Una semana semifestiva que ya de por sí se presentaba anodina y falta de noticias no ha dado efectivamente grandes titulares, pero ha servido para confirmar que el escenario de “soft landing” es el dominante en los mercados financieros, en la economía y en el pensamiento de los Bancos Centrales.
Empezando por esto último, tanto las actas de la última reunión de la Fed como las del BCE, publicadas ambas la semana pasada, recogen el mensaje de que los banqueros centrales han decidido hacer una pausa para ver el efecto de las subidas de tipos en la economía real, pero no contemplan por el momento bajadas de los tipos de interés. Es verdad que hay una gran diferencia entre la Fed y el BCE a la hora de valorar el momento económico, porque la Fed habla de una economía muy “resiliente” ante las subidas de tipos, mientras que el BCE se ve obligado a reconocer que la economía europea apunta hacia una recesión técnica, algo que ha sido confirmado esta misma semana con el dato de crecimiento del PIB alemán, que por tercer trimestre consecutivo es ligeramente negativo. Pero a pesar de esa diferencia, el BCE, igual que la Fed, insiste en que no va a haber complacencia con la inflación, aunque es verdad que en la reunión, según reflejan las actas, hubo debate sobre si los esfuerzos por controlar la inflación pueden acabar en un enfriamiento excesivo. La conclusión tras leer las actas es que tanto el BCE como la Fed manejan el “aterrizaje suave” como escenario central.
Las Bolsas y los mercados de bonos parecen situarse también en ese escenario. A falta de pocos días para terminar, noviembre lleva camino de ser un gran mes, con subidas cercanas al 10% en varios índices y con una caída de los tipos de interés limitada, pero muy tranquilizadora. Se descuenta, en definitiva, una inflación a la baja en una economía que no entra en recesión. Esta última semana el Eurostoxx ha subido un 0,7%, y el Ibex un 1,8%, y para las Bolsas americanas ha sido la cuarta semana consecutiva de alzas, con el Dow subiendo un 1,27%, el S&P 500 un 1% y el Nasdaq Composite un 0,89%. Esta vez la tecnología no ha sido el sector líder, tal vez afectada por Nvidia, que ha vuelto a caer por tercera semana consecutiva, tras presentar sus cuentas trimestrales el pasado martes. La buena noticia es que el rally de noviembre se extiende a sectores que van más allá de la tecnología.
Los bonos también se han comportado bien, aunque han subido ligeramente tanto los tipos de largo plazo como los de corto plazo. El bund alemán cerró el viernes en el 2,63%, el T bond del Tesoro americano en el 4,47% y el bono del Tesoro americano a dos años en el 4,95%. Son todos niveles, como decíamos, un poco superiores a los de inicio de la semana, pero en todos los casos por debajo del 5%. En criptoactivos, el bitcoin superó el viernes los 38.000 dólares en una remontada realmente espectacular justo cuando Binance, una de sus principales plataformas, tiene problemas que han llevado a su fundador a dimitir.
Los datos económicos que hemos conocido esta semana también parecen compartir ese plácido escenario del “soft landing”. El PMI compuesto de la zona euro superó las estimaciones al subir en noviembre a 47,1 puntos desde el casi mínimo de tres años de 46,5 puntos en octubre. El mercado laboral ha empeorado un poco en la zona, pero la confianza empresarial se mantiene con un moderado optimismo para el próximo año. En Estados Unidos también ha empeorado un poco el mercado laboral, pero el PMI compuesto de manufacturas y servicios ha quedado sin cambios en noviembre, en 50,7 puntos, con una modesta subida en los servicios que contrarresta la ligera caída de las manufacturas. Como se ve, la zona euro está un poco por debajo de los 50 puntos, es decir, en zona de contracción, mientras que EE. UU. se mantiene un poco por encima de 50 en zona de expansión. Si unimos estos datos con la caída de la inflación en noviembre (2,9% en la zona euro, 3,2% en Estados Unidos), la pregunta inevitable es: ¿y ahora qué? ¿Habrá rally de Navidad? ¿Llegará el S&P a los 5000 puntos?
En principio, no se ven motivos que puedan perturbar un buen fin de año. La idea de una posible recesión, que hace un año por estas fechas era dominante, se ha alejado, y los futuros anticipan un nuevo ciclo de recortes de tipos que comenzará como muy tarde en junio de 2024 (algunos piensan que ya en marzo) y que la Fed rebajará hasta 4 veces, a razón de 0,25% por reunión, el coste del dinero. Los resultados empresariales muestran una gran resistencia y capacidad de adaptación de las empresas y el sentimiento del consumidor sigue bien, aunque haya caído un poco desde sus máximos. A ello hay que sumar el hecho de que noviembre suele marcar el inicio de un periodo favorable para las Bolsas, que dura hasta mayo.
Pero precisamente ese ambiente tan complaciente puede ser el mayor enemigo del “rally” de fin de año. El índice del miedo que publica la CNN (Fear & Greed Index), que a fines de octubre estaba en terreno de “miedo extremo”, está ahora en zona de “codicia” (greed), cerca ya de la zona de “codicia extrema”. La encuesta de la American Association of Individual Investors sobre las perspectivas para la Bolsa en los próximos seis meses, ha subido por tercera semana consecutiva, marcando el máximo desde el pasado 2 de agosto, cuando las Bolsas estaban en máximos anuales y justo antes de iniciarse una fuerte corrección. Son sólo indicadores, pero coinciden con unas Bolsas bastante “sobrecompradas” tras cuatro semanas de subidas.
Algunos analistas técnicos apuestan por un S&P superando el récord histórico de los 4.800 puntos antes de fin de año, para seguir avanzando en el 2024 hasta los 5.000 puntos, mientras que otros consideran que en 4.600 hay una seria resistencia al alza y creen que a fin de año el S&P estará más bien en niveles de 4.300 o 4.400 puntos. Si pensamos en términos racionales nos quedaríamos en una posición intermedia, es decir, lo normal es que las Bolsas no suban más de aquí a fin de año, aunque tampoco bajen. Pero los “animal spirits” están más bien alcistas.
De momento, esta última semana de noviembre publican cifras empresas como Salesforce, Costco, Kroger o Dollar Tree, pero el único obstáculo serio que podría alterar a las Bolsas es el llamado deflactor del PIB (PCE deflactor) americano, que se publica el jueves.
Esperaríamos una nueva semana tranquila para terminar un gran noviembre.
Juan Carlos Ureta Domingo
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