Opinión

China puede poner a prueba el temple de la Fed


En medio de señales cada vez más evidentes de desaceleración global (esta semana hemos visto cómo la producción industrial alemana caía por cuarto mes consecutivo y cómo recortaba fuertemente la española) los inversores, al menos los norteamericanos, están haciendo gala de un temple inusual, tal vez contagiados por esa "paciencia" que la Fed ha querido transmitir a los mercados. Temple y paciencia no son exactamente la misma cosa, pero van de la mano, ya que normalmente la paciencia unida a la sensatez es la base del equilibrio y de la serenidad ante los eventos sobrevenidos que caracterizan a las personas con temple.

Y sin duda la primera semana completa de febrero ha estado llena de noticias que han puesto a prueba, desde varios ángulos, el temple de los inversores, sobre todo tras un mes de enero extraordinario para todas las Bolsas en general y que, en el caso del S&P ha sido el mejor enero de los últimos treinta y dos años. Para empezar, los resultados de Alphabet/Google, que se publicaron el pasado lunes tras el cierre de las Bolsas, decepcionaron al mercado. Aunque los ingresos y los beneficios batieron las previsiones, los márgenes fueron a la baja y la empresa anunció más inversiones para 2019, algo similar a lo que ya habíamos visto en Apple y Amazon.

A nivel macroeconómico, aunque el ISM de servicios americano de enero estuvo en línea con las expectativas, en Europa la Comisión Europea rebajó el pasado jueves las estimaciones de crecimiento para la zona en seis décimas dejando reducida la subida del PIB para este año al 1,3% en el conjunto de la zona y al 1,1% en su economía más importante, Alemania. Una rebaja esperada tras el mal dato de pedidos de fábrica que se conoció el miércoles y tras las ya mencionadas sorpresas negativas en las producciones industriales alemana y española en enero. Por su lado, el Banco de Inglaterra revisó el jueves pasado a la baja sus previsiones de crecimiento para Inglaterra.

Esa debilidad económica de la zona euro, y por extensión global, se ha notado también en los resultados de grandes Bancos como BNP e ING, con caídas en sus beneficios del 3% y del 4% respectivamente y ha llevado a otra gran entidad bancaria europea, Société Générale, a revisar a la baja su plan estratégico. En el sector del automóvil, tres grandes grupos, Daimler, General Motors y Toyota, han advertido de un 2019 muy complicado tras un 2018 en el que los beneficios de Daimler y Toyota han caído un 29%.

Son noticias que normalmente habrían llevado a fuertes recortes en las Bolsas, pero que en esta ocasión no han hecho mella en los inversores americanos, que, como decíamos, parecen llenos de serenidad y aplomo tras los mensajes de la Fed. Todos los índices americanos han subido en la semana, el Dow un 0,2%, el Nasdaq un 0,5% y el S&P un simbólico 0,05%. No ha pasado lo mismo en Europa. El Eurostoxx se ha dejado un 1,1% en la semana, el Dax un 2,45% y nuestro Ibex un 1,8%. El Nikkei también ha bajado en la semana un 2,2% y el MSCI de Emergentes se ha dejado un 1,3% en dólares.

Las Bolsas americanas vuelven así a coger distancia sobre las restantes y en esta ocasión el catalizador ha sido el discurso anual de Trump en el Congreso sobre el "estado de la Unión". En su discurso del pasado martes ante el Congreso, Trump describió una economía norteamericana vibrante ("the hottest economy in the world") dando por sentado que su rebaja impositiva y sus políticas de estímulo van a funcionar sin ninguna duda. En general, y con algunas honrosas excepciones, esa es también la convicción generalizada no solo en la calle sino en los círculos financieros y de negocios, y esto explica la persistente fortaleza de un Wall Street que sigue celebrando la "trumponomics".

