Tal y como anticipábamos al finalizar nuestro anterior comentario, la turbulencia provocada por el "no" griego a Europa ha durado poco y, a lo largo de la semana, hemos visto no solo una estabilización de las Bolsas europeas, como preveíamos, sino, además, un recuperado clima de euforia. Esto, unido a la estabilización de la Bolsa de Shanghai, o de lo poco que queda de ella, tras las medidas extraordinarias de las autoridades chinas, ha devuelto la sensación de "business as usual" a los inversores, que empezaban a estar muy alarmados por la posibilidad de un cambio en el escenario "feliz y complaciente" que los Bancos Centrales han diseñado para los mercados financieros.
En efecto, el espectacular giro hacia arriba de las Bolsas europeas y americanas en las sesiones del jueves y del viernes ha tenido dos causas inmediatas. La primera es que la Bolsa de Shanghai respondió en la sesión del jueves a las medidas tomadas por la CSRC (China Securities Regulatory Commission) para frenar el desplome, y lo hizo con una subida superior al 6%, la mayor subida diaria de los últimos seis años. La segunda es que el Gobierno griego presentó el jueves una petición de un tercer rescate por importe de cincuenta y tres mil millones de euros, aceptando bastantes de las condiciones que le había puesto la antes llamada "troika".
Es dudoso, una vez más, que haya algo que celebrar en estas dos noticias.
Las subidas del Shanghai Composite del jueves y viernes, tras estrepitosas caídas en las tres primeras sesiones de la semana, se producen tras haber sido suspendidos de negociación casi mil quinientos valores cotizados en esa Bolsa, que representan más de la mitad del volumen, y después de haber prohibido vender a los accionistas que tengan más de un 5% del capital de un valor. Estas intervenciones del mercado deberían hacer huir a cualquier inversor serio de ese mercado, en condiciones normales. No se entiende bien por qué el Gobierno chino tiene que salir al "rescate" de las Bolsas con esta batería de medidas sin precedentes, tan solo por una caída del 40% que simplemente había corregido la exagerada y artificial subida de mayo y junio. No se entiende y más que confianza en el futuro, debería generar lo contrario.
En cuanto a la oferta del Gobierno griego, es dudoso que realmente ataque los problemas de fondo de Grecia y de la zona euro. Si los mecanismos de "governance" de la zona siguen intactos, de nada servirá el acuerdo, ya que no hay ninguna capacidad de implementación y, además, no se ataca el tema esencial, que es dotar a Grecia de una Administración moderna y eficaz tanto a nivel fiscal como a nivel administrativo en general. Sin esa modernización Grecia seguirá siendo un Estado "fallido" y los restantes miembros de la zona euro seguirán pagando sus deudas, las actuales y las futuras. Como decía en una entrevista este fin de semana Romano Prodi, el acuerdo sobre el tercer rescate de Grecia no será el final sino el inicio de un nuevo periodo de problemas, que estallarán en el futuro. Poco hay que celebrar, por tanto, en una nueva "patada hacia adelante".
El giro alcista vino como anillo al dedo al S&P, cuya situación técnica es muy delicada, ya que esta pasada semana ha llegado a traspasar, a la baja, la media de 200 sesiones, amenazando con caídas mayores. Tras el rebote del viernes, el S&P ha salvado de momento la amenaza, pero sigue en esa peligrosa zona de congestión en torno a la media de las últimas 200 sesiones, y sigue en la duda de si puede o no romper a la baja. Es obvio que una ruptura a la baja arrastraría a las demás Bolsas y por eso es importante, aparte de mirar a Grecia y mirar a Shanghai, seguir lo que pasa en EE.UU. y en general en el mundo.
Hay algunos datos que debemos seguir. El primero es el precio del petróleo, que se ha desplomado de nuevo, aunque al final de la semana recuperó, y el de otras materias primas, como el cobre, que también muestran debilidad. ¿Estamos ante un aviso de menor crecimiento económico global, provocado en gran parte por la situación de China? Ese es el gran problema, el gran "monstruo" que nos amenaza y que sigue pesando como una losa que pone enormes obstáculos a un despegue alcista de las Bolsas globales. Como decíamos la semana pasada Grecia y China tienen un problema en común, el exceso de deuda, un exceso de deuda que a juicio del Banco de Basilea (BIS) pone techo y pone freno al crecimiento global.
El problema en definitiva no es Grecia y no es China, el problema sigue siendo el crecimiento global, y sus conexiones con la excesiva deuda global. En este sentido, el FMI acaba de recortar su estimación de crecimiento para este año 2015 (global growth outlook) que a juicio del Fondo será el de menor crecimiento desde la crisis. El Fondo plantea un pobre crecimiento de las economías avanzadas y de China, lastradas por el peso de su deuda, que no disminuye, y una desaceleración de los emergentes por la caída de materias primas, dada la menor demanda de China.
Tiene por ello especial interés la comparecencia de esta semana de Janet Yellen para dar su informe semi anual ante el Congreso y el Senado americanos. Las actas de la última reunión de la Fed, que se publicaron el pasado miércoles, denotan que la Reserva Federal está preocupada por Grecia y por China, luego será importante saber si a Yellen le "tranquiliza" o no el giro al alza de Shanghai y la solución dada a Grecia.
También tienen importancia los resultados empresariales que se van a ir conociendo, ya que tras el aperitivo un tanto mixto de los resultados trimestrales de Alcoa, esta semana tenemos nombres como Johnson & Johnson, JP Morgan, Google, General Electric, Intel, Citigroup y Goldman Sachs, entre otros, publicando sus cifras, que siempre son un reflejo de cómo va el crecimiento y de cómo lo van gestionando las grandes empresas globales.
Tras una semana en la que las Bolsas europeas han subido en torno al 2% o más, impulsadas por un eventual acuerdo con Grecia, en la que las americanas se han quedado más o menos igual y en la que el Nikkei, contagiado por la Bolsa china, cerró por debajo de los veinte mil puntos, lo normal es que las Bolsas que acabaron la semana pasada "celebrando" la nueva patada hacia adelante en Grecia y en Shanghai, vayan enfriando los ánimos, por lo que, al revés de lo que pensábamos la semana pasada, creemos que la celebración irá perdiendo fuerza a medida que pasen los días y se vea cuáles son los verdaderos problemas. Más aun con las exigencias de los líderes europeos a Grecia ayer en Bruselas.
D.Juan Carlos Ureta Domingo
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