Esta mayor conciencia se plasma en medidas concretas. Por ejemplo, el Plan de Inversiones para una Europa Sostenible (2021-27), que supondrá un desembolso en inversión sostenible de, al menos, 1 billón de euros entre entidades supranacionales públicas y otras privadas. Existen, además, otros compromisos concretos, como el de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, aprobada por los dirigentes mundiales en 2015, que constituye el marco para el desarrollo sostenible a nivel mundial y establece 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
A nivel empresarial también se observa, cada vez más, esta transición hacia la sostenibilidad. Muchas compañías realizan memorias de sostenibilidad y tratan de integrar los criterios ESG en la toma de decisiones empresariales (cuidado del medioambiente, medidas sociales y de buena gobernanza). Esta decisión de integración de criterios de sostenibilidad no sólo no resulta un perjuicio para la cuenta de resultados de estas empresas, sino que además se suelen comportar mejor en momentos de elevada incertidumbre y volatilidad en los mercados. No se trata de evitar el riesgo de reputación por malas prácticas, sino de realizar de verdad un aporte a la sociedad.
En el ámbito de la inversión se observa el mismo interés por la sostenibilidad que en el ámbito empresarial o institucional. Según Spainsif, en su informe 2020, los fondos ISR internacionales se han más que cuadruplicado en la última década, pasando a ser más de 300 fondos y siendo el cliente minorista casi un 20% del total de toda la inversión. En cuanto al volumen de los activos gestionados con criterios de integración ESG, ha pasado de 9 mil millones de euros en 2018, a más de 63 mil millones en 2019. Además, según este mismo informe, se incrementa el número de personas dedicadas a tiempo completo al análisis ESG en las compañías.
Los fondos con políticas de inversión con criterios de ESG integradas han obtenido rendimientos mejores en los momentos de volatilidad del primer trimestre 2020. En parte, por una gestión más prudente y meditada en este tipo de compañías, que buscan la aplicación de buen gobierno y estrategias en sintonía con mayor número de grupos de interés (stakeholders).
El correcto uso de los medios que las empresas tienen a su alcance, deriva en mejores y más consistentes resultados en momentos de incertidumbre. La información no financiera de las compañías seguirá tomando cada vez más protagonismo en el análisis y selección de valores.
Carlos Arenas Laorga
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