El espectacular rally que las Bolsas vienen protagonizando desde que el antes temido y ahora adorado Donald Trump ganase las elecciones americanas ha perdido algo de fuelle estos últimos días. Pero probablemente esa falta de impulso no hay que achacarla a nada en particular, sino tan solo al descanso navideño que muchos operadores y gestores han iniciado tras cerrar sus carteras.
Para ver movimientos un poco llamativos la semana pasada, tenemos que ir a los mercados emergentes, con el MSCI Emerging Markets en dólares cayendo un 1,7%, o a la Bolsa de Hong Kong, con su indice Hang Seng dejándose el 2%. En EEUU vemos subidas muy moderadas (el indice que más subió fue el Russell con una ganancia semanal del +0,5%) y lo mismo en la zona euro, con el Eurostoxx subiendo un +0,45%. Curiosamente nuestro Ibex ha sido esta vez el peor índice europeo ya que se dejó un -0,5% arrastrado por el impacto en los bancos españoles de la sentencia europea sobre cláusulas suelo. Sin embargo el Mib italiano ha sido el mejor, con una ganancia del 1,7% pese a que finalmente el Monte dei Paschi deberá ser rescatado con fondos públicos incumpliendo así las normas de rescates bancarios de Bruselas. El Nikkei por su lado ha respondido con una casi imperceptible subida semanal del 0,1% a la optimista visión que dio el Banco de Japón sobre la economía japonesa el pasado martes tras su reunión, reunión en la que dejó todo igual.
Como decíamos, lo normal es pensar que esta falta de movimiento responde tan solo a la calma navideña, pero no deja de ser notable que las Bolsas hayan superado sin inmutarse en positivo una semana en la que, con el trasfondo del atentado en Berlín y del asesinato del embajador ruso en Turquía, se ha reconocido que la banca italiana debe ser rescatada con fondos públicos, se ha castigado a la banca española con la retroactividad ilimitada por las cláusulas suelo y se ha sabido que la multa final a Deutsche Bank en EEUU es de 7.000 millones de dólares.
Esta fortaleza de las Bolsas para superar noticias tan negativas nos haría pensar, en principio, que sigue intacto el apetito por el riesgo y que va a continuar la gran rotación desde bonos a acciones iniciada, de forma un tanto sorprendente, la misma mañana del 9 de noviembre, tras conocerse el triunfo de Trump.
Pero si miramos a otros mercados, como los bonos, el oro, el dólar o el cobre, nos pueden entrar algunas dudas.
Los bonos se han recuperado notablemente esta última semana, es decir, hemos visto como los tipos de interés han dejado de subir. Así el bund alemán que el viernes 12 de diciembre ofrecía un tipo de interés del 0,4% cerró el pasado viernes 23 en un tipo del 0,21%. El bono francés a diez años que hace una semana daba el 0,91% el pasado viernes cerró al 0,67% y el bono español a diez años cuyo rendimiento había superado hace pocos días el 1,5% cerró el viernes en el 1,37%. Parece, por tanto, que el dinero vuelve a los bonos y que se detiene la caída de las cotizaciones, volviendo a retroceder los tipos de interés en los bonos soberanos.
El dólar también ha parado esta última semana la tendencia alcista que había mantenido las últimas semanas al calor de la 'reflación' prometida por Trump. El viernes cerró en 1,046 dólares por euro, cediendo ligeramente en la semana respecto a los máximos con el euro de los últimos catorce años que había marcado recientemente. Parece por tanto, que la divisa americana ha dejado de recoger el 'reflation trade'.
En el oro hemos visto también una señal aparente de estabilización tras el fuerte desplome sufrido por este clásico activo refugio tras la victoria de Trump. Los futuros de febrero cerraron el viernes pasado en 1,135 dólares la onza y aparentemente en estos niveles sale dinero por primera vez desde el pasado 9 de noviembre, lo cual podría estar indicando que los inversores vuelven a valorar, aunque sea un poquito, el riesgo.
También podríamos fijarnos en el cobre, que se había disparado el último mes por el plan de infraestructuras prometido por Trump y que estos días ha corregido desde sus máximos de 270 dólares hasta niveles de 247,9 a los que cerró el viernes pasado.
Todos estos indicadores (bonos, dólar, oro, cobre) podrían estar diciéndonos que en lugar de la 'reflation' podemos realmente tener una continuidad en el escenario 'low rates slow growth', es decir, podrían estar anticipando el final del 'Trump trade' o lo que es lo mismo, el final de la rotación de bonos a acciones. Pero es muy pronto para decirlo con seguridad. Habrá que esperar al inicio de año, cuando realmente veamos si esa idea de una reflación económica americana y global tiene fundamento y ha calado o no entre los inversores.
De momento, esta última semana del año arroja pocos datos de interés, entre ellos la confianza del consumidor americano, las ventas minoristas de Alemania o el IPC de noviembre en Japón. Wall Street está esperando un final de año con la cifra redonda del Dow Jones en los 20.000 puntos, y de momento ese deseo navideño no ha llegado, pero en estos últimos días del año, con poco volumen y en ambiente semi vacacional, puede pasar cualquier cosa.
Sea como fuere, tras el rally de los valores bancarios y de las empresas cíclicas, que en algunos casos ha superado el 20% en menos de dos meses, preferimos terminar el año fuera de esos valores, y apostaríamos más bien por los títulos de compañías defensivas y de dividendo (utilities, telecos, alimentación y bebidas, entre otras) que se han quedado muy atrás.
Son compañías que pueden tener un buen comportamiento en el 2017, sobre todo si se confirma que la subida de los tipos de interés tiene un techo, y que la tan esperada reactivación americana y global se queda, una vez más, como mucho, en un modesto repunte del crecimiento.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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