Un buen ejemplo es la semana pasada, en la que, de nuevo, y como anticipábamos al terminar nuestro anterior comentario, hemos visto una suave tendencia lateral ligeramente bajista en la mayor parte de las Bolsas (Eurostoxx -0,5% en la semana, S&P -0,3%, Dow Jones -1,1%, MSCI de emergentes en dólares -0,9%) de la que sólo unos pocos índices han escapado, uno de ellos nuestro Ibex, para experimentar subidas semanales igualmente moderadas (Nasdaq +0,4%, Nikkei +0,8%, Ibex +0,9%).
Sin embargo, como decíamos, la semana nos deja algunas claves interesantes, tanto en la comprensión de lo que está pasando en las Bolsas desde que empezó el 2022 como en la anticipación de lo que podrían hacer los mercados en los próximos meses.
La primera reflexión es que, a partir del fortísimo arranque de enero, mes en el que los índices en general se dispararon al alza (Eurostoxx +9,75%, Nasdaq +10,7%, S&P +6,2%, MSCI de emergentes en dólares +7,8%) las Bolsas han ido perdiendo fuelle. Es verdad que en marzo y abril hemos visto también subidas en las principales Bolsas (algunas emergentes han fallado en abril) y es verdad que el Eurostoxx ha hecho pleno en los cuatro primeros meses del año, subiendo en todos y cada uno de ellos, pero las subidas han ido moderándose. Por ejemplo, en abril la subida del Nasdaq se ha limitado a un simbólico +0,04% y la del Eurostoxx se ha quedado en un 1%.
Da la impresión, por tanto, de que la convicción alcista ha ido perdiendo intensidad y hoy ya no es tan vigorosa como lo era al empezar el año. Probablemente esto se deba a que los pilares sobre los que se basaba la tesis alcista van debilitándose. En enero, la tesis alcista se basaba en que la inflación iba a caer de forma rápida y que a la vez se podía evitar la tan temida recesión. Los primeros datos del año dieron soporte a esa tesis, con caídas de la inflación y datos de crecimiento, de empleo y de consumo que se mantenían en un nivel aceptable, incluso muy bueno en el caso del empleo y el consumo. Los buenos resultados empresariales del cuarto trimestre de 2022 dieron también soporte a esa tesis alcista, al superar las compañías, en general, las estimaciones de los analistas. Y los Bancos Centrales emitieron también algunos mensajes de posible final en las subidas de tipos.
Esa tesis, sustentada en esos cuatro pilares (inflación a la baja, no recesión, resultados empresariales manteniéndose, cese en las subidas de tipos) se mantiene hoy por hoy como tesis central, pero empieza a haber algunos temores de que las cosas puedan no ser tan sencillas. Los últimos datos de inflación, como el de abril en EE. UU. que se conoció el miércoles pasado, indican cierta resistencia a la baja. Es verdad que el IPC americano bajó en abril por cuarto mes consecutivo, pero cayó sólo una décima, hasta el 4,9%, y la subyacente se mantuvo en un nivel bastante alto, el 5,5%.
Hay, además, dudas sobre el crecimiento, y aunque la mayoría sigue pensando en que no habrá recesión, lo que no se ve claro es que vaya a volver un crecimiento fuerte. Los informes del FMI en su reunión de abril en Washington y del Banco Mundial apuntan, haya o no recesión, a un crecimiento muy mediocre en los próximos años. También aquí la semana pasada nos ha dejado un dato interesante, ya que el viernes supimos que el sentimiento del consumidor americano, medido por la Universidad de Michigan, ha empeorado, cayendo en abril al nivel mínimo de los seis últimos meses (57,7 frente a los 63 puntos que esperaba el consenso). El informe mostraba también que los consumidores americanos esperan que la inflación en los próximos cinco años se mantenga por encima del 3%, lo cual afecta negativamente a sus decisiones de gasto.
La crisis de los Bancos regionales americanos iniciada en marzo, y que sigue coleando, también afecta al crecimiento por la vía de la contracción crediticia que inevitablemente va a generar, sobre todo para las medianas y pequeñas empresas norteamericanas. De nuevo aquí la semana pasada nos ha venido a recordar que esa crisis sigue ahí, ya que la cotización del banco regional PacWest, que había rebotado más de un 80% el viernes 12 de mayo, ha seguido cayendo estos días, dejándose otro 21% en la semana y reduciendo ya su capitalización por debajo de 550 millones de dólares, lo cual complica mucho su viabilidad.
En cuanto al tercer pilar alcista, los resultados empresariales, los del primer trimestre se han ido presentando en las últimas semanas, si bien quedan todavía algunos importantes, como los de las cadenas minoristas americanas (la más grande, WalMart, que presenta sus cifras el jueves que viene). En general, los resultados del primer trimestre han superado las estimaciones, pero no de forma tan holgada como lo hicieron los del cuarto trimestre de 2022. Se empiezan a ver algunas grietas y el mercado penaliza mucho a las compañías que no cumplen expectativas. La semana pasada también nos ha dejado información interesante en este terreno de los resultados, al mostrar cómo los inversores son exigentes y empiezan a mirar más a las proyecciones a futuro que a los beneficios pasados. AirBnb, por ejemplo, se desplomó un 12% el miércoles a pesar de haber subido casi un 50% su beneficio por acción en el primer trimestre y Disney cayó el jueves un 8% pese a haberse subido más de un 60% sus beneficios. El problema, en ambos casos, es que las proyecciones para lo que queda de año no son tan buenas y ambas acciones llevan subidas acumuladas importantes desde enero.
Nos queda el cuarto pilar, los Bancos Centrales. La Fed y el BCE están lanzando mensajes más “dovish” tras haber subido tipos un 0,25% en su última reunión. Los mercados incluso descuentan bajadas de tipos en algún momento de este año 2023. Habrá que ver qué hacen en su reunión de mediados de junio, pero con la inflación, el consumo, el empleo y el gasto público en los niveles en los que están, nos parece improbable que bajen los tipos, tal y como espera el mercado, en la segunda parte del año.
Esta tercera semana de mayo hay datos importantes, como las ventas minoristas en EE. UU. y en China, estas últimas interesantes para calibrar la intensidad de la recuperación del pulso económico chino tras los confinamientos, el PIB japonés del primer trimestre, la encuesta ZEW en Alemania, entre otros. Empiezan a publicar resultados las minoristas americanas, como Home Depot y WalMart, cuya evolución nos dará información sobre el estado de ánimo del consumidor americano, clave para mantener el crecimiento, y publica también la británica Tesco.
A pesar del tedio que, como decíamos al principio, supone seguir pensando que nada importante va a pasar en unas Bolsas soportadas por muy pocos valores, y a pesar de que empieza a tener cierto impacto la negociación política en EE. UU. para aprobar el techo de la deuda, nos inclinamos a ver una nueva semana lateral con sesgo ligeramente bajista, pero sin demasiados movimientos, dentro de esta calma de los mercados que tal vez sea preludio de mayor agitación una vez se desaten los problemas latentes.
Juan Carlos Ureta Domingo
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