Un primer argumento sería que también ha habido algunas buenas noticias. China ha relajado las restricciones anti virus y parece decidida a abandonar la política de "cero Covid". Además, los PMIs adelantados de China a los que antes nos referíamos, aunque siguen por debajo de 50 han mejorado notablemente y podrían volver a superar los 50 puntos en junio. Da la impresión de que el Gobierno chino vuelve a estar preocupado por el crecimiento y ha entendido que el objetivo de tolerancia cero no es compatible con el de crecer un 5,5% este año. Tal vez por ello el Shanghái Composite ha subido un 2% esta semana y acumula una subida del 6,5% en las cuatro últimas semanas.

Otra buena noticia es que Arabia Saudí ha mostrado su disposición a incrementar la producción de crudo para suplir la oferta rusa y ese alineamiento de la OPEP con Occidente, si se confirmase, puede ser decisivo para controlar el precio del petróleo.

Pero en nuestra opinión hay un tercer factor y ese factor es que los inversores piensan que la Fed va a valorar más el crecimiento que la inflación cuando llegue el momento de la verdad, en el que tenga que optar por una cosa o la otra. Es decir, está claro que se ha acabado la etapa del dinero barato sin límite, del "whatever it takes" y la fiesta monetaria total, pero no está nada claro que los Bancos Centrales puedan dejar de ayudar a la economía si en algún momento se acercase una recesión. Es verdad que el discurso oficial es que la Fed llevará el endurecimiento monetario ('quantitative tightening' o QT) hasta donde haga falta, y así lo volvía a repetir hace unos días la vicepresidenta de la Fed, Lael Brainard. Pero lo que se percibe es que ha costado mucho volver a una cierta normalidad y que nadie quiere poner en riesgo el crecimiento.

Esto explicaría que el jueves, cuando la encuesta de empleo privado ADP de mayo en EE.UU. salió peor de lo esperado (128 mil nuevas nóminas frente a 300 mil previstas) las Bolsas subieron, con el Nasdaq a la cabeza y, por contra, el viernes, tras publicarse un informe de empleo americano de mayo, con mayor creación de empleo que la prevista, las Bolsas bajaron, con el Nasdaq esta vez a la cabeza de los descensos. La idea es que los inversores interpretaron el jueves que la Fed podía suavizar el endurecimiento monetario (QT) por los malos datos de empleo, pero el viernes, ante los buenos datos de empleo pensaron justo lo contrario.

Nuestra lectura es que las Bolsas vuelven a mirar, sobre todo, a la Fed y a los tipos de interés, y por eso las Bolsas se han visto afectadas esta semana por la subida de los tipos tanto en Europa, con el bund alemán ya en el 1,26% y el bono español a diez años ya en el 2,43%, como en Estados Unidos, donde el tipo de interés del T bond está de nuevo cerca del 3%. Lo que pasa es que ese impacto se ha visto amortiguado por la expectativa de que la subida de tipos pare si la economía empieza a ir mal.

A la espera de la reunión de la Fed el próximo 15 de este mes, esta semana la principal noticia es la inflación americana de mayo, que se publicará el viernes y que nos dará pistas sobre lo que pueda hacer la Fed la semana siguiente.

Las Bolsas parecen atrapadas en una banda lateral. Por un lado, hay un techo a las subidas, dadas las enormes incertidumbres sobre el crecimiento futuro y dada la elevada y persistente inflación, pero por otro lado los descensos también tienen un suelo por la expectativa de que, si fuese necesario, la Fed no negará su ayuda y volverá a relajar las condiciones monetarias. En nuestra opinión, queda aún algo de ajuste hacia abajo, pero ese posible ajuste no es incompatible con movimientos laterales a lo largo de las próximas semanas.


Juan Carlos Ureta Domingo
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