De nuevo, tal y como sucediera ya la semana anterior, el balance final de la última semana completa de julio no refleja de forma correcta los movimientos del mercado a lo largo de las cinco sesiones. La semana bursátil ha sido intensa, sobre todo en alguna sesión como la del jueves, en la que las Bolsas se dispararon al alza tras un inicio más bien flojo, y pese a ello acaba sin movimientos en los grandes índices, sobre todo en los americanos y en particular en el S&P, que es el que finalmente marcará la dirección de las restantes plazas.
El S&P no se ha movido, subiendo un simbólico 0,01% en la semana, el Nasdaq sube el 0,4%, el Dow baja el 0,8% y el Russell baja un 0,6%. En la zona euro, el Eurostoxx sube el 0,3%, el Dax baja el 0,8% y el Cac francés baja el 0,1%. Hay que ir a las Bolsas periféricas de la zona euro para ver mayores movimientos, con el Ibex subiendo el 3,4% en la semana, el PSI portugués el 4%, la Bolsa griega el 5% y el Mib italiano el 1,6%. También se ha visto más movimiento en el Nikkei (+1,5% en la semana) y en algunos emergentes (India +2%, Shanghai +3,3%, Rusia - 2,3%).
La sensación final que deja la sesión de cierre del viernes es de debilidad, con algunos índices europeos, como el Dax alemán o el Cac francés cayendo con fuerza, y con el Dow cerrando por debajo de los 17000 puntos y el S&P alejándose de los 2000 puntos. Pero a la vez hemos visto rebotes bruscos, como el de la sesión del jueves, que indican que, ante la ausencia de alternativas, el abundante dinero que hay en el sistema aprovecha cualquier motivo para apostar por la renta variable. Lo cual hace que los dos escenarios, el de corrección y el de ruptura al alza de los índices, sigan ahí y que sea difícil decantarse de forma clara por alguno de los dos.
Tal y como hemos comentado en otras ocasiones, lo que en nuestra opinión va a orientar a las Bolsas hacia un lado o hacia el otro son los datos de crecimiento económico y los resultados empresariales del segundo trimestre. Y por ahora no hay referencias concluyentes en ninguno de los dos campos.
Por el lado de los resultados, hemos visto cifras buenas (pero no extraordinarias) en algunas compañías y cifras realmente malas en otras. Los Bancos americanos han salvado bien el trimestre, sobre todo teniendo en cuenta la caída en sus departamentos de "trading", pero los buenos resultados están ya muy descontados en los altos precios a los que cotizan. En las tecnológicas predominan las buenas cifras y así Apple, Microsoft o Qualcomm han sorprendido al mercado al alza, pero ATT y Amazon, entre otras, han pinchado y, de nuevo, los buenos resultados, cuando los hay, ya están muy reflejados en las cotizaciones. Quedan todavía muchas empresas por reportar y habrá que esperar para hacer el balance final, pero en principio no estamos viendo que los resultados sean realmente extraordinarios.
En cuanto a los datos económicos, también son mixtos. En general los datos de la zona euro han sido buenos. Los PMI que se publicaron el pasado miércoles, la creación de empleo en España y la nueva estimación de mayor crecimiento para nuestra economía hecha por el Banco de España son datos positivos que muestran cierta reactivación de la zona, si bien Francia pone la nota negativa con sus débiles cifras. El PMI preliminar chino de manufacturas de julio que se conoció el pasado miércoles también ha sido bueno, y las ventas minoristas del Reino Unido han crecido por encima de lo esperado en junio.
Sin embargo, hay otros datos no tan positivos. Por un lado, la tercera caída mensual consecutiva del índice IFO de sentimiento empresarial en Alemania, si bien puede estar influida por la situación de Ucrania, que afecta más a Alemania que a otras economías europeas. Por otro lado, el déficit comercial de Japón, en máximos de los dos últimos años, lo que puede estar indicando el fracaso del "abenomics", un fracaso que, de confirmarse (y desde luego, aun suponiendo que llegase, tardará todavía algún tiempo en confirmarse, ya que el esfuerzo del Banco de Japón para evitar a toda costa un fiasco será máximo) tendría repercusiones negativas en el conjunto de la economía global. Finalmente, no acaba de aparecer la famosa "velocidad de escape" de la economía norteamericana, cuyo PIB definitivo del primer trimestre arrojó una caída del 2,9% y cuya cifra avanzada del PIB del segundo trimestre conoceremos esta próxima semana.
Junto a los beneficios empresariales y los datos económicos, hay otros dos focos de atención para las Bolsas. El primero es la política de los Bancos Centrales y el segundo es la inestabilidad geopolítica. Los Bancos Centrales se enfrentan al dilema de poner término a sus políticas ultra expansivas en un momento en el que la economía no acaba de despegar con fuerza. Las actas de la última reunión del Banco de Inglaterra publicadas el pasado martes reflejan como los miembros del Consejo del Bank of England temen que una subida de tipos de interés afecte a la economía, ya que los salarios reales están bajando y puede suceder que las familias no puedan pagar sus hipotecas si los tipos suben. Sin embargo, el Gobernador Mark Carney reiteraba, en un discurso en Glasgow pronunciado el mismo día en el que se publicaban las actas, que la subida de los tipos de interés puede llegar pronto dado el recalentamiento del sector inmobiliario inglés. En cuanto a la inestabilidad geopolítica, en los últimos días ha ido a más, con el ataque israelí a la franja de Gaza y con la nueva escalada en Ucrania.
Al final, tras la ya comentada sesión del viernes, y a falta de tan solo de cuatro sesiones para terminar, la lectura lógica de la semana y de todo el mes de julio es que al mercado le falta fuerza. Hay tirones, pero se desinflan pronto, antes de que los mercados cojan tracción suficiente.
La semana que despide julio y da paso a agosto viene muy cargada de noticias. Además de las numerosas empresas que anuncian sus resultados (entre otras American Express, Procter&Gamble, BNP, BBVA, Santander o Telefónica) hay reunión de la Fed, que empieza el martes, y hay numerosos datos económicos relevantes, como el ISM norteamericano de manufacturas, el índice manufacturero de Chicago, el informe de empleo americano de julio, que se publica el viernes, o los índices de confianza del consumidor americano de la Conference Board yde Michigan.
Esos datos son especialmente relevantes para las Bolsas americanas, y sobre todo para el S&P y el Dow, que hasta el pasado jueves se mantenían en máximos históricos de todos los tiempos. Y por tanto son relevantes para todas las Bolsas del mundo ya que al final el S&P es el verdadero índice líder a nivel global y el que decidirá si hay corrección o hay ruptura alcista.
Tras el mal cierre del pasado viernes, mantendríamos una posición de prudencia, tomando coberturas para las carteras de cara a agosto.