Las Bolsas han discurrido plácidamente a lo largo de una semana que empezó el lunes con un mal dato de PIB en Japón, y que continuó el martes con el anuncio de que el PIB de la eurozona en su conjunto ha caído un 0,2% en el segundo trimestre del año, con crecimiento cero en Francia, caídas del PIB en Italia y España y afortunadamente una subida compensatoria del 0,3% en Alemania.
Sin embargo la lectura de la semana no es lineal para todas las Bolsas. El Ibex 35, con su subida semanal del 7,3% ha sido la Bolsa líder entre las mundiales, y el Nikkei, pese a la decepción ya comentada de su PIB, también ha tenido una importante subida semanal superior al 3%, pero las subidas de las restantes Bolsas han sido mucho más discretas. El Dax y el Cac se han conformado con alzas del entorno del 1,5%, el S&P y el Dow subieron menos del 1% en la semana y la Bolsa de Shanghai tuvo pérdidas semanales importantes.
Si analizamos las razones del buen comportamiento de las Bolsas en agosto, y en particular del espectacular repunte del Ibex 35, vemos las siguientes:
a) Los tipos de interés de los activos "seguros" como el Bund alemán o el T bond americano, habían bajado a fines de julio a niveles que no generaban ningún atractivo para los inversores, por lo que éstos se han movido hacia activos de riesgo
b) Los resultados empresariales del segundo trimestre han sido buenos en general
c) Los datos económicos de Estados Unidos han sido bastante buenos sobre todo el informe de empelo de julio, los ISM y, la última semana, las ventas minoristas de julio
d) Finalmente, los Bancos Centrales y sobre todo Draghi con su ya famosa aunque inconcreta promesa ("whatever it takes...") han generado expectativas muy fuertes de que habrá nuevas ayudas monetarias a partir de septiembre.
Todo esto en un entorno de bajos volúmenes de contratación y partiendo de niveles muy bajos a fin de julio, como era sobre todo el caso de nuestro Ibex 35, que había llegado a los 6.000 puntos, está causando el repunte de agosto, en parte también amplificado por las salidas de las posiciones cortas.
Ahora bien, podríamos sin dificultad plantear el caso contrario, el caso "negativo", basándonos en los siguientes argumentos:
a) Los datos de crecimiento han sido muy flojos tanto en USA como en la zona euro e incluso en China, India o Brasil, país este último en el que la presidenta Dilma Roussef ha tenido que anunciar un plan de estímulo fiscal
b) Los problemas estructurales de la zona euro y de algunas de sus economías como la española o la italiana siguen ahí
c) La economía USA se enfrenta al siempre complicado periodo electoral
d) Los Bancos Centrales están bloqueados ya que intuyen que las inyecciones monetarias tienen sus límites y no desean llevar el deterioro de sus balances a niveles potencialmente peligrosos.
Con unas Bolsas que en algunos casos, como el del índice líder mundial, el S&P 500, acumulan alzas importantes en el año y están en la parte alta de la banda en la que se han movido en los últimos años, los inversores se enfrentan al dilema de invertir tras esta subida de agosto asumiendo riesgos relevantes o bien de esperar y perderse una posible pata adicional de subida.
La intuición dice que los temas de fondo de la crisis siguen ahí presentes y que los desajustes estructurales no se han corregido. Las manifestaciones políticas son confusas, y esta misma semana hemos visto como relevantes políticos de Finlandia y Austria han planteado abiertamente una posible ruptura del euro a la vez que Merkel respaldaba la promesa de Draghi de mantener el euro pase lo que pase y haya que hacer lo que haya que hacer. Promesas sobre cuya fiabilidad tenemos ya alguna experiencia previa.
Con el futuro del S&P en 1.415 puntos y una semana por delante muy anodina en lo que a noticias se refiere (apenas tendremos las actas de la FED y algún resultado empresarial importante como el de Hewlett Packard o Dell) preferimos seguir con la prudencia como consejera y trabajar sobre todo con opciones, ya sean de venta (put) o de compra (call) que nos puedan permitir limitar los riesgos.