Opinión

Draghi prepara el terreno a la Fed

A la espera de la decisión de la Fed el miércoles 14, las Bolsas han ido descontando ya la idea de que habrá subida de tipos, y esa idea ha vuelto a mover al alza al sector bancario, que ya la semana anterior había liderado las subidas. Esto explica que nuestro Ibex haya sido el índice estrella de la semana, con su alza del 2,1% mientras el resto de plazas europeas se han quedado planas o han experimentado ligeras pérdidas semanales (Eurostoxx +0,4%, Dax -0,5%). El S&P y el Dow, por su parte, han tenido también ligeras pérdidas del entorno del medio punto porcentual, lo mismo que ha perdido el MSCI Emerging Markets, y sin embargo el Nikkei ha subido un 0,7% en la semana.

Una primera semana de marzo, por tanto, muy anodina, cuya lectura sería, a la vista de los datos anteriores, que a los mercados no les inquieta excesivamente una subida de tipos en EE.UU., aunque tampoco la celebran, salvo en el caso de los valores bancarios. La reacción tranquila de las Bolsas el pasado viernes, tras la publicación de un informe de empleo americano en febrero que muestra un fuerte ritmo de creación de empleos, y además, una más que respetable subida del salario por hora, moviendo a la Fed a subir tipos, es una muestra de que las Bolsas quieren recibir con normalidad la previsible subida de la Fed.

Pero ¿es realista ese deseo? ¿De verdad las Bolsas van a ser indiferentes a una subida del precio del dinero, siendo así que el "easy money" ha alimentado las subidas durante varios años?

La respuesta a esa pregunta no es simple, porque depende de factores que van más allá de la subida de tipos. En nuestro anterior comentario nos referíamos a uno de esos factores, el dólar, y señalábamos que una fuerte subida del dólar provocaría una gran inestabilidad en los mercados financieros, por el excesivo endeudamiento en dólares que se ha ido generando en algunos sistemas bancarios, sobre todo, pero no solo, asiáticos.

La realidad, sin embargo, es que esta semana el dólar ha recortado posiciones, a pesar de haber ido a más el consenso de que el día 14 tendremos subida de tipos. La explicación de esta aparente contradicción hay que verla en la rueda de prensa de Draghi el pasado jueves, tras la reunión del BCE. Draghi se esforzó en transmitir un mensaje optimista en relación con la economía europea, dando por olvidada la temida deflación y quitando hierro a los evidentes riesgos políticos que derivan de los procesos electorales en Francia y Alemania.

Aunque siempre con un lenguaje muy medido y ambiguo, tratando de dar a cada uno de los que escuchan algo de lo que esperan, la puesta en escena de Draghi invita a pensar que el BCE está preparando una progresiva retirada de sus estímulos extraordinarios. Unos estímulos de los que ya no cabe esperar mucho más. En el segundo aniversario del lanzamiento de las compras de bonos (QE), el lenguaje de Draghi fue más de celebración (hemos conseguido lo que queríamos) que de promesas de estímulos adicionales. Esto explica que el euro subiese frente al dólar nada más hablar Draghi, quitando presión a la Fed para su reunión de la próxima semana.

Las palabras de Draghi empujan a las Bolsas un poco más hacia ese nuevo escenario de encarecimiento del dinero y, en una segunda fase, de retirada progresiva de la liquidez extra inyectada en los últimos años. Un escenario que por ahora las Bolsas han encajado bien, pero que está lleno de incógnitas.

Un primer bloque de dudas es si efectivamente las políticas monetarias han conseguido o no relanzar la economía. En EE.UU. es obvio que los datos, incluido el último el informe de empleo de febrero, son buenos pero ello no evita que la previsión de crecimiento del PIB esté más cerca del 2% que del 3% y que posiblemente este primer trimestre de 2017 ni siquiera se alcance el 2%. Además, el miércoles pasado supimos que la productividad de la economía americana está creciendo al ritmo más bajo registrado desde el año 2011. En la zona euro ha mejorado el paro, que ya está por debajo del 10% y ha mejorado el crecimiento, que se estima estará en el 1,8% este año, pero hay países importantes, como Francia e Italia, que no acaban de despegar. Y en Alemania los pedidos industriales cayeron un 7,4% en enero, la mayor caída desde 2009.

Un segundo bloque de dudas se refiere a la inflación. Por ahora el repunte de la inflación es moderado, en la zona euro la previsión está en el 1,7% para este año y en EE.UU. en el 2,3%. Pero hay riesgos de que vaya más arriba presionando a una mayor subida de los tipos de interés. La inflación alemana está ya en el 2,2%, su nivel máximo en cinco años. El petróleo ha caído con fuerza la semana pasada, y los futuros del WTI cerraron el viernes por debajo de los 50 dólares, pero la tendencia a medio plazo del crudo y de otras materias primas parece más bien alcista.

Conectado con la inflación está el tema de los tipos de interés a largo plazo. Es muy diferente que los tipos del bono largo americano (T bond) suban al 3% o que lleguen al 4%. De momento el pasado viernes cerraron en el 2,57% y los del bund alemán en el 0,48%, lo que quiere decir que son niveles todavía moderados, pero el repunte de tipos largos desde la victoria electoral de Trump es bastante fuerte y todo indica que va a seguir. Si se sobrepasa el 3% las alertas deberían dispararse, ya que vivimos en un mundo lleno de deuda.

Finalmente está el tema del dólar y de las complicaciones que generaría si sube más allá de ciertos límites, pero en este sentido la actuación del BCE el pasado jueves pone de manifiesto que hay una clara coordinación entre Bancos Centrales para evitar sorpresas indeseadas.

Los principales índices bursátiles están en niveles muy sensibles. Los americanos, que celebran estos días el octavo aniversario de los mínimos de marzo de 2009, habiendo el S&P más que triplicado desde entonces, deberían corregir, aunque sea solo para coger un poco de aire. Los europeos están en niveles que mueven a pensar o en una ruptura al alza o en una fase de corrección tras el rally vivido, y para que haya ruptura al alza deberían unirse otros sectores al fuerte tirón de la banca.

Lo que haga y lo que diga la Fed el próximo miércoles va a influir en las Bolsas no solo a corto sino a medio y largo plazo, y no estamos seguros de que la aparente tranquilidad con la que las Bolsas esperan la decisión de la Fed se mantenga si hay una aceleración del ritmo de subida de tipos por parte de Yellen.

Hay magníficas empresas para estar invertido, europeas y también americanas y asiáticas, y por tanto hay un espacio para estar dentro de los mercados, pero la apertura del ciclo electoral europeo en Holanda, también el miércoles 8, y las consecuencias de la reunión de la Fed, nos hacen ser básicamente prudentes en cuanto al peso de la inversión.

D.Juan Carlos Ureta Domingo
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