Si la semana anterior el protagonismo correspondió a la Fed y al BCE, esta primera semana completa de agosto han sido el Banco de Inglaterra y el Banco de Japón los que han tomado el relevo. En el caso del Banco de Inglaterra el nuevo gobernador, el canadiense Mark Carney, estrenaba su cargo en público el pasado miércoles, y en el caso de Japón el ya conocido Kuroda se vio obligado, una vez más, el jueves pasado, a convencer a los inversores de las bondades de la "bomba atómica monetaria" que lanzó el pasado 4 de abril. Ambos lanzaron un discurso muy en línea con los de la Fed y el BCE, casi podríamos decir que un discurso concertado, pero ni uno ni otro tuvieron demasiado éxito, al menos si medimos el éxito por la reacción de los mercados.
La Bolsa inglesa cayó ligeramente el miércoles tras las palabras de Carney y el Nikkei siguió cayendo tras la rueda de prensa de Kuroda del jueves y ha sido el peor índice del mundo en la semana, con un descenso en las cinco últimas sesiones del 5,9%. Una derivada lateral es que el S&P 500 no ha podido mantener el nivel de los 1700 puntos, y ha caído el 1% en la semana, un poco menos que el Dow Jones y un poco más que el Nasdaq. En la misma línea, el Dax también ha retrocedido el 0,8% en la semana, casi lo mismo que el FTSE de Londres, que ha caído el 1%.
Estas caídas contrastan con las subidas de Bolsas que en principio tienen un perfil de mayor riesgo, como la griega (+4,4% en la semana), la portuguesa (+3,3% en la semana), la italiana ( +2,4% en la semana) o la española( Ibex +1,9% en la semana). Lo que nos están indicando este diferente comportamiento es una búsqueda de retorno por parte de los inversores, incluso a costa de tomar activos de menor calidad. Lo cual a su vez no es sino una derivada de las políticas monetarias no convencionales de los banqueros centrales, política que de nuevo ha sido confirmada la semana pasada, aunque a estas alturas ya no hacía falta, por el Banco de Inglaterra y del Banco de Japón. Si se lanza mucho dinero al mercado a tipos cero o casi cero, y si se "garantiza" que ese dinero va a ser permanente, los que lo reciben invierten en activos de mayor riesgo, y por tanto de mayor retorno.
El Banco de Inglaterra el miércoles, en la primera reunión formal presidida por el nuevo Gobernador, Mark Carney, se sumó al modelo de tipos cero o casi cero (ZIRP) asegurando que lo mantendrá hasta que el paro baje del 7% en Inglaterra. Por su parte, el Banco de Japón no se amilana ante el hecho de que los mercados financieros no respondan bien a sus agresivas inyecciones de dinero, anunciadas el pasado 4 de abril, y el jueves el gobernador Kuroda prometía a los inversores más de lo mismo, bajo la idea, al parecer, de que si esas inyecciones no están funcionando por ahora, lo que hay que hacer es insistir, no parar, ya que el único problema es que todavía la dosis no es suficiente.
Pero, como decíamos, las Bolsas inglesa y japonesa no respondieron, esta vez, a los cantos de sirena. El Nikkei de hecho cerró una de sus peores semanas de los últimos meses y el yen subió con fuerza tras las palabras de Kuroda, justo lo contrario de lo que persigue el Banco de Japón, que es la depreciación del yen.
Es cierto que no debemos extraer conclusiones precipitadas de movimientos tan de corto plazo, pero hace tan solo dos meses, en abril y mayo pasados, los inversores reaccionaban con euforia a los anuncios de estímulos monetarios de los banqueros centrales y sin embargo ahora la reacción, sencillamente, o no existe o es negativa. La pregunta es ¿qué está pasando?
Nuestra lectura es que se empiezan a ver, antes de lo previsto, las contradicciones y los efectos laterales de las inyecciones monetarias, efectos muy diferentes a los que se desean por quienes han diseñado esas políticas. Podemos resumir esos efectos diciendo que cuando se lanza dinero al mercado, el dinero se va a veces hacia destinos que no son los programados, y acaba provocando distorsiones en los precios y en la asignación de recursos. Es algo que ya vimos en el 2000 con la burbuja de las punto.com, cuando el dinero inyectado para evitar los problemas que en teoría iba a causar el "efecto dos mil" (¿quién se acuerda ya del famoso Y2K?) se filtró hacia las nuevas y prometedoras compañías de Internet, provocando una sobrevaloración de las mismas que todavía hoy se está digiriendo. Lo vimos también, luego, en la burbuja inmobiliaria de 2005/2007 cuando el dinero inyectado para salir de la crisis de las punto.com se filtró hacia el mercado inmobiliario, bajo la falacia de que "el ladrillo nunca baja" generando la crisis que estalló en el 2007.
Ahora, para salir de la crisis de la burbuja inmobiliaria los Bancos Centrales están repitiendo la fórmula de inyectar dinero, bajo la idea de que esta vez es diferente ("this time is different") lo cual ha tenido el efecto beneficioso de evitar una espiral depresiva modelo años treinta del pasado siglo, pero puede empezar, como ya advirtió en junio el BIS a generar efectos muy tóxicos. Y por supuesto a ser ineficaz, ya que el dinero se va a destinos no previstos, como ya sucedió con el oro y otras materias primas a partir de 2008.
Como decíamos, es muy pronto para afirmar que lo visto esta semana en Japón y en Inglaterra anticipe el final de los efectos estabilizadores de la llamada QE o de la política de tipos cero (ZIRP) pero desde luego es un severo toque de atención, que recuerda algo elemental, algo que incluso Kuroda recordó en su comparecencia del jueves pasado: si no hay reformas estructurales de la economía y si no se limpian los balances y las deudas, las fórmulas monetarias están condenadas al fracaso.
Esta segunda semana completa de agosto tendremos vencimiento de futuros y opciones, y además numerosos datos económicos a uno y a otro lado del Atlántico. Pero no hay intervenciones relevantes de los Bancos Centrales, que es lo que al final mueve a los mercados. En plena calma veraniega, apostaríamos por un cierre de las opciones y futuros en niveles algo por debajo de los del pasado viernes, dentro del forzado paréntesis estival.
Seguiremos muy atentos al S&P para ver si finalmente puede romper al alza los 1.700 puntos o si, por el contrario, se aleja hacia debajo de ese nivel. O si, simplemente, no se mueve. Pero tras lo visto esta última semana nos parece más importante aún mantener las coberturas.