Los resultados de Apple, acompañados del anuncio de un amplio programa de recompra de acciones (buy back) y de subida del dividendo, han sido, tal y como pensábamos, uno de los catalizadores principales de la primera semana de mayo, una semana en la que también ha seguido influyendo de forma muy decisiva sobre las Bolsas la fortaleza del dólar. Todo ello dentro del ambiente general de tranquilidad de los mercados al que aludíamos al finalizar nuestro anterior comentario.
En un entorno muy condicionado por las numerosas publicaciones de resultados empresariales, por los débiles datos económicos de la zona euro, por las idas y venidas de la guerra comercial con China y por los mensajes de la Fed, Apple, que el viernes alcanzó su máximo histórico de todos los tiempos, ha jugado el papel de dinamizar a las Bolsas americanas, sobre todo tras conocerse el pasado viernes que Warren Buffet ha comprado setenta y cinco millones de acciones adicionales de Apple durante el primer trimestre del año.
El efecto Apple ha contagiado al resto de las tecnológicas y ha permitido a Wall Street salvar dignamente una semana que iba camino de las pérdidas. Las subidas del viernes hacen que al final el S&P y el Dow Jones acaben la semana casi en tablas (han caído un simbólico 0,2%) y que el Nasdaq logre un avance semanal de un 1,2%. Una semana más, y ya van cinco, las Bolsas europeas se han comportado mejor que las americanas, con subidas del 0,9% para el Eurostoxx y del 2,6% para el Dax alemán, muy sensible al dólar por las grandes empresas exportadoras. Nuestro Ibex ha conseguido su sexta semana consecutiva al alza, avanzando un 2% y situándose ya por encima de los 10.000 puntos. En esta ocasión, sin embargo, ni el Nikkei ni las Bolsas emergentes se han podido sumar a las alzas. El Nikkei terminó la semana plano y el MSCI de emergentes en dólares ha vuelto a caer en la semana, con fuertes descensos en Bolsas como la brasileña, la mexicana, la argentina o la turca, y acumula ya una pérdida de más del 2% en las últimas cuatro semanas.
La fortaleza del dólar tiene mucho que ver con el peor comportamiento de las Bolsas norteamericanas y también con el de las emergentes. Una fortaleza que deriva de los mensajes del BCE la semana pasada y de la Fed esta última semana, y que también conecta con el deseo (o necesidad) de acaparar dólares por parte de las economías o empresas emergentes que tienen deudas en esa divisa y que temen que si la Fed sigue adelante con su plan, y todo indica que seguirá, habrá menos dólares (o incluso escasez de dólares) en el mercado.
Esa fortaleza del dólar y las incertidumbres políticas que genera el particular estilo de Trump han impedido a las Bolsas celebrar de forma más entusiasta los magníficos beneficios que están presentando las empresas norteamericanas (de hecho el Dow y el S&P están en negativo desde principio de año) y un buen ejemplo es la primera semana de mayo, en la que hemos visto también como un buen "momentum" de las tecnológicas, al calor de Apple, se ha visto ensombrecido por la guerra comercial con China, la subida del dólar y los mensajes duros de la Fed.
A corto plazo el factor principal de inestabilidad es la subida del dólar, que está muy entrelazada con los tipos y con la guerra comercial. La reducción de su balance por la Fed unida a la mayor inflación y a la previsión de un mayor déficit fiscal por las políticas de Trump hacen subir los tipos, y la subida de tipos hace subir al dólar. La guerra comercial por su lado también contribuye a avivar los temores de inflación y, como el Tesoro americano debe emitir bastante deuda, los inversores temen que no haya suficientes compradores de esa deuda y eso alimenta más aún la subida de tipos y del dólar, sobre todo si como respuesta China deja de comprar bonos americanos.
Hay también otras derivadas de la guerra comercial, como el posible impacto en algunas grandes empresas. Será, por ejemplo, difícil que Apple siga vendiendo como hasta ahora sus iPhone en China si se recrudece el conflicto de los aranceles. En este sentido, no hay que olvidar que en el primer trimestre del año los ingresos de Apple aumentaron un 21% en China (incluidos Hong Kong y Taiwán) habiendo sido el iPhone X el "smartphone" más vendido en China seguido por otros dos modelos de iPhone.
Afortunadamente esta última semana los tipos de interés han estado tranquilos (el T Bond cerró el viernes en 2,952%) y esto ha contribuido a la tranquilidad general de los mercados. El mal dato de empleo en abril, con una creación de empleos por debajo de la esperada, ha contribuido a esa calma en los tipos de interés, pero no hay que olvidar que pese a ese mal dato, se revisó al alza la cifra de marzo y por ello la tasa de paro se ha situado en el 3,9%, la más baja desde hace diecisiete años. Por tanto, la amenaza sigue ahí, y si cabe es mayor porque los diferenciales de inflación entre la zona euro y EE.UU. parecen estar ampliándose. La de la zona euro se publicó la semana pasada y la general ha caído una décima en marzo, al 1,2% mientras la subyacente ha caído dos décimas hasta el 0,7%. Parece claro que en la zona euro los tipos tardarán en subir, tras los débiles datos económicos de esta última semana, que confirman el diagnóstico que hizo Draghi en la última reunión del BCE, luego el riesgo de subida del dólar por el diferencial de tipos permanece.
En definitiva, más allá de la pequeña y justificada euforia que las buenas noticias de Apple han producido, el problema de la inflación y de los tipos, que fue el detonante de la corrección de febrero, ha vuelto, y su impacto sobre la evolución del dólar es un nuevo problema, con numerosos efectos laterales. Por eso es importante el IPC norteamericano de abril que se publica el próximo jueves y es también muy relevante lo que suceda el 12 de mayo con el acuerdo nuclear con Irán, por el impacto en el petróleo. De momento los futuros del crudo ligero (WTI) cerraron el viernes muy cerca de los 70 dólares/barril.
Las reuniones del 14 de junio en Riga del BCE y de la Fed el 12 y 13 de junio adquieren así una relevancia especial, y también el que se resuelva satisfactoriamente el contencioso comercial con China, evitando la famosa "trampa de Tucídides" según la cual cuando una potencia emergente va adquiriendo poder frente a la potencia establecida, una guerra entre ambas, en este caso comercial, se convierte en inevitable. Fue el propio Xi Jinping, en su visita a los EE.UU. el pasado septiembre, el que dijo que China evitaría la trampa de Tucídides, y propuso cuatro puntos para conseguirlo, pero nadie sabe qué puede pasar con un presidente tan imprevisible como Trump.
Esta semana, además de los resultados empresariales y además del ya citado IPC americano de abril, se publica el avance del índice de confianza del consumidor americano de la Universidad de Michigan, y la balanza comercial china de abril. Serán también interesantes los mensajes del Banco de Inglaterra tras su reunión.
A la espera de que se acerque más la reunión de junio de la Fed, no pensaríamos en grandes movimientos en las Bolsas.
Juan Carlos Ureta Domingo
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