Opinión

China y su 'momento Draghi' revolucionan a las Bolsas, sobre todo a las europeas

A pesar de su fama de ser un mal mes para las Bolsas, septiembre, al final, ha sido sorprendentemente bueno para los inversores.

La previsión que hacíamos al finalizar nuestro anterior comentario de una semana de consolidación, ayudada por el deseo de terminar con una buena “foto” el mes y el trimestre, ha sido acertada para las Bolsas americanas, cuyos índices han tenido subidas semanales moderadas, pero se ha quedado muy corta en el caso de las Bolsas europeas, que han vivido una semana fascinante, disparadas al alza por el impacto de las medidas anunciadas por el gobierno chino en los últimos días.

Esas medidas han sido, sin duda, la gran historia bursátil de la semana, a la que habría que añadir, en un segundo plano, pero sin restarle la importancia que pueda tener, el buen tono que han recuperado las empresas de chips tras la publicación de los resultados de Micron el pasado miércoles después del cierre de los mercados.

El anuncio del gobierno chino y los estímulos acordados por parte del Banco Central chino (PBOC People’s Bank of China) son, como decíamos, la gran noticia de la semana, y han ido mucho más allá de lo que cabía imaginar, al reeditar un modelo monetario que parecía muerto y enterrado, a saber, el modelo que aplicó Japón para salir de su burbuja, el modelo que Bernanke puso en marcha para la Fed a raíz de la quiebra de Lehman y el modelo que Draghi aplicó en el BCE para salir de la crisis del euro.

La esencia de ese modelo es su carácter ilimitado, es decir, la expansión monetaria sin límites en lo que a la cuantía se refiere, unida a una implementación agresiva, que llega incluso a la entrega directa de dinero a los ciudadanos (‘helicopter money’) y a la compra directa o indirecta de acciones en Bolsa, tal y como hizo el Banco de Japón. El mensaje de fondo de ese modelo es que no hay límite en la ayuda monetaria a la economía y a las Bolsas, y ese mensaje es el que el gobierno chino se ha ocupado de dejar claro estos días, aunque matizándolo, hay que decir que el dinero irá solo a las personas que lo estén pasando mal. Es el famoso “as much as needed” de Yellen y Bernanke o el no menos famoso “whatever it takes” de Draghi en julio de 2011.

Todo esto ha generado un sentimiento muy alcista hacia la Bolsa china por parte de reconocidos gestores, como David Tepper, de Appaloosa Management, que en declaraciones a Bloomberg afirmó que hay que comprar todo lo que tenga relación con China, uniéndose así al famoso y cinematográfico Michael Burry, de Scion Asset Management, que hace tiempo viene manifestando su inclinación a invertir en acciones chinas. El CSI 300 (que engloba a las 300 principales acciones cotizadas en Shanghái y Shenzen) ha subido un 15,7% la semana pasada, y el Hang Seng de Hong Kong un 13%. Esa subida semanal tan extraordinaria le ha permitido al CSI 300 salir de números rojos y ponerse en positivo en un 7,5% desde inicio del año y al Han Seng subir ya un 21% desde enero.

Pero el impacto de las medidas no se ha limitado, ni mucho menos a China. El Dow Jones y el S&P marcaron en las sesiones del jueves y del viernes, tras las medidas chinas, nuevos récords históricos intradiarios, y las Bolsas europeas se dispararon al alza con subidas semanales del 4% para el Eurostoxx y el Dax y del 3,8% para el CAC francés. Obviamente, las mayores subidas han sido para empresas con fuerte exposición al mercado chino, como las de lujo (LVMH ha subido un 18,8% en la semana y Kering un 18,5%) o las automovilísticas, con subidas semanales del 8,2% para Mercedes, del 10,2% para BMW y del 6,9% para Volkswagen, o las industriales con subidas semanales como la del 9,7% de Siemens o del 9,2% de Arcelor.

Son subidas muy espectaculares que dan una idea de la importancia que los inversores otorgan a las medidas anunciadas, pero ¿es para tanto? ¿Son los estímulos anunciados realmente eso que los ingleses llaman un “game changer”?

En nuestra opinión, es muy dudoso que esas medidas vayan a traducirse en un crecimiento sostenible de la economía china a medio plazo y, por eso, pensamos que el tiempo posiblemente se encargará de rebajar el optimismo inicial de esas medidas por varios motivos. En primer lugar, porque los problemas de la economía china son estructurales y profundos y no se resuelven inundando de dinero a la economía. Hay una burbuja de sobreinversión acompañada de un exceso de deuda y ese tipo de crisis, como se ha visto en Japón, necesita largos años y medidas estructurales, además de dinero, para resolverse.

