Las Bolsas han vuelto estos últimos días a demostrar esa combinación de resistencia ante los malos datos y de fragilidad de fondo, a la que aludíamos en nuestro comentario de la semana pasada. Una combinación que ha llevado a los índices americanos y al Nikkei japonés a cerrar la semana con caídas, aunque no muy fuertes, (Dow y S&P -0,7%, Nasdaq -1,3%, Nikkei -0,4%) pero a cambio de eso las europeas han subido, un 1,9% el Eurostoxx, un 2% el Cac francés, un 1,5% el Dax y un 1,8% nuestro Ibex. Las emergentes han sido las más castigadas con el MSCI de Emergentes cayendo un 3,6% en la semana en dólares, debido al mal comportamiento de China, Brasil o Corea, entre otras Bolsas, pero en general, como decíamos, las Bolsas han aguantado muy dignamente una semana complicada.
Es verdad que ha habido algunas buenas noticias en la semana, por ejemplo, el crecimiento de la zona euro, que ha sido del 0,4% en el primer trimestre, mejor de lo que se esperaba. Italia ha salido de la recesión y ha crecido un 0,2%, España y Alemania han estado fuertes con sus 0,7% y 0,4% respectivamente, y Francia también ha crecido un 0,3%. Asimismo, ha habido algunos resultados empresariales muy buenos, como los de Cisco y Walmart, este último muy relevante al ser la mayor distribuidora minorista en Estados Unidos, y por tanto al reflejar en gran medida el tono del consumo. En la misma línea positiva, el viernes se publicó el índice de Michigan de confianza de los consumidores americanos, que estuvo muy por encima de las expectativas, siendo el mejor de los últimos quince años.
Esas noticias, junto al buen estreno bursátil el pasado viernes de Luckin Coffee, el rival chino de Starbucks, que llegó a subir un 50% en los primeros pasos de su cotización en Bolsa, aunque luego se quedó "solo" en una subida de un 20%, podrían justificar un ambiente bursátil positivo, pero si miramos otras cosas que han pasado en la semana, podemos apreciar mejor la enorme capacidad de encajar las malas noticias de la que están haciendo gala las Bolsas en los últimos tiempos.
La primera mala noticia es que la guerra comercial ha dado un salto cualitativo esta semana, tras haber cumplido Trump su amenaza de subir los aranceles del 10% al 25% en productos que representan en su conjunto doscientos mil millones de dólares y haber respondido China con una subida de aranceles sobre productos por sesenta mil millones de dólares. Además, Trump ha dado un paso más al vetar a la multinacional china Huawei para vender sus productos en Estados Unidos, presionando además a Europa y a otros países para que hagan lo mismo. China de momento no ha tomado ninguna represalia en este terreno, pero es de esperar que lo haga tarde o temprano.
De esta forma hemos pasado, en pocos días, de la expectativa de un acuerdo, basada en las filtraciones que la propia Administración americana iba haciendo sobre la aparentemente buena marcha de las conversaciones, a un escenario de conflicto abierto y no solo en el tema arancelario sino en el del veto a empresas concretas. Aunque es verdad que al final puede todavía haber acuerdo, y lo normal es que lo haya, lo cierto es que llegar a donde se ha llegado es en sí mismo muy perjudicial para la economía global, e introduce una gran incertidumbre sobre las consecuencias últimas de la particular forma que tiene el actual presidente norteamericano de manejar la política internacional y de abordar el problema de las muy discutibles prácticas de China en materia de comercio, de propiedad intelectual e industrial y de proteccionismo de su economía en general.
La segunda mala noticia es que siguen apareciendo indicadores de que la economía global se desacelera. Las ventas minoristas de China han subido en abril un 7,2%, el menor ritmo de subida en los últimos 16 años, quedando muy por debajo de las expectativas, y la producción industrial china de abril subió un 5,4%, también por debajo de las estimaciones que apuntaban a un 6,5%. También en EE.UU. han ido mal las ventas minoristas y la producción industrial de abril. Las ventas minoristas han caído un 0,2% en el mes, frente a la espectacular subida del 1,7% en marzo, y frente a la subida del 0,2% que esperaban los economistas. La producción industrial norteamericana cayó un 0,5% en abril, frente a la subida del 0,2% en marzo, siendo el tercer mes que cae de cuatro meses. Hay que resaltar que este mal comportamiento de las ventas minoristas y de la producción industrial en ambos países se ha producido antes de los nuevos aranceles y en un mes en el que la expectativa era muy positiva respecto a un posible acuerdo en las conversaciones comerciales.
