La tercera semana de agosto, que pensábamos podía traer cierta calma a las Bolsas, ha resultado ser la peor semana del año en términos bursátiles, en medio de una oleada de ventas global que ha afectado a las Bolsas asiáticas, europeas, norteamericanas y emergentes. Una oleada que ha tenido no uno sino varios detonantes, aunque el más potente sigue teniendo su origen en Asia, y más concretamente en China, tras la devaluación del yuan. Varias noticias en EE.UU. y en la zona euro ayudaron a que la turbulencia asiática se expandiera en las sesiones del jueves y el viernes a las plazas americanas y europeas, desatando las ventas con una intensidad que hace tiempo no veíamos. El resultado han sido caídas semanales superiores al 5% en prácticamente todos los índices, llegando a caer el Dax casi un 8% en la semana, el Eurostoxx un 7% y el Shanghai Composite un 11,5%.
Una de esas noticias fue la publicación de las actas de la reunión de julio de la Fed, que no gustaron a los inversores, ya que, pese a repetir el conocido mensaje "dovish" de que la Fed será muy prudente a la hora de subir los tipos y de que lo hará muy gradualmente, las actas denotan una clara división de opiniones en el seno de la Fed, siendo varios los miembros del Consejo que opinan que hay que subir los tipos ya. Además, la expresión de que la subida de tipos se va acercando ("is approaching") no gustó nada a unos inversores que desearían que los tipos cero fuesen eternos.
En la zona euro la convocatoria de elecciones anticipadas en Grecia crea una incertidumbre adicional.
Otra noticia mala han sido los datos de crecimiento. En Japón el PIB ha caído a un ritmo anualizado del 1,6% en el segundo trimestre y, tras la devaluación del yuan, que afecta a las exportaciones japonesas, hay un claro temor a que la economía japonesa entre en su quinta recesión desde el 2008 si también se contrae en el tercer trimestre. En China hemos visto débiles datos de manufacturas. El índice Caixin China General Manufacturing Purchasing Managers de manufacturas de las tres primeras semanas de agosto ha caído a 47,1 frente al 47,8 de julio, lo que sugiere que el crucial sector de manufacturas chino se está desacelerando. Nadie piensa ya en un crecimiento del PIB del 7% en la hasta ahora imparable China.
A ello se unen los problemas de su opaco sector financiero. Cincuenta instituciones financieras chinas tuvieron que solicitar el martes pasado su rescate, afectadas por colapso de su entidad de garantía (guarantor). Y para completar el cuadro, hemos visto una recaída de la Bolsa de Shanghai, que tras perder el 11,5% en la semana está ya cerca de los mínimos del pasado julio.
Es cada vez más firme la convicción de que la devaluación del yuan decidida la semana pasada va a exportar deflación al resto del mundo, y lo va a hacer a la escala china, es decir, con gran impacto. La enorme debilidad de todas las materias primas, salvo el oro, y el desplome del crudo, son la plasmación más gráfica de esos temores.
Si la lectura anterior fuese correcta, lo que hemos visto esta semana pasada en las Bolsas es la percepción por los inversores, de repente, tras la devaluación del yuan, de que el crecimiento global va a ser muy débil, incluso rozando la temida deflación, y que eso se puede combinar con una subida de tipos, aunque sea muy suave y gradual, por la Fed. Esa combinación no gusta nada a los mercados y menos cuando la hasta ahora gran esperanza de crecimiento, Asia, flojea y recuerda de alguna manera a los años 1997 y 1998 cuando, bien es verdad que en condiciones muy diferentes, se desató la crisis en aquella zona con la devaluación del bath tailandés.
Podría haber por tanto una lectura de que la debacle bursátil de la tercera semana de agosto es el principio del final del ciclo alcista que viven las Bolsas desde marzo de 2009 y más claramente desde julio de 2012, un ciclo guiado por la híper liquidez. Esa lectura es posible, porque en algún momento llegará el final de un modelo que propone salir de la crisis inyectando liquidez sin límites los Bancos Centrales y generando cada vez más deuda. A nuestro juicio algún día las Bolsas descontarán que las políticas de los Bancos Centrales no funcionan para generar crecimiento y que sin embargo van a generar inflación. Pero el momento de ese "reckoning" no ha llegado aún, es demasiado pronto y hay que pensar más bien en que será a partir de 2016 cuando veamos movimientos más de fondo.
