El pasado lunes apostábamos por una semana final de febrero sin grandes movimientos, para finalizar un mes alcista en el que en general las Bolsas han recuperado las pérdidas del mes anterior. Así ha sido, efectivamente, ya que la ausencia de movimientos significativos ha sido la tónica de las últimas jornadas de febrero.
Dentro de una tónica general positiva, las alzas semanales de las grandes Bolsas europeas no han llegado en ninguna de ellas al 1% (Dax+ 0,3% Cac +0,6%, Mib + 0,2%, Ibex 35 +0,4%) y en el caso de los tres grandes índices americanos las subidas semanales han sido solo ligeramente superiores al 1%. El Nikkei prácticamente se ha quedado plano en la semana y el MSCI Emerging Markets ha subido un 0,7% en dólares.
Se ha puesto así fin a un mes de febrero realmente bueno para las Bolsas, en el que el Nasdaq ha subido un 5%, el Cac y el Mib incluso algo más, y el S&P 500, el Dow Jones y el Dax un 4% o más. Solo se han quedado ligeramente descolgados nuestro Ibex, que había subido mucho en enero, y el Nikkei japonés, que ha bajado medio punto porcentual en febrero y que sigue acumulando una caída de casi el 9% desde que empezó el año.
Este buen comportamiento se ha producido pese a que los datos económicos que han ido apareciendo (por ejemplo el dato de venta de viviendas en enero que se publicó en EEUU el viernes o la nueva caída de la inflación en España) no han sido realmente buenos, pudiendo calificarse, como mucho, de mixtos. Los resultados empresariales están siendo buenos pero no espectaculares, (con muy malas cifras en casos como RBS, GDF o Abercrombie, entre otras) y las expectativas que se están comunicando para los próximos trimestres son más bien cautelosas. Pero muchos piensan que la debilidad de la economía norteamericana es debida al mal tiempo, y está ocultando una situación de gran fortaleza subyacente, y que los beneficios empresariales irán a mejor en los próximos trimestres, impulsados por indicadores adelantados positivos como el índice de Michigan de confianza del consumidor americano, que se publicó el pasado viernes y que fue mejor de lo esperado.
Las Bolsas se siguen moviendo, como decíamos la semana pasada, entre dos fuerzas contrapuestas, que responden a dos visiones diferentes. La primera es la de quienes piensan que gracias a los Bancos Centrales estamos a las puertas de empezar a ver crecimiento de verdad en la economía, y la segunda es la de quienes ven problemas serios latentes precisamente por la actuación poco ortodoxa de los Bancos Centrales. La primera visión mueve a mantener las alzas que vimos en la recta final de 2013 y la segunda visión mueve a pensar en una corrección pendiente en las Bolsas.
Estas dos visiones tienen un claro reflejo en los mercados, ya que a nivel técnico los índices se siguen debatiendo entre romper al alza o corregir. Vemos movimientos cortos, oscilaciones intradiarias, a veces muy rápidas, que son consecuencia de la falta de un criterio claro y definido de los inversores. Ante la falta de ideas claras se impone la inercia, y la inercia del 2013 es básicamente alcista, porque lo que ha funcionado en 2013 ha sido comprar en los recortes (buy on dips). Esto es lo que, a nuestro juicio, ha movido a los inversores en febrero. Aprovechando las caídas de enero por la mini crisis de emergentes, los inversores compraron, y a la vista de que al menos aparentemente la calma ha vuelto a los emergentes y de que los datos muestran una economía global sostenida, aunque no eufórica, la opción más natural es apostar por Bolsas al alza y comprar en bajadas.
Esto explica la subida de las Bolsas en febrero, pese a situaciones problemáticas, como el cambio de Gobierno en Italia, los disturbios en Ucrania o los problemas crecientes del sistema crediticio en China. Al final la garantía (backstop) de los Bancos Centrales sigue ahí, y, por si había dudas, Yellen se ocupó de reiterar el pasado jueves en el Senado americano que la FED va a ser extremadamente cautelosa en la retirada de los estímulos y que si la economía norteamericana se tuerce, ya sea por el mal clima o por cualquier otro motivo, la FED no retirará los estímulos.
Por todo lo anterior, marzo va a ser importante en varios sentidos.
Se inicia esta primera semana con una batería de datos económicos como el índice manufacturero de China en febrero, los ISM de manufacturas y servicios de la economía norteamericana, y el informe de empleo de febrero de la economía norteamericana. Además, se reúne el BCE el jueves, y podría dar señales de si va o no a ser más laxo en su política monetaria (tipos y QE). Finalmente el sábado se reúne en Omaha la Junta anual de Berkshire Hathaway en la que las palabras de Warren Buffet siempre son escuchadas con gran atención. Por tanto vamos a tener indicadores y opiniones importantes sobre la marcha de la economía y sobre el sentimiento inversor ya en esta primera semana de marzo.
Otro foco de atención importante en marzo va a ser Japón. Algunos datos conocidos en las últimas semanas muestran que Japón pierde gas y empiezan a cuestionar la llamada "abenomics". Tras crecer en términos anualizados por encima del 4% en el primer semestre de 2013, el PIB japonés se ha desacelerado hasta niveles de crecimiento del 1% en la segunda parte del año. El consumo privado y las órdenes de maquinaria cayeron en diciembre y el déficit comercial ha empeorado sensiblemente. La sombra de un nuevo fracaso tras décadas de numerosos planes de estímulo fallidos empieza a planear sobre Shinzo Abe, y si bien todavía es muy pronto para dar por finiquitado el experimento del flamante primer ministro japonés, podemos ir viendo como el escepticismo gana terreno.
Por tanto marzo nos va a dar nuevas pistas sobre los cuatro grandes temas del 2014, que son la fortaleza de la economía norteamericana (escape velocity), la actuación del BCE ante una posible atonía de la zona euro, la evolución del "abenomics" y la evolución de los emergentes con China a la cabeza.
En el quinto aniversario de los mínimos de marzo de 2009, las Bolsas esperan estas pistas con el S&P en 1.860 puntos, sus máximos históricos de todos los tiempos, casi triplicando aquellos 666 puntos de hace cinco años. Estos niveles descuentan de forma implícita una gran expectativa y solo el tiempo dirá si hay o no "delivery" de esa promesa.
En marzo, de momento, vamos a ver si se rompen o no al alza los máximos históricos del S&P y los máximos anuales en los que han cerrado la mayor parte de las Bolsas al finalizar febrero. Nuestra apuesta básica para marzo es la de un mercado lateral, sin fuerza para romper los máximos y con crecientes niveles de volatilidad.