La idea que adelantábamos la semana pasada de una semana tranquila para finalizar el trimestre se ha demostrado acertada, y en esta ocasión la tranquilidad se ha extendido, sin excepción, a todos los mercados, incluso a la libra esterlina y a la Bolsa inglesa, pese a que el pasado miércoles Inglaterra inició formalmente su proceso de separación de la Unión Europea.
Termina así un trimestre excepcional para las Bolsas, con subidas del entorno del 10% o más para índices como el Nasdaq o nuestro Ibex, y del 5% o más para índices como el S&P, el Eurostoxx, el Dax , o el MSCI World en dólares. Hay muy pocas Bolsas que hayan finalizado en negativo el trimestre, siendo el caso más relevante el del Nikkei japonés con su caída del 1%, caída provocada por el descenso del 1,8% de esta última semana de marzo. Una semana en la que en general hemos visto subidas como la del S&P del 0,8% o la del Eurostoxx del 1,6%.
Las subidas trimestrales han tenido como motor principal la expectativa de una reflación económica global. Más allá de la esperada reflación americana en base a las propuestas de Trump, la zona euro también ha empezado a dar buenos datos de crecimiento que llevaron a Mario Draghi a proclamar el pasado 9 de marzo que la deflación ha sido vencida, y en Asia tanto China como Japón dan también buenas sensaciones en lo que a crecimiento se refiere.
Los mercados han cambiado, sin solución de continuidad, del paradigma del "easy money" que ha movido a las Bolsas estos últimos años, al paradigma del crecimiento y la subida de tipos, y han pasado a celebrar el nuevo mensaje de endurecimiento monetario puesto en circulación por la Fed. Los Bancos Centrales, y de ello fue una buena muestra la conferencia ofrecida el pasado lunes en Madrid por Charles Evans, presidente de la Fed de Chicago, no solo alardean, con cierta razón, de haber evitado la Gran Depresión bajando los tipos cuando era necesario, sino que, además, parecen muy convencidos de que volverán ahora a hacer bien su trabajo subiendo los tipos y normalizando las condiciones monetarias en medio de un crecimiento económico que anuncian vigoroso.
Sea o no esto así, lo cierto es que el mercado lo ha comprado y la mejor prueba de ello es la ya mencionada evolución de las Bolsas en el primer trimestre. Ahora, una vez más, llega la hora del "delivery", la hora de ver cumplida la expectativa, y eso significa que la economía deberá crecer de verdad mientras los tipos suban, se supone que de forma controlada.
Si revisamos lo que a veces hemos llamado el cuadro de indicadores de la reflación, vemos señales mixtas. Por un lado el petróleo ha terminado bien el trimestre, con los futuros del WTI por encima de 50 dólares. Pero los tipos de los bonos largos no han repuntado tanto como cabría esperar si de verdad estamos a las puertas de un ciclo de fuerte crecimiento económico. El T bond americano ha cerrado el trimestre en el 2,39%, por debajo de los niveles de hace unas semanas, y lo mismo el Bund alemán, que ha cerrado en el 0,32% tras haber estado por encima del 0,5% en algunos momentos del trimestre.
La realidad es que la "Trump reflation" o el "Trump trade" han ido perdiendo fuerza a medida que avanza el 2017 y su potencia y diseño inicial han quedado bastante desdibujados. Es dudoso que se vayan a cumplir muchas de sus iniciativas, como la rebaja fiscal o el gasto en infraestructuras, y desde luego los mercados no parecen creerse las medidas proteccionistas anunciadas por Trump y que son parte esencial del "America first".Pero eso mismo ha conducido a una mutación del concepto. Ahora ya no se trata de una reflación americana sino global. El peso mejicano y otras divisas emergentes están entre las de mejor comportamiento en el primer trimestre, el dólar ha ido perdiendo fuerza paulatinamente y el MSCI Emerging Markets ha subido un 11% de enero a marzo. Las grandes multinacionales americanas que parecerían amenazadas por las políticas de Trump con China y con otros emergentes y que se comportaron mal en Bolsa en noviembre y diciembre pasados, han subido con fuerza estos tres últimos meses, de lo que es buena muestra la subida del Nasdaq, que casi dobla a la del S&P en lo que va de año.
Así, al empezar el segundo trimestre las Bolsas se enfrentan, por un lado, a la comprobación de si los "brotes verdes" van esta vez en serio y, por otro lado, a la mutación de la reflación americana de Trump en una reflación global que incluya a la zona euro, a China, a Japón y a los emergentes.
No obstante, al final, los datos de la economía norteamericana son claves, porque es en EE.UU. donde se espera una mayor aceleración del crecimiento, pasando del 2% actual a los niveles del 3% o 4% prometidos por Trump. Un salto que los datos no acaban de mostrar. Datos como el buenísimo índice de confianza del consumidor de la Conference Board en marzo, publicado el martes pasado, que ha sido el mejor dato de los últimos 16 años, mueven al optimismo, pero otros datos, lamentablemente, distan de ser tan claros. El pasado viernes tuvimos un ejemplo con el mal dato de gasto de los consumidores americanos en febrero, que creció solo el 0,1%, lo cual motivó el mal tono de las Bolsas americanas en la jornada de cierre del trimestre.
Esta semana vamos a tener varios indicadores importantes de la vitalidad de la economía norteamericana, como los ISM y el informe de empleo de marzo. Asimismo se publican las actas la última reunión de la Fed y hay varios discursos de miembros de la Fed, donde lo más importante es saber cuándo la Fed va a empezar a aligerar sus 4,5 billones (trillions) de dólares de balance, no reinvirtiendo en los bonos a su vencimiento.
La idea de la "reflación controlada" no solo ha dominado las Bolsas en el primer trimestre, sino que ha ido evolucionando hacia la idea de una reflación global. El gran test de las Bolsas en este segundo trimestre es comprobar, con los datos, si ese optimismo se basa en realidades o es una nueva ilusión.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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