Es bastante sorprendente, a nuestro juicio, que el mercado tome todo esto con tanta calma y es aún más sorprendente que el motivo de esa tranquilidad sea, al parecer, que el mercado piensa que la Fed se va a ver obligada a bajar los tipos de interés antes de final de año, ante el claro deterioro económico y ante las consecuencias inciertas de la guerra comercial. En dos semanas las probabilidades que las encuestas entre operadores dan a una bajada de tipos por la Fed han subido del 50% al 73%. Independientemente de lo que haga la Fed lo llamativo es que las Bolsas vuelvan a fiarlo todo a unas políticas monetarias que todo indica que no dan más de sí al haber llegado al límite de su eficacia. La nueva "piedra filosofal" se llama MMT (modern monetary theory), una teoría que presupone, contra la evidencia histórica, que los Gobiernos van a gastar de forma eficiente el dinero sin límite que les darán los banqueros centrales en forma de nueva deuda.
Con este trasfondo, si miramos los mercados de bonos vemos un escenario bastante poco alentador en términos de crecimiento económico. El tipo de interés del bund alemán a diez años está ya en el -0,10% a poca distancia de sus mínimos históricos del año 2016. El bono del Tesoro americano a diez años (T bond) ha llegado a tocar esta semana el 2,36% y cerró el viernes en 2,39%. No parece por tanto que los bonos vean mucha vitalidad en la economía.
En las divisas vemos que el dinero se mueve hacia las dos divisas que tradicionalmente actúan como refugio en tiempos de turbulencias, el dólar y, secundariamente, el yen. Ambos se han fortalecido en las últimas semanas. El dólar cerró el viernes en 1,115 dólares por euro, lejos de los 1,20 dólares por cada euro que había que pagar el año pasado por estas fechas. El yen también ha subido frente al euro. El mensaje que nos envían por tanto los mercados de divisas es un mensaje de cautela, de prudencia, más aún cuando el yuan chino vuelve de nuevo, como en agosto de 2015, a amenazar con irse por debajo de los siete yuanes por dólar, exportando deflación al resto del mundo y sobre todo a la zona euro.
Pasando de las divisas a las "criptodivisas", son también curiosos los vaivenes que vive estos últimos días el bitcoin, al que Jeffrey Gundlach, que sucedió a Bill Gross como "rey de los bonos", considera un "proxy" del S&P. El lunes pasado subió más de un 20% tras anunciar varias tiendas, entre ellas la filial de Amazon Whole Foods, que iba a aceptar bitcoins en los pagos, aunque inicialmente en formatos de pruebas, llegando a superar los ocho mil dólares por bitcoin. El jueves sin embargo cayó a plomo hasta cerca de los siete mil dólares para recuperarse luego este fin de semana y subir de nuevo por encima de los ocho mil dólares. La pregunta es si se trasladará este desorden a las Bolsas o no.
Bonos y divisas envían, por tanto, un mensaje muy diferente al de las Bolsas
En todo caso, si, como parece, la Fed es fundamental de nuevo en el devenir a corto plazo de las Bolsas, la próxima semana hablan varios miembros de la Fed, incluido su presidente Jerome Powell, que interviene en un acto en Atlanta. Lo último que dijo Powell, tras la reunión de abril de la Fed, es que no veía ningún motivo para mover los tipos ni hacia arriba ni hacia abajo, y habrá que ver si, en el nuevo contexto de la guerra comercial, ha cambiado de opinión. Se publican también el miércoles próximo las actas de la reunión de abril del BCE.
Quedan pocos resultados empresariales, pero algunos son interesantes, como los de varios 'retailers' americanos, tras la buena impresión causada por Walmart. Publican, entre otros, Target, JC Penney, Nordstrom, Home Depot y Lowe's.
El PIB del primer trimestre de Japón, que se espera quede plano, y las elecciones europeas, con la incógnita de qué resultado obtendrán los partidos antieuropeístas, completan el marco de una semana en la que la atención estará, de nuevo, en las evoluciones de la guerra comercial y en la que las Bolsas tendrán que volver a hacer gala de su autocontrol, para encajar un escenario político global que, si nos lo hubiesen predicho hace un año, habríamos considerado seguramente como el peor de los escenarios, y que sin embargo, está siendo digerido por los inversores con aparente tranquilidad.
Juan Carlos Ureta Domingo
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