A falta de otros argumentos, las Bolsas han seguido estando estas últimas sesiones de marzo muy condicionadas por el factor político, un factor que, como decíamos en nuestro anterior comentario, ha ido pasando al primer plano de los mercados a medida que avanzaba el mes de marzo.
Sin embargo, a diferencia de la semana anterior, en la que la escalada verbal entre Trump y el gobierno chino sobre los aranceles había provocado fuertes caídas en los índices, en esta ocasión las declaraciones del Secretario del Tesoro americano, Steven Mnuchin, desvelando las conversaciones entre China y EE.UU. para resolver sus diferencias comerciales, han permitido recuperar cierta estabilidad en las Bolsas, que han logrado cerrar dignamente un trimestre bastante complicado para los mercados financieros en general y para la renta variable en particular. La estabilización por la que apostábamos la semana pasada se ha producido, gracias sobre todo a la sesión del lunes, con subidas cercanas al 3% en los índices americanos, y a la sesión de cierre semanal del jueves.
Pero en el conjunto del trimestre, tras un enero realmente espectacular, en el que los tres grandes índices americanos batieron récords históricos en más de la mitad de sus sesiones operativas, la preocupación ha sido la nota dominante, si bien el motivo de inquietud ha ido pasando sucesivamente desde la inflación y la subida de tipos, que dio lugar al "mini crash" de los primeros días de febrero, a la guerra comercial abierta por Trump al imponer aranceles al acero y al aluminio, y, finalmente, a la crisis de las grandes tecnológicas que abrió Facebook al conocerse que millones de datos de sus miembros habían sido utilizados indebidamente en la campaña electoral americana.
Como era de esperar, y como ya señalábamos la semana pasada, la crisis de Facebook no solo ha continuado esta semana al conocerse el pasado lunes que la Comisión de Telecomunicaciones americana (FTC) ha abierto una investigación a la compañía, sino que además se ha extendido de alguna manera al conjunto de las tecnológicas. Ha sido el propio presidente Trump, una vez más, quien ha impulsado ese contagio, al afirmar vía "tuit" el miércoles pasado que Amazon no paga los impuestos que debería y además destruye empleo porque obliga a muchos pequeños comercios a cerrar.
Más allá de la conocida obsesión de Trump con Amazon, en parte debida a que su fundador Jeff Bezos es propietario del Washington Post, uno de los medios más críticos con Trump, lo que hay detrás de esas palabras es una crítica general a un modelo, el de las grandes tecnológicas, que genera un progreso evidente para todos, pero que a la vez se beneficia del vacío regulatorio y destruye mucho empleo en los sectores tradicionales. Sin entrar a valorar si hay un sano proceso de "destrucción creativa" o más bien un oligopolio de nuevo cuño, amparado en la tolerancia social y política con todo lo que suene a innovación, la realidad es que los políticos y los reguladores parecen haber puesto el foco sobre las tecnológicas, algo que hasta ahora no habían hecho.
Y esta nueva etapa de "supervisión política" se ha traducido, estos días semifestivos de Semana Santa, en fuertes vaivenes para las grandes tecnológicas. La semana empezó bien el lunes, con subidas en todas las Bolsas, al calor de las ya mencionadas declaraciones de Mnuchin quitando tensión a la guerra comercial con China, pero por la tarde llegó la noticia negativa de que la FTC había abierto una investigación a Facebook. Ya el martes, Facebook se desplomó casi un 5%, arrastrando al llamado índice FAANG (Facebook , Apple, Amazon, Netflix, Google), que sufrió su mayor caída en una sesión (-5,6%) de toda su corta y hasta ahora muy exitosa historia. El miércoles, la protagonista fue Amazon, al verse sometida a fuertes ventas a raíz de los comentarios de Trump ya citados. Sin embargo el jueves, en la sesión de cierre mensual y trimestral, hubo rebote general de los valores tecnológicos. Facebook subió un 4,4%, Intel un 5%, Microsoft un 2,1%, y el resto de las grandes también subieron, mostrando así el sector, de momento, una gran fortaleza frente a los embates políticos y regulatorios, pero no pudiendo evitar este rebote que el S&P de valores tecnológicos haya sufrido en marzo un fuerte recorte del 4% y el Nasdaq de casi el 3%.
