La expectativa de una tercera semana de julio tranquila, que adelantábamos en nuestro anterior comentario, ha quedado plenamente confirmada y , de nuevo, se ha apoyado tanto en los buenos datos económicos y empresariales, como en las palabras de Draghi tras la reunión del BCE. Draghi mantuvo una línea muy similar a la del Banco de Inglaterra la semana pasada, la de esperar a tener más datos (wait and watch). Pero dejó claro que si hay que actuar se actuará, e incluso dejó claro que quiere que haya ayudas públicas para la banca italiana, apuntando a un rescate público cuanto antes.
En este contexto hemos visto subidas semanales generalizadas pero suaves. El Eurostoxx ha avanzado un 0,46% en la semana, el S&P un 0,6%, el Nikkei un 0,7%, y el MSCI Emerging Markets en dólares un 0,2%. Son subidas modestas, pero que muestran tranquilidad tras el "shock" del Brexit, sobre todo en casos como el del Dow Jones, que el pasado miércoles se anotaba nueve jornadas al alza consecutivas.
En estas subidas han ayudado, como decíamos, los buenos resultados empresariales (Microsoft, SAP, Goldman, Morgan Stanley o Iberdrola, entre otras, batieron las expectativas de los analistas) junto a alguna operación corporativa como la OPA de Softbank sobre la inglesa ARM y también los buenos datos económicos. Pero sin duda las palabras de Draghi tras la reunión del BCE el jueves fueron también muy importantes para ratificar que la política monetaria va a seguir estando ahí.
Esto muestra que el llamado "put" de los Bancos Centrales, aunque parezca asombroso a estas alturas, sigue funcionando muy bien en las Bolsas. La pregunta es si funcionará igual de bien en la economía.
Nuestra respuesta a esa pregunta es relativamente simple, pero tiene consecuencias no muy tranquilizadoras. El modelo "monetario" funcionará solo si se crea un nivel de inflación que absorba el gigantesco problema de la deuda, que es el problema de fondo que arrastramos desde la crisis de 2007 y que no ha ido a menos sino a más. Solo una combinación de tipos nominales muy bajos, inflación que mueva a tipos reales negativos y crecimiento económico puede, con el tiempo, ir desactivando esa bomba de relojería que es la deuda. El problema es que si hay inflación será difícil sostener los tipos de interés nominales en un nivel bajo, salvo que se busquen nuevas fórmulas de represión financiera, como la eliminación del dinero físico. Y, si suben los tipos en un contexto de economía de bajo crecimiento, la recesión estará a la vuelta de la esquina y, lo que es peor, la piedra angular sobre la que se levantan las valoraciones tan generosas de algunas Bolsas como las americanas, serán insostenibles.
Ese es el "dilema" y por eso es tan interesante seguir lo que haga el Banco de Japón, que se reúne el próximo viernes 29 de julio. La reunión del BoJ a nuestro juicio va a ser la cita a seguir la última semana de julio. Japón es el país que más tiempo lleva combatiendo la deflación, y a la vez tiene una deuda pública de casi el 250% de su PIB, y un crecimiento persistentemente bajo.
Por esos motivos Japón parece estar a punto de ensayar la fórmula del "helicóptero monetario" para salir de su encrucijada. Aunque el Gobernador del Banco, Haruhiko Kuroda, ha dicho la semana pasada que no habrá "helicóptero monetario", lo cierto es que Japón, por muchos motivos, es el candidato número uno a poner en marcha esta medida monetaria extrema, que suena un poco a desesperada. Y como al final la zona euro está siguiendo un camino muy parecido al de Japón, habrá que estar muy atentos a lo que haga el Banco de Japón, o a lo que insinúe, para tratar de adivinar nuestro propio futuro.
Lo interesante no es solo ver si hay o no anuncio de algún tipo de "helicopter money" sino, sobre todo, ver la reacción de las Bolsas y ver cómo funciona ese helicóptero en la economía real.
Hay otras citas de interés esta semana final de julio, que empieza con la reunión G20 en China, y acaba el viernes con la reunión del Banco de Japón y con el "estrés test" de la banca europea. Por medio tenemos numerosos datos económicos como el PMI compuesto adelantado de manufacturas y servicios de julio en EEUU, la encuesta de confianza IFO en Alemania (primera tras el Brexit) y la encuesta de confianza del consumidor americano de la Universidad de Michigan. Hay también numerosos e importantes resultados empresariales. En EEUU los grandes de la tecnología, Alphabet, Apple, Amazon, Facebook, y, además, Coca Cola, McDonalds o Exxon, entre muchas otras. En Europa, también anuncios como los de Deutsche Bank, BNP, Danone, Volkswagen, LVMH y otras. Y, en España, los pesos pesados del Ibex: Santander, BBVA, Caixabank, Telefónica y, de nuevo, muchas otras.
Los mercados han entrado en una calma veraniega que a nuestro juicio va a continuar. Incluso el S&P, que tras superar los máximos históricos debería haber iniciado, siguiendo la tradición, un pequeño rally de celebración, se ha quedado parado, dando vueltas en torno a los 2.170 puntos.
Por eso pensamos, de nuevo, en una semana tranquila.
Tras el trauma que supuso el Brexit, y en un contexto político muy agitado por los sucesivos atentados islamistas y por las próximas elecciones presidenciales americanas, el deseo de mantener una estabilidad "prefabricada" en los mercados es máximo, y los Bancos Centrales nos están mostrando que tienen todavía muchas armas en al armario, como la conversión de la deuda pública en perpetua o como el "helicopter money" y que, pase lo que pase ("whatever it takes"), y sean cuales sean las consecuencias, no les va a temblar el pulso a la hora de utilizarlas.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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