La atracción que las cifras redondas tienen para los inversores ha quedado patente una vez más esta semana, con el Dow Jones cerrando por primera vez en su historia por encima de los 16.000 puntos el pasado jueves y el S&P 500 cerrando por primera vez en su historia por encima de los 1.800 puntos el pasado viernes. De esta forma el Dow completa siete semanas consecutivas de subidas, algo no visto desde hace mucho tiempo.
En la semana las Bolsas americanas han tenido subidas suaves (Dow +0,6% S&P +0,4%, Nasdaq +0,1%), las europeas se han comportado de forma dispar (Dax +0,5%, Cac -0,3%, Ibex 35 -0,2%) y el Nikkei ha subido un 1,4%, pero lo llamativo es que, tras un rally muy fuerte en los últimos meses, las Bolsas aguantan muy bien y hace muchas semanas que no vemos recortes que merezcan tal nombre.
La clave de este buen comportamiento sigue estando en los Bancos Centrales, cuyo discurso ha dominado una semana más la evolución de las Bolsas.
A las puertas ya de la temporada de ventas navideñas, que se abrirá oficialmente el próximo viernes (black Friday) tras la festividad de Acción de Gracias, y que, como siempre, será un test para comprobar la fortaleza de los consumidores americanos, parece claro que los inversores siguen primando las expectativas de más inyecciones de liquidez muy por encima de los datos económicos.
Los banqueros centrales lo saben muy bien y alimentan las expectativas casi cada día. El pasado martes Bernanke fue ultra expansivo en una comparecencia pública, prometiendo de nuevo una larga temporada de tipos cero y asegurando que no habrá "tapering" mientras la economía no esté fuerte. El vicepresidente del BCE, Victor Constancio también se ocupó de recordar el martes que el BCE puede comprar activos al estilo de la FED, por si no había quedado claro con las palabras, la semana anterior, de Peter Praet. Y, el miércoles, se difundió el rumor de que el BCE estudia poner tipos negativos a los depósitos de la banca, disparando el mercado.
En este contexto, las actas de la última reunión de la FED que se hicieron públicas el miércoles por la tarde, evidenciaron de nuevo que hay miembros de la FED que desearían empezar a recortar los programas de compras de activos (QE). La reacción de los mercados fue negativa al principio, pero tanto las Bolsas como el T bond se recuperaron en seguida, ya que los inversores están convencidos de que, al final, la nueva presidenta de la FED, Janet Yellen, impondrá sus tesis expansivas ya que ha sido nombrada con esa finalidad.
Sin embargo, algunos analistas y gestores piensan que la FED estaría preparando ya una reducción de las compras mensuales de activos para principios del próximo año, y pensando en compensar esa reducción con la promesa de mantener los tipos de interés cero por un periodo muy prolongado. La propia FED ha lanzado repetidas veces este mensaje bajo el lema de que "tapering do not equal tightening". Esta estrategia no dejaría de ser sorprendente porque la FED inició la famosa QE precisamente por entender que los tipos cero no tienen impacto en una economía que funciona con "trampa de liquidez" es decir, en la cual los consumidores y las empresas no gastan ni invierten aunque el dinero sea casi gratis. Si esto es así, cuesta pensar que la FED ahora vaya a prescindir de su gran arma monetaria, la QE, y vaya a limitarse a un anuncio permanente de tipos cero, el llamado "forward guidance".
Pero la pregunta es ¿qué pasaría en los mercados si realmente la FED reduce sus compras mensuales de activos y anuncia que mantendrá los tipos a cero por un largo periodo? Cuesta pensar que ese anuncio vaya a satisfacer a unos inversores adictos a la liquidez y que han construido sus posiciones de inversión en función de un suministro permanente de nuevo dinero por parte de la FED.
En otras palabras, la hipótesis de que la FED pueda realizar un "aterrizaje suave" o "salida suave" de sus políticas monetarias parece bastante optimista, y desde luego el precedente del pasado mes de mayo cuando Bernanke anunció el tapering evidencia más bien lo contrario.
En todo casom, el balance de la FED se encamina ya hacia los cuatro billones (trillions) de dólares y en algún momento estará el límite. Un límite que a nuestro juicio vendrá más por la reacción negativa de los agentes económicos cuando la liquidez realmente ya desborde el vaso, que por una retirada voluntaria de la FED. En nuestra opinión los Bancos Centrales ni quieren, ni pueden, ni van a retirar sus programas de expansión de la base monetaria. Solo lo harán cuando la reacción de los agentes económicos les obligue.
En este escenario no se puede ir contra los mercados ni contra los Bancos Centrales (don´t fight the FED) pero a la vez la sensación de seguir en la pista de baile al son de la música de los Bancos Centrales empieza a ser cada vez más incómoda, incluso para los alcistas convencidos.
La clave del 2014 va a estar en que de verdad haya "delivery", en que haya de verdad crecimiento de la economía. Y en este sentido el informe de la OCDE conocido la pasada semana no es muy optimista, al señalar riesgos de menor crecimiento económico global, muy influidos por el debate norteamericano sobre el techo de deuda que se reabrirá en febrero y por la, a juicio de la OCDE, necesaria finalización de la expansión monetaria cuantitativa (QE).
A corto plazo la apuesta más segura es pensar que las cosas van a seguir más o menos igual, y que el fin de año será tranquilo. La inercia alcista es muy grande, y pase lo que pase, lo normal es que de momento la lectura sea positiva.