Pero es que, además, la economía china ha entrado, con Xi Jinping, en un periodo de dirigismo que altera en gran medida la iniciativa privada y la dinámica propia de la economía de mercado, dos condiciones esenciales para que la ayuda monetaria se traduzca en una mejora sostenible de la economía. Hay que recordar que China ya acordó en 2008 un enorme plan de estímulo a su economía para salir de la crisis financiera provocada por Lehman. Ese estímulo no funcionó muy bien, y la opinión más extendida es que el problema fue que el dinero había ido a parar a compañías controladas por el Estado, menos eficientes que las empresas privadas. Recordemos también, como lo acaba de hacer el informe Draghi, que los estímulos post Lehman funcionaron peor en la zona euro que en Estados Unidos, entre otros motivos porque EE. UU. disponía de mercados de capitales y de dinámicas competitivas más eficientes que las de la zona euro.

El otro tema de la semana es la vuelta de las empresas de semiconductores, animadas no solo por la posible compra de Intel por Qualcomm, sino además por los resultados que publicó Micron Technology al cierre del pasado miércoles. Micron ha subido un 18,2% en la semana, pero además ha tenido efecto de arrastre sobre el sector. Nvidia, que es la líder indiscutible, ha subido un 4,6% en la semana, Advanced Micro Devices un 5,4%, y entre las europeas, ASML un 5,6%, Infineon un 11,7% y STMicroelectronics un 8,6%.

La pregunta es: ¿estamos ante una vuelta de las tecnológicas al liderazgo de las subidas?

La respuesta no es ni mucho menos clara. En primer lugar, las grandes tecnológicas no han tenido una buena semana en general. Apple ha bajado un 0,18% en la semana, Microsoft un 1,7% y Amazon un 1,9%. En Europa, la alemana SAP ha bajado un 0,35% en la semana. Las grandes tecnológicas que han subido lo han hecho, en general, moderadamente, aunque hay alguna excepción. Alphabet ha subido un 0,17% en la semana, Meta Platforms un 1,07% y Netflix un 0,9%. Han subido con más fuerza Tesla, que ha ganado un 9,3% en la semana, lo que le ha permitido salir de números rojos en el año (desde el uno de enero sube solo el 4,8%) y Salesforce, que ha ganado un 3,7%, aunque igual que en el caso de Tesla su subida anual es muy discreta y se reduce al 5,1%.

Hay que esperar, por tanto, para ver cuál será el impacto definitivo de las medidas del gobierno chino y para ver cómo se comportan las tecnológicas, incluido el sector de semiconductores. El comportamiento de los índices americanos invita también a esa cautela y a esa espera. La semana pasada, el Dow Jones y el S&P, aunque marcaron, como decíamos antes, récords históricos, avanzaron solo un 0,6%, el Russell 2000 bajó un 0,14% y el Nasdaq, aunque subió casi un 1%, no ha podido superar los máximos históricos. Por su lado, el Nasdaq 100 que, como venimos sosteniendo, es el auténtico índice a seguir, cerró el viernes en 20.000 puntos, sin poder superar tampoco los máximos históricos que alcanzó el 10 de julio pasado en 20.691 puntos. 

La sesión del viernes, con caídas en el S&P y en el Nasdaq, pese al buen dato de deflactor de gastos personales (PCE deflator) que cayó al 2,2% en agosto, poniendo al indicador preferido de inflación de la Fed muy cerca ya del 2%, es otra señal que invita a ser prudentes, igual que la ligera subida semanal del VIX y el recorte del petróleo, que no sube pese a las medidas expansivas de China y pese al agravamiento de las tensiones geopolíticas en Oriente Medio, con los ataques a Beirut.

A nivel macro, el informe de empleo el viernes va a ser clave, sobre todo, si estábamos en lo cierto estas últimas semanas al afirmar que el crecimiento va a pasar a ser la primera preocupación de los inversores, por encima de la inflación. Ese informe probablemente va a tener mucha importancia en el devenir inmediato de las Bolsas. A nivel micro, hay todavía algunos resultados empresariales del tercer trimestre interesantes esta semana, como Tesco o Nike.

La verdad es que, aunque al final el mercado siempre se encarga de desmentirnos, no vemos muchos alicientes para que los índices vuelvan a batir récords al iniciarse octubre, a pesar de que el Dow Jones se ha asentado ya cómodamente por encima de los 42.000 puntos y el S&P por encima de los 5.700 y con ganas de alcanzar los 6.000 puntos este mismo año.



Juan Carlos Ureta Domingo
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