Tan solo una semana después de que el miércoles 17 de mayo los índices americanos sufriesen su peor sesión en ocho meses, cayendo con fuerza en medio de las sospechas sobre Trump tras el cese del director del FBI, el pasado jueves 25 los índices americanos batían récords históricos de nuevo. La regla de comprar al menor recorte (buy on dips) ha vuelto, así, a funcionar, y la publicación de las actas de la última reunión de la Fed ha tenido mucho que ver en ese rebote de las Bolsas americanas.
Tras publicarse las actas han quedado claras dos cosas. La primera es que la Fed va a subir tipos en junio y la segunda que a los inversores les gusta que así sea. Los mercados tienen una fe ciega en la Fed y no dudan de que si hace algo es siempre con razones fundadas para hacerlo. Eso lleva a los inversores a ver en la previsible subida de tipos de junio una confirmación de que la economía norteamericana está iniciando un ciclo de fuerte crecimiento. La coincidencia de las actas de la Fed con la primera revisión al alza del PIB americano del primer trimestre, realizada el viernes, que elevó el crecimiento anualizado del 0,7% inicial al 1,2%, ha reafirmado en esa convicción a unos inversores que solo tienen oídos para las buenas noticias.
Si añadimos al coctel el hecho de que el tipo de interés del bono del Tesoro americano a diez años sigue en el 2,25%, lo que significa que los tipos reales de largo plazo americanos, descontada la inflación, están cerca de cero, la subida bursátil parece obligada. O al menos así lo ven unos mercados que, como decíamos, leen la "hojas de té" siempre por el lado positivo, es decir, las noticias malas significan que a lo mejor la Fed no sube tanto los tipos y las noticias buenas son, simplemente, buenas noticias.
Ni siquiera la rebaja del rating de la deuda China ha afectado a esa fe ciega de los mercados en la Fed.
Pero esta vez el rebote no se ha contagiado a las Bolsas europeas. Al final, el S&P ha subido un 1,4% en la semana y el Nasdaq un 2%, mientras el Eurostoxx ha bajado un 0,2% en la semana y solo algunos índices europeos, entre ellos nuestro Ibex (+0,6%), han logrado terminar la semana con ganancias. Por su lado el Nikkei subió un 0,5% y el MSCI Emerging Markets el 2,1%. En el año el S&P (+7,9%) sube ya casi tanto como el Eurostoxx (+8,7%), recortando la distancia que las Bolsas europeas habían conseguido hasta abril.
En todo caso, las Bolsas, sin duda, han vivido de nuevo el susto del miércoles 17 como un pequeño bache en un camino alcista despejado, un susto que no puede entorpecer el mensaje básico de la Fed de que queda ciclo alcista por delante en la economía. Un mensaje que ha estado presente no solo en las actas de la última reunión sino también en las numerosas intervenciones de miembros de la Fed esta última semana, todas en el sentido de que habrá subida de tipos porque la economía norteamericana va muy bien y la debilidad del consumo es transitoria.
El mercado del petróleo no parece, sin embargo, compartir esta idea. A pesar de que la OPEP en su reunión de Viena prorrogó nueve meses más los recortes de producción acordados el pasado noviembre, los futuros del petróleo cayeron, cerrando el pasado viernes de nuevo por debajo de los 50 dólares.
Tampoco el economista de Harvard y antiguo Secretario del Tesoro Larry Summers comparte la visión de la Fed. Por el contrario, hace unos días reiteraba en una entrevista en Wall Street Journal su convicción de que la economía americana está en un "estancamiento secular" y daba algunos datos para demostrar que hoy el PIB americano no crece más que en el 2013, cuando formuló esta tesis por primera vez en medio de la crítica de los economistas "oficiales", y que ni la inflación subyacente ni los tipos reales de los bonos de largo plazo tampoco están ahora por encima de lo que estaban entonces.
El debate va a continuar, pero los inversores parecen apostar por la versión oficial de la Fed.
Esta semana, que en EE.UU. es solo de cuatro días por el Memorial Day del lunes, hay datos importantes, que confirmarán o no la fortaleza que la Fed atribuye a la economía norteamericana. Hay datos de gasto personal y de confianza de los consumidores americanos, de inflación, datos que se seguirán muy de cerca sobre todo el de inflación "core", y además tenemos el informe de empleo de mayo que se publica el viernes 2 de junio.
No es probable que ninguno de esos datos, aunque sean débiles, cambien la ya mencionada idea de la Fed de que cualquier debilidad es transitoria, pero tal vez sí puedan empezar a abrir, si son malos, una pequeña grieta en la credibilidad de la Fed, hasta hoy intocable.
El otro frente es el político, con la investigación sobre la trama rusa abierta. Un frente cuyas consecuencias son difíciles de prever más allá de constatar que sigue abierto y que puede deparar cualquier tipo de sorpresas.
Quedan tres sesiones de Bolsa en mayo. Pese a la amenaza del "sell in May" el mes tiene pinta de terminar en positivo en todas las Bolsas, salvo el Russell 2000 de medianas empresas americanas o el RTS ruso.
Con las Bolsas de nuevo en máximos anuales o cerca de ellos, en junio vamos a ver si hay o no fuerza para romperlos al alza.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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