Opinión

¿Zona de confort?, por Juan Carlos Ureta

Las caídas de las Bolsas americanas en la sesión de cierre semanal del pasado viernes, y sobre todo el cierre del futuro del S&P en 1.384 puntos, muy por debajo de la línea de flotación de los 1.400 puntos, ponen una nota discordante en el plácido escenario de los mercados de este final de 2012.

Un 2012 que, pese al pinchazo de la última semana y de la última sesión, arroja en su conjunto un resultado extraordinario. Diciembre ha sido para muchas Bolsas el quinto mes consecutivo de subidas bursátiles, cerrando así un 2012 con subidas de dos dígitos para muchas plazas bursátiles. El S&P ha subido un 11,5% en el año, el Nikkei casi un 23% y el Dax casi el 30%. Nuestro Ibex 35 ha sido la excepción con su caída del 5%, pero a nivel global la evolución de los mercados ha sido espectacular, más aún si consideramos que estamos en la peor crisis desde la Gran Depresión de los años treinta y si, aun siendo optimistas, pensamos que el crecimiento del PIB global estará más cerca del 2% que del 4% en los próximos trimestres e incluso en los próximos años.

¿Cuál es entonces la causa, el motor, de las subidas?

Una idea muy extendida es que las Bolsas se están anticipando a la, por muchos anunciada, recuperación económica global de fines de 2013. La Bolsa, dicen, se anticipa siempre un año a la evolución de la economía real.

Otra idea es que el motor de las subidas esta en la nueva liquidez inyectada por los Bancos Centrales a partir de agosto pasado. Es sabido que esa liquidez, ni la de ahora ni la de los últimos años, no está yendo a financiar a la economía real, ya que el volumen de crédito tanto corporativo como de familias va a la baja. Por lo que se queda en las mesas de tesorería de los Bancos, que la invierten en los mercados, en parte en renta fija, en parte en renta variable y en parte en divisas y materias primas.

Es difícil saber cuál de las dos posturas tiene razón y solo tempo lo dirá, pero ahora, al empezar el 2013 es razonable preguntarnos si estamos o no en esa pretendida "zona de confort" que algunos pronostican para el próximo ejercicio.

Y para responder a esta pregunta conviene ir más allá del "abismo fiscal" y de que se llegue o no a un acuerdo entre republicanos y demócratas en EEUU, ya que al fin y al cabo, con o sin acuerdo sobre el precipicio fiscal, los temas de fondo siguen siendo el crecimiento y la deuda.

La pregunta es: ¿cómo va a ser el 2013?

Si vemos dónde se encuentra el llamado proceso de desapalancamiento, hay que pensar que, como decíamos, el mundo va a crecer en los próximos años más al 2% que al 4%. Esto, en términos de deuda, no lleva a las grandes economías a un escenario de default a la griega, pero si a un escenario de digestión a la japonesa. Japón es una imagen que no gusta, pero es un espejo cada vez más real, y en cierto modo reconfortante ya que nos aleja de una evolución caótica como la de los años treinta.

Es decir, estamos ante otro año de crecimiento débil y desapalancamiento suave auxiliado por las políticas monetarias de los Bancos Centrales. Otro año de tipos de interés ultra bajos, de reformas tibias y de progresos fiscales limitados.

Si esto es así, la siguiente pregunta es ¿pueden los Bancos Centrales realmente determinar los niveles de empleo y de crecimiento de la economía? Nuestra opinión es que carecen de las herramientas necesarias para ello. Pueden ayudar, dar tiempo, suavizar los ajustes y las reformas, pero nada más.

En 2012 nos hemos acostumbrado a no mirar a los datos fundamentales (cómo va la economía) sino a ver si la Fed va a inyectar dinero o si el BCE va a comprar bonos o si republicanos y demócratas se ponen de acuerdo en el tema del precipicio fiscal. La idea subyacente es que la estabilidad de los mercados al final se convierte en crecimiento de la economía real. Vamos a ver en 2013 si ese círculo virtuoso funciona, pero no deberíamos llevarnos una enorme decepción si no funciona, porque, como dice Rogoff, si se mete más dinero sin reformas de fondo en una economía ineficiente, el dinero se va por las alcantarillas, se pierde. Por eso, cuando muchos esperan la reactivación, la pregunta es, ¿es posible?

En los primeros días de 2013 tendremos datos relevantes como los ISM de manufacturas y servicios en Estados Unidos y los PMI en la zona euro, y, sobre todo, dada la importancia que le da la FED al empleo, habrá que prestar atención al informe de empleo en EEUU en diciembre que se publica el viernes próximo. Es obvio que la atención mediática estará más entrada en el posible acuerdo sobre el precipicio fiscal que en estas cifras económicas, pero a nuestro juicio el acuerdo sobre temas fiscales en EEUU es solo un elemento más de incertidumbre en un escenario de equilibrio inestable como el actual.

Hemos venido sosteniendo en las últimas semanas, y lo repetíamos al finalizar nuestro comentario de la semana pasada, que mientras no veamos al S&P romper al alza con fuerza hay que mantener la cautela. En base a esta idea proponíamos en nuestro anterior comentario aprovechar el rally de fin de año para aligerar posiciones en activos de riesgo.

A las puertas ya de 2013 nos seguimos sintiendo más cómodos en una posición muy selectiva en activos de riesgo apostando solo por buenos valores o buenos activos que además estén a buen precio, lo que nos lleva a evitar algunas compañías o mercados que han subido excesivamente.

El ya mencionado cierre del futuro del S&P el pasado viernes muy por debajo de los 1.400 puntos, en concreto en 1.384 puntos, nos reafirma en esta posición y lo que trataríamos de ayer es seleccionar muy bien valores que se hayan quedado atrás.

Grandes compañías europeas y americanas, como las "utilities", las "telecos" y las energéticas, forman parte de la selección. Podríamos pensar también en el Ibex, que obviamente se ha quedado muy atrás, pero también en el Ibex hemos de ser selectivos y preferimos de momento limitarnos a valores Telefónica, Iberdrola, Acerinox, o Repsol, evitando de momento los Bancos ya que lo sucedido en Bankia o Popular las últimas semanas nos indica que aún quedan turbulencias de cierta intensidad.

En definitiva, es posible que en 2012 hayamos empezado a salir de la zona de máximo estrés pero desde luego estamos aún lejos, en nuestra opinión, de la zona de confort.

null