Como antes decíamos, si miramos con una perspectiva más general el primer trimestre, las Bolsas han ido de más a menos, y han entrado en febrero y marzo en una fase de gran volatilidad, que ha llevado a los índices a pérdidas en el trimestre, a pesar del buen comportamiento de esta última semana. El Eurostoxx ha caído un 2,3% en marzo y un 4,1% en el primer trimestre, nuestro Ibex ha caído un 2,4% en marzo y un 4,4% en el conjunto del trimestre. El Nikkei pierde ya más del 7% en lo que va de año tras recortar un 4% en marzo, afectado por algunos escándalos políticos que tocan al primer ministro Shinzo Abe. En EE.UU. el S&P ha perdido un 2,7% en marzo y en lo que va de año cae un 1,2%. Solo el Nasdaq se mantiene en positivo en el año, subiendo un 2,3%, pese a haber caído un 2,9% en marzo. En definitiva, pérdidas generalizadas en marzo y pérdidas generalizadas en el primer trimestre.
El rebote de estos últimos días ha servido al S&P para evitar por segunda vez (la primera fue en el "mini crash" de principios de febrero) la ruptura a la baja de la media de 200 sesiones, un indicador cuya pérdida se suele considerar peligrosa por los analistas técnicos. La relajación en los tipos de interés, con el tipo del bono del Tesoro a diez años (T bond) en el 2,74%, muy lejos del 3% que tanto inquietó a los inversores en febrero, es también una señal en principio tranquilizadora, como lo es el que en Europa los tipos de los bonos soberanos hayan cerrado marzo en niveles muy bajos, como el 0,5% del bund alemán o el 1,16% del bono español a diez años. Las divisas también están tranquilas, con el dólar a 1,232 frente al euro.
Pero, más allá de estas señales positivas, hay muchas incertidumbres. Está por ver si el rebote de las tecnológicas del jueves pasado significa que realmente han superado su crisis, algo que dista mucho de estar claro. Se trata de un sector muy importante, ya que es el que ha liderado las subidas de las Bolsas americanas en 2017 y en enero de 2018, y por tanto su crisis, de confirmarse, afectaría al conjunto de la Bolsa, como ya pasó al estallar la burbuja de las "punto.com". Hay que ver también cómo evoluciona la guerra comercial abierta por Trump, y hay que ver los datos de inflación, sobre todo a la vista de la subida del petróleo. Pero, sobre todo, hay que ver la sostenibilidad del crecimiento económico americano a medio plazo, cuando pase el efecto de la rebaja fiscal de Trump.
Todo esto hace especialmente interesante esta primera semana de abril, llena de datos. En EE.UU. se publicará el próximo viernes el informe de empleo de marzo, y la mirada estará puesta no solo en la creación de puestos de trabajo, sino, sobre todo, en la evolución de los salarios por hora. También se publican los ISM americanos de manufacturas y de servicios de marzo. En la zona euro también se publican los PMI definitivos y datos de IPC de marzo y en China se publican los PMI oficiales y los privados elaborados por Caixin.
Tras un primer trimestre que ha roto el sueño de unos mercados permanentemente alcistas, el aspecto técnico de los índices americanos se ha deteriorado notablemente, aunque se hayan conseguido recomponer un poco con las subidas de esta última semana, y quedan encima de la mesa algunos temas de fondo, cuya evolución va a seguir marcando el curso de las Bolsas en el segundo trimestre. Así, por ejemplo, el impacto de la normalización monetaria iniciada por la Fed, o las consecuencias últimas del proteccionismo y de la guerra comercial de Trump, o la sostenibilidad de las altas valoraciones del sector tecnológico, unas valoraciones tal vez no inmerecidas pero desde luego muy generosas, que han contribuido fuertemente a la subida de los índices.
Son temas que seguirán ahí y por ello, seríamos partidarios de reducir exposición si los índices vuelven a acercarse a los máximos del año, y de primar un enfoque selectivo en las carteras, centrado en los valores con buena visibilidad y de sesgo más bien defensivo.
Juan Carlos Ureta Domingo
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