La fase de aceleración del espectacular "rally" que están viviendo las Bolsas americanas ha continuado la semana pasada, culminando en la sesión de cierre semanal del viernes con nuevos máximos históricos de todos los tiempos en los tres grandes índices, el Dow Jones, el S&P y el Nasdaq, tras subir en torno al 1% en la jornada. Nuevos máximos que se añaden a la ya larga cadena de récords que vienen encadenando desde hace meses.
El Dow Jones camina así hacia los 27.000 puntos, el S&P se acerca a los 3.000 puntos y el Nasdaq está ya por encima de los 7.500 puntos y todo apunta a que enero será el décimo mes consecutivo de avances para el Dow y el S&P, algo no visto desde 1959, un nuevo registro que sumar a los muchos que acumulan las Bolsas americanas desde que ganó Trump.
Hay varios factores detrás de esa subida semanal de los índices americanos. El primero es el acuerdo para evitar el "cierre" de la Administración americana que se consiguió el lunes en el Senado. Es un acuerdo temporal y dura solo hasta el 8 de febrero, pero los inversores descuentan que habrá acuerdo definitivo y por eso las Bolsas americanas subieron tras el anuncio. Un segundo factor son los buenos resultados empresariales. De las compañías del S&P que por ahora han publicado sus cifras del cuarto trimestre, el 80% han tenido beneficios superiores a los esperados y un 82% ventas superiores a las esperadas, batiendo así las ya muy altas expectativas de los analistas.
Pero hay un tercer factor que es la evolución del dólar. En la semana el dólar ha caído algo más del 1,5% respecto al euro y en torno al 2% respecto al yen y a la libra, acelerando así la fase bajista de los últimos meses. Los comentarios del Secretario americano del Tesoro, Steven Mnuchin en Davos el pasado miércoles afirmando que el dólar débil favorece a la economía norteamericana dieron a entender que uno de los ingredientes de la política económica de Trump es que la divisa americana baje, y situaron al dólar por debajo de los 1,25 dólares por euro. La rectificación posterior de Trump, diciendo que el dólar va a subir ("dollar will get stronger and stronger") y la inevitable vuelta atrás del propio Mnuchin diciendo que se habían entendido mal sus palabras, no evitan la clara sensación de que el "America first" de Trump y sus esfuerzos por dar la vuelta a la deficitaria balanza comercial norteamericana pasan también por una cierta guerra de divisas haciendo bajar al dólar.
Esa caída semanal del dólar explica, más allá de los factores antes mencionados, por qué mientras el Eurostoxx se ha quedado plano en la semana, y el Dax y el Nikkei han recortado siete décimas, los índices americanos han subido el 2%. El jueves, en la misma sesión en la que el dólar traspasaba los 1,25 dólares/euro, veíamos cómo el Dax caía con fuerza mientras el Dow Jones batía un nuevo récord histórico de todos los tiempos, siendo inevitable poner en relación ambos movimientos.
Asimismo, el dólar débil explica por qué el viernes pasado Wall Street fue absolutamente indiferente al mal dato de crecimiento del PIB americano en el cuarto trimestre. Se esperaba un 3% de crecimiento y el primer dato publicado (habrá dos revisiones del mismo) ha sido el 2,6%, lo que deja el crecimiento anual en el 2,3%, un crecimiento claramente por debajo del 3% que prometía Trump. El dato no alteró a un Wall Street que espera que el dólar débil y la reforma fiscal den un impulso al PIB hacia el ansiado 3%. Además, otro dato publicado el mismo viernes, el de pedidos de bienes duraderos de diciembre, que subieron un 2,9%, frente a un incremento estimado del 0,8%, compensó la mala noticia del PIB.
¿Por qué baja el dólar? ¿Hay guerra de divisas o es un movimiento guiado por los "fundamentales"? El ruido de una guerra de divisas ha estado presente esta semana en el Foro de Davos, sobre todo el jueves, cuando Mario Draghi se vio obligado a reconocer la preocupación del BCE por la fortaleza del euro, replicando en cierto modo a las ya mencionadas manifestaciones de Mnuchin el día anterior.
Haya o no guerra de divisas lo cierto es que un euro fuerte complica muchísimo la labor del BCE, al impedirle poner en marcha la retirada de estímulos y al retrasar la subida de la inflación, y un dólar débil tampoco facilita las cosas a la Fed, ya que presiona al alza la inflación americana y puede obligar a la Fed a subir tipos con más intensidad de la deseable. Obviamente a Japón tampoco le conviene un yen fuerte, si quiere mantener el buen dato de exportaciones que se publicó el jueves pasado.
Todo esto hace especialmente interesante la reunión de la Fed del próximo miércoles en la que cabría esperar que la Fed se ratifique en su agenda de tres subidas de tipos este año, o incluso cuatro. Si así fuera los tipos del bono americano a diez años (T bond) que cerraron el viernes en el 2,66% podrían seguir avanzando hacia el 3%.
La evolución de los tipos del bund alemán y del T bond americano tiene mucho que ver con la cotización del euro/dólar, que refleja fielmente el diferencial entre los tipos de ambos bonos, el alemán a diez años, que el pasado viernes estaba ya en el 0,627% tras romper la barrera del 0,6% y del T bond americano. Cuanto mayor sea el diferencial más subirá el dólar respecto al euro, y al revés. Lo cual conecta también con la prima de riesgo de los restantes bonos soberanos europeos, como el español.
Esa subida de los tipos de los bonos no está afectando a las Bolsas americanas, y no lo está haciendo porque sigue llegando mucho dinero a los Fondos y ETFs de acciones americanas. Los flujos de dinero se imponen así a cualquier consideración fundamental, ya que, como decía en Davos esta pasada semana Ray Dalio, el mayor y según algunos mejor gestor de "hedge funds" del mundo, uno se siente un poco imbécil estando en liquidez mientras la Bolsa sube todos los días y al final decide invertir en Bolsa. Esas palabras, que reflejan la realidad de cómo hoy en día los flujos mueven al alza a las Bolsas, chocan con las que en el mismo foro de Davos decía el Premio Nobel de economía Robert Shiller al afirmar que las Bolsas están muy caras bajo cualquier parámetro que se las mida, y que no hace falta ningún detonante para que corrijan con fuerza, igual que no hubo detonantes en el crash de 1929.
Son dos visiones muy diferentes y por ahora está claro que Dalio lleva las de ganar.
Esta semana, aparte de la reunión de la Fed, hay muchos e importantes resultados empresariales. Las grandes tecnológicas Apple, Amazon, Facebook y Alphabet reportan sus cifras el miércoles y jueves y hay muchas más grandes empresas, como Boeing, Siemens, Exxon, Santander o BBVA por citar sólo unas pocas, que lo harán a lo largo de la semana.
Como decíamos la semana pasada, mientras sigan los flujos hacia la Bolsa americana todo lo demás da igual, pero los inversores seguramente no deberían olvidar las palabras de Shiller en Davos, sobre todo en el escenario de esa soterrada guerra de divisas y de los problemas que crea a los Bancos Centrales para el proceso de normalización monetaria.
Juan Carlos Ureta Domingo
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