Pero una cosa es el discurso político y otra la realidad y la realidad es que mientras Trump describía el pasado martes ese boom económico sin precedentes de la economía norteamericana, el FMI y varios Bancos Centrales incluida la Fed no paran de lanzar mensajes sobre los riesgos a la baja de la economía, a la vez que las empresas no dejan de advertir de lo difícil que están viendo el 2019. La realidad es que el Banco Central de India bajó el pasado jueves un cuarto de punto los tipos de interés y que el de Australia lo estudia seriamente, en medio de un ruido creciente de desaceleración que ha llevado al FMI a recortar el crecimiento previsto para 2019 en las economías avanzadas al 2% este año y al 1,7% en el 2020. Un paisaje bastante diferente al de esa economía caliente ("hot") descrita por Trump.

En este contexto el acuerdo con China en las negociaciones comerciales que se están desarrollando en Pekín es vital para mantener las expectativas del ciclo económico y se ha convertido también en fundamental para las Bolsas, como se vio con la subida fulgurante de las cotizaciones tras el tuit de Trump hace diez días diciendo que se iba a reunir con Xi Jinping a fines de este mes. Pensamos que al final habrá acuerdo, aunque sea un mal acuerdo, y pensamos que se venderá como un buen acuerdo, aunque no lo sea, pero las palabras del asesor económico jefe de la Casa Blanca, Larry Kudlow, el viernes, diciendo que las diferencias entre ambas partes son a fecha hoy enormes ("pretty sizeable") indican que China va a vender muy caro ese acuerdo a Trump, o incluso, en el extremo, se va a permitir el lujo de no llegar a ningún acuerdo en esta ronda de negociaciones. Un lujo que China, que estos días celebra su Nuevo Año, se puede permitir con menos sufrimiento que Estados Unidos.

Si esto sucediese, la Fed de Jay Powell podría tener que poner a prueba sus convicciones. ¿Saldrá Powell al rescate de Wall Street en un eventual hundimiento provocado por la ausencia de acuerdo en Pekín antes de fin de mes? ¿O dejará que los mercados encuentren su equilibrio y que la economía haga su trabajo de ajuste?

Esa puede ser la primera prueba de fuego para comprobar el temple de la Fed y ver si de verdad Jay Powell está comprometido con la normalización monetaria o más bien se inclina por volver a las inyecciones de liquidez (QE) y a las rebajas de tipos de interés. Pero todo indica que habrá otras pruebas a lo largo de los próximos meses.

De momento, esta próxima semana tenemos datos importantes como el IPC americano el miércoles, las ventas minoristas de diciembre también americanas el jueves, y la confianza del consumidor americano de la Universidad de Michigan el viernes. En Europa Inglaterra publica su PIB del cuarto trimestre el lunes y Alemania el jueves 14. Es especialmente importante el de Alemania, y aunque se descarta que la primera economía europea entre en recesión, todo indica que estará próxima a hacerlo.

Del lado de los resultados empresariales publican cifras compañías como Airbus, Nestlé, Renault, Nissan, Vivendi, Allianz, Kering, Royal Bank of Scotland o Cisco, entre otras. Destacaríamos los de Cisco, por el especial protagonismo de las tecnológicas estos últimos años como líderes del ciclo bursátil.

La evolución de las Bolsas va a estar muy ligada en el futuro inmediato a las noticias (o tuits) que nos lleguen de lo que está sucediendo en las negociaciones de Pekín y si hemos de apostar por algo apostaríamos a que China va a vender muy caro un posible acuerdo comercial e incluso va a contemplar como una alternativa real la hipótesis de un "no-acuerdo".

En ese contexto, con China recuperando su actividad normal tras la celebración del Nuevo Año (Chinese New Year), con el Brexit avanzando hacia su "deadline" sin que se vislumbre ninguna solución (aunque al final la habrá), con los tipos del bono del Tesoro americano a diez años en el 2,63% (¿dónde queda aquel fatídico 3% al que tanto miedo se le tenía?) y con el dólar en 1,135 contra el euro tras el extraño "rally" de estos últimos días, vemos difícil, aun a riesgo de equivocarnos, la continuidad de las subidas en las Bolsas americanas y nos conformaríamos, una semana más, con una consolidación de niveles.

Juan Carlos Ureta Domingo
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