Es pronto para hacer una lectura definitiva y hay que esperar a ver qué pasa en este fin de agosto. En principio hay que pensar que se trata solo de una caída fuerte pero pasajera, como lo fue la de octubre de 2014, enmarcada además en el entorno veraniego de poco volumen y mucha volatilidad. Es decir, en lo que podríamos llamar el "efecto agosto". Con muy pocos operadores en sus puestos y con un volumen más bien bajo de negociación, los movimientos se amplifican, y en este sentido la ruptura a la baja por el S&P el jueves de su media de las últimas doscientas sesiones y la pérdida del nivel psicológico de los dos mil puntos el viernes han sido sin duda detonantes de las últimas caídas del jueves y viernes pasados.
El S&P es el índice bursátil más seguido por los analistas técnicos, pero también ha habido otros índices que han perdido cotas significativas. El Nikkei perdió el nivel de los 20.000 puntos y el Dow Jones, tras perder más de quinientos puntos el viernes, cerró por debajo de los 16.500. Por su lado el llamado "indicador del miedo" es decir, el VIX, subió a sus máximos anuales el pasado viernes, cerrando en 28, nivel no visto desde el 2011.
Hoy por hoy el discurso oficial sigue siendo que la híper liquidez y la deuda nos sacarán de la crisis y se ha puesto demasiado esfuerzo en ese discurso como para darlo por fracasado, dados los enormes resortes de los que dispone el nuevo y poderoso "capitalismo de Estado".
El programa de compra de bonos soberanos del BCE sigue ahí, la ayuda de los Bancos Centrales, incluida la Fed, va a seguir ahí, la súper abundancia de liquidez que no encuentra fácil destino en la economía real y que debe ir a activos financieros no va a desaparecer y los tipos de interés de largo plazo no van a subir, más bien al contrario, como estamos viendo en los tipos de los bonos soberanos. El pasado viernes el bund alemán se movía en niveles de tipos de interés del 0,56% y el T bond americano cerró en 2,04%.
El mercado de bonos parece pensar que, si se complican las cosas, la Fed no podrá subir los tipos y por eso realmente la burbuja, como ha dicho Greenspan la semana pasada, está más en los bonos que en las Bolsas.
Tras las caídas de las dos últimas semanas los índices americanos han entrado ya en fase de corrección al caer más del 10% sobre máximos y algunos europeos como el Dax están ya en territorio técnico bajista al haber perdido más de un 20% sobre máximos. El Dow, el S&P, el Nasdaq y el Russel están en negativo en lo que va de año y el Eurostoxx y el Dax ganan solo un 3% en el año tras haber ido ganando respectivamente un 20% y un 25% en los cuatro primeros meses.
Agosto va terminando y el próximo viernes empieza el simposio de Jackson Hole, Wyoming, promovido por la Fed, y además a lo largo de la semana habrá intervenciones de miembros relevantes de la Fed como, de nuevo, William Dudley. Hay algunos datos en EE.UU. como ingresos y gastos personales y la revisión del PIB del segundo trimestre, y también veremos evoluciones del tema de Grecia en la zona euro, pero lo que diga la Fed es lo más importante, ya la actitud de la Fed va a ser la verdadera prueba de fuego para las llamadas políticas no convencionales de los Bancos Centrales y abrirá el debate sobre dichas políticas y en su caso sobre la reformulación de las mismas.
Al terminar agosto, las Bolsas tendrán que decidir entre una corrección mayor o un rebote que salve los muebles de un mes en el que pase lo que pase esta última semana, se ha mostrado, como se mostró ya el pasado octubre, la debilidad a medio plazo del mercado alcista que vivimos desde 2009, y ha vuelto a asomar la idea de que podemos estar viendo el principio del fin de ese mercado alcista.
Será determinante lo que haga el S&P tras el "selloff" del pasado viernes, y tras el pésimo cierre en la última parte de la sesión. De tomar alguna posición larga lo haríamos más bien con coberturas de opciones put o comprando opciones call, ya que aunque no pensamos en principio en un desplome, es prudente cubrirse ante tal posibilidad.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
Tel: 91 398 48 05 Email: online@